En una palabra, cada uno de nosotros habrá de rendir cuentas a Dios de sí mismo. (Romanos 14:12)


Pablo indica que todos y cada uno de nosotros, sin excepción, tendremos que rendir cuentas de nosotros mismos delante del tribunal de Cristo. No se nos pedirá cuentas acerca de lo que aquel o el otro ha hecho o dejado de hacer, no es este el planteamiento, es una evaluación personal, sobre nuestra propia vida y en la cual los otros no podrán, en ningún caso, servir de coartada y justificación. Siendo así las cosas, y siempre en el contexto de tolerar a aquellos que piensan de forma diferente a nosotros en lo que la Escritura denomina "cuestiones opinables" ¿Qué sentido tiene el estar poniéndoles a las personas los puntos sobre las íes en todo momento? ¿No deberíamos invertir mejor nuestro tiempo en vez de erigirnos en juez de la vida y conducta de otros?

Personalmente tengo mis propia dificultades para mantener mi vida alineada con la voluntad y los propósitos de Jesús para la misma. Considero que ya es bastante trabajo tener cuidado de mi propio proyecto personal y asegurarme que honro y agrado al Señor, como para dedicarle tiempo y atención a otros con la intención de evaluarlos, juzgarlos y entrar en debates sobre la corrección o incorrección de su forma de vivir y de plantear su seguimiento de Jesús. Si tuviera que ocuparme de ellos sería, para como indica el autor de Hebreos, estimularlos al amor y a la práctica del bien. 

Entiendo que para mí, sobre todo entendiendo que deberé dar cuentas de forma personal e individual al Señor sobre mi vida, es más importante, útil y provechoso asegurarme de mi propio seguimiento de Jesús y reflexionar y evaluarlo de forma continuada, que estar distraído haciendo lo mismo con la vida de otros.


¿Dónde se va tu tiempo, en cuidar tu propia vida o juzgar la de otros?




En una palabra, cada uno de nosotros habrá de rendir cuentas a Dios de sí mismo. (Romanos 14:12)


Pablo indica que todos y cada uno de nosotros, sin excepción, tendremos que rendir cuentas de nosotros mismos delante del tribunal de Cristo. No se nos pedirá cuentas acerca de lo que aquel o el otro ha hecho o dejado de hacer, no es este el planteamiento, es una evaluación personal, sobre nuestra propia vida y en la cual los otros no podrán, en ningún caso, servir de coartada y justificación. Siendo así las cosas, y siempre en el contexto de tolerar a aquellos que piensan de forma diferente a nosotros en lo que la Escritura denomina "cuestiones opinables" ¿Qué sentido tiene el estar poniéndoles a las personas los puntos sobre las íes en todo momento? ¿No deberíamos invertir mejor nuestro tiempo en vez de erigirnos en juez de la vida y conducta de otros?

Personalmente tengo mis propia dificultades para mantener mi vida alineada con la voluntad y los propósitos de Jesús para la misma. Considero que ya es bastante trabajo tener cuidado de mi propio proyecto personal y asegurarme que honro y agrado al Señor, como para dedicarle tiempo y atención a otros con la intención de evaluarlos, juzgarlos y entrar en debates sobre la corrección o incorrección de su forma de vivir y de plantear su seguimiento de Jesús. Si tuviera que ocuparme de ellos sería, para como indica el autor de Hebreos, estimularlos al amor y a la práctica del bien. 

Entiendo que para mí, sobre todo entendiendo que deberé dar cuentas de forma personal e individual al Señor sobre mi vida, es más importante, útil y provechoso asegurarme de mi propio seguimiento de Jesús y reflexionar y evaluarlo de forma continuada, que estar distraído haciendo lo mismo con la vida de otros.


¿Dónde se va tu tiempo, en cuidar tu propia vida o juzgar la de otros?




En una palabra, cada uno de nosotros habrá de rendir cuentas a Dios de sí mismo. (Romanos 14:12)


Pablo indica que todos y cada uno de nosotros, sin excepción, tendremos que rendir cuentas de nosotros mismos delante del tribunal de Cristo. No se nos pedirá cuentas acerca de lo que aquel o el otro ha hecho o dejado de hacer, no es este el planteamiento, es una evaluación personal, sobre nuestra propia vida y en la cual los otros no podrán, en ningún caso, servir de coartada y justificación. Siendo así las cosas, y siempre en el contexto de tolerar a aquellos que piensan de forma diferente a nosotros en lo que la Escritura denomina "cuestiones opinables" ¿Qué sentido tiene el estar poniéndoles a las personas los puntos sobre las íes en todo momento? ¿No deberíamos invertir mejor nuestro tiempo en vez de erigirnos en juez de la vida y conducta de otros?

Personalmente tengo mis propia dificultades para mantener mi vida alineada con la voluntad y los propósitos de Jesús para la misma. Considero que ya es bastante trabajo tener cuidado de mi propio proyecto personal y asegurarme que honro y agrado al Señor, como para dedicarle tiempo y atención a otros con la intención de evaluarlos, juzgarlos y entrar en debates sobre la corrección o incorrección de su forma de vivir y de plantear su seguimiento de Jesús. Si tuviera que ocuparme de ellos sería, para como indica el autor de Hebreos, estimularlos al amor y a la práctica del bien. 

Entiendo que para mí, sobre todo entendiendo que deberé dar cuentas de forma personal e individual al Señor sobre mi vida, es más importante, útil y provechoso asegurarme de mi propio seguimiento de Jesús y reflexionar y evaluarlo de forma continuada, que estar distraído haciendo lo mismo con la vida de otros.


¿Dónde se va tu tiempo, en cuidar tu propia vida o juzgar la de otros?