Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados. (Isaías 43:25)


Borrar y olvidar, esa es la promesa del Señor. Borrón y cuenta nueva diríamos en el lenguaje popular. Un nuevo año, 2022, comienza y con él la posibilidad de hacer un reseteo, un reinicio y comenzar de nuevo. Sin antecedentes, sin historial, sin cargas del pasado, sin la necesidad de tener que vivir de la memoria porque todo lo que sucedió el año pasado, una vez reconocido y confesado es perdonado. 

La libertad de todo un año por delante para permitir que Dios trabaje en nuestras vidas para poder ser, un poco más, la mejor versión posible de nosotros mismos. Una versión que, sin duda, pasa por permitir más del carácter de Jesús asomando por nuestros poros.

También para permitir que el Padre nos use para hacer una contribución al Reino, contribución que, sin ninguna duda, ha de pasar por ser de bendición e influencia para todos los que nos rodean y con los que interactuamos; comenzando con nuestro círculo más cercano, la familia y, como la piedra que genera ondas al caer en un estanque, al resto de nuestros círculos de influencia, amigos, compañeros de trabajo o estudios, desconocidos, etc. 


Resetea, no importa cómo haya sido el 2021, comienza de nuevo en el 2022 con la promesa y la presencia del Maestro.

 



Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados. (Isaías 43:25)


Borrar y olvidar, esa es la promesa del Señor. Borrón y cuenta nueva diríamos en el lenguaje popular. Un nuevo año, 2022, comienza y con él la posibilidad de hacer un reseteo, un reinicio y comenzar de nuevo. Sin antecedentes, sin historial, sin cargas del pasado, sin la necesidad de tener que vivir de la memoria porque todo lo que sucedió el año pasado, una vez reconocido y confesado es perdonado. 

La libertad de todo un año por delante para permitir que Dios trabaje en nuestras vidas para poder ser, un poco más, la mejor versión posible de nosotros mismos. Una versión que, sin duda, pasa por permitir más del carácter de Jesús asomando por nuestros poros.

También para permitir que el Padre nos use para hacer una contribución al Reino, contribución que, sin ninguna duda, ha de pasar por ser de bendición e influencia para todos los que nos rodean y con los que interactuamos; comenzando con nuestro círculo más cercano, la familia y, como la piedra que genera ondas al caer en un estanque, al resto de nuestros círculos de influencia, amigos, compañeros de trabajo o estudios, desconocidos, etc. 


Resetea, no importa cómo haya sido el 2021, comienza de nuevo en el 2022 con la promesa y la presencia del Maestro.

 



Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados. (Isaías 43:25)


Borrar y olvidar, esa es la promesa del Señor. Borrón y cuenta nueva diríamos en el lenguaje popular. Un nuevo año, 2022, comienza y con él la posibilidad de hacer un reseteo, un reinicio y comenzar de nuevo. Sin antecedentes, sin historial, sin cargas del pasado, sin la necesidad de tener que vivir de la memoria porque todo lo que sucedió el año pasado, una vez reconocido y confesado es perdonado. 

La libertad de todo un año por delante para permitir que Dios trabaje en nuestras vidas para poder ser, un poco más, la mejor versión posible de nosotros mismos. Una versión que, sin duda, pasa por permitir más del carácter de Jesús asomando por nuestros poros.

También para permitir que el Padre nos use para hacer una contribución al Reino, contribución que, sin ninguna duda, ha de pasar por ser de bendición e influencia para todos los que nos rodean y con los que interactuamos; comenzando con nuestro círculo más cercano, la familia y, como la piedra que genera ondas al caer en un estanque, al resto de nuestros círculos de influencia, amigos, compañeros de trabajo o estudios, desconocidos, etc. 


Resetea, no importa cómo haya sido el 2021, comienza de nuevo en el 2022 con la promesa y la presencia del Maestro.