Queridos amigos, ya somos hijos de Dios, pero él todavía no nos ha mostrado lo que seremos cuando Cristo venga; pero si sabemos que seremos como él, porque lo veremos tal como él es. (1 Juan 3:2-3)

 

Para mí lo más significativo de este pasaje es la afirmación: “todavía no”; es importante porque, por un lado, apunta hacia un destino claro y definido, ser como Jesús, algo que ya desarrollé en la entrada anterior.  Por otro, nos indica que somos personas que estamos en ese proceso, que todavía no se ha completado, no se ha realizado en su totalidad y, como tantas otras cosas, tendrán su culminación en la eternidad.

 

Esto nos enseña que el proceso de seguir a Jesús es un proceso de redención y restauración en el cual el Maestro va sanando las heridas que el pecado ha causado en nosotros a lo largo de nuestra biografía, sea esta largo o corta. Y conforme esas heridas van sanando la imagen de Jesús se va haciendo más y más evidente en nosotros porque, como ya ha sido mencionado, nos vamos convirtiendo cada vez más en seres totalmente humanos, lo que nunca hubiéramos tenido que dejar de ser.

 

¿En qué medias eres más y más semejante a Jesús?

 


 


Queridos amigos, ya somos hijos de Dios, pero él todavía no nos ha mostrado lo que seremos cuando Cristo venga; pero si sabemos que seremos como él, porque lo veremos tal como él es. (1 Juan 3:2-3)

 

Para mí lo más significativo de este pasaje es la afirmación: “todavía no”; es importante porque, por un lado, apunta hacia un destino claro y definido, ser como Jesús, algo que ya desarrollé en la entrada anterior.  Por otro, nos indica que somos personas que estamos en ese proceso, que todavía no se ha completado, no se ha realizado en su totalidad y, como tantas otras cosas, tendrán su culminación en la eternidad.

 

Esto nos enseña que el proceso de seguir a Jesús es un proceso de redención y restauración en el cual el Maestro va sanando las heridas que el pecado ha causado en nosotros a lo largo de nuestra biografía, sea esta largo o corta. Y conforme esas heridas van sanando la imagen de Jesús se va haciendo más y más evidente en nosotros porque, como ya ha sido mencionado, nos vamos convirtiendo cada vez más en seres totalmente humanos, lo que nunca hubiéramos tenido que dejar de ser.

 

¿En qué medias eres más y más semejante a Jesús?

 


 


Queridos amigos, ya somos hijos de Dios, pero él todavía no nos ha mostrado lo que seremos cuando Cristo venga; pero si sabemos que seremos como él, porque lo veremos tal como él es. (1 Juan 3:2-3)

 

Para mí lo más significativo de este pasaje es la afirmación: “todavía no”; es importante porque, por un lado, apunta hacia un destino claro y definido, ser como Jesús, algo que ya desarrollé en la entrada anterior.  Por otro, nos indica que somos personas que estamos en ese proceso, que todavía no se ha completado, no se ha realizado en su totalidad y, como tantas otras cosas, tendrán su culminación en la eternidad.

 

Esto nos enseña que el proceso de seguir a Jesús es un proceso de redención y restauración en el cual el Maestro va sanando las heridas que el pecado ha causado en nosotros a lo largo de nuestra biografía, sea esta largo o corta. Y conforme esas heridas van sanando la imagen de Jesús se va haciendo más y más evidente en nosotros porque, como ya ha sido mencionado, nos vamos convirtiendo cada vez más en seres totalmente humanos, lo que nunca hubiéramos tenido que dejar de ser.

 

¿En qué medias eres más y más semejante a Jesús?