Respuesta amable aplaca la ira, palabra hiriente enciende la cólera. (Proverbios 15:1)

Todos somos conscientes de lo complejas que son las relaciones interpersonales. La inteligencia emocional nos enseña que si nosotros no entendemos nuestra propia complejidad emocional, dificilmente estaremos en condiciones de entender la de los otros. El escritor de Proverbios nos indica que la modulación de cómo reaccionamos ante otros puede, a su vez, modular la respuesta de nuestro interlocutor. Podemos con nuestras palabras aplacar o, por el contrario, alimentar la espiral de violencia verbal que, aveces, termina en violencia física. Sin duda no es nada difícil oír en este versículo ecos de lo que enseña Santiago en su carta. 

 


Respuesta amable aplaca la ira, palabra hiriente enciende la cólera. (Proverbios 15:1)

Todos somos conscientes de lo complejas que son las relaciones interpersonales. La inteligencia emocional nos enseña que si nosotros no entendemos nuestra propia complejidad emocional, dificilmente estaremos en condiciones de entender la de los otros. El escritor de Proverbios nos indica que la modulación de cómo reaccionamos ante otros puede, a su vez, modular la respuesta de nuestro interlocutor. Podemos con nuestras palabras aplacar o, por el contrario, alimentar la espiral de violencia verbal que, aveces, termina en violencia física. Sin duda no es nada difícil oír en este versículo ecos de lo que enseña Santiago en su carta. 

 


Respuesta amable aplaca la ira, palabra hiriente enciende la cólera. (Proverbios 15:1)

Todos somos conscientes de lo complejas que son las relaciones interpersonales. La inteligencia emocional nos enseña que si nosotros no entendemos nuestra propia complejidad emocional, dificilmente estaremos en condiciones de entender la de los otros. El escritor de Proverbios nos indica que la modulación de cómo reaccionamos ante otros puede, a su vez, modular la respuesta de nuestro interlocutor. Podemos con nuestras palabras aplacar o, por el contrario, alimentar la espiral de violencia verbal que, aveces, termina en violencia física. Sin duda no es nada difícil oír en este versículo ecos de lo que enseña Santiago en su carta.