...pero no se vuelven al Señor su Dios, ni lo buscan a pesar de todo esto. (Oseas 7:10)

Israel y Judá tenían un serio problema. La estructura religiosa, al menos en Judá, estaba intacta, el templo y los sacrificios en funcionamiento, sin embargo, había un problema profundo, el corazón de las personas estaba alejado del Señor aunque sus rutinas siguieran las prácticas religiosas. Precisamente, en esto consistía la labor de los profetas, zarandear el complaciente estatus quo del pueblo y enfrentarlos con la realidad de que sus vidas no eran lo que deberían ser.

A pesar de todas las situaciones sociales, económicas y políticas que vivían ambas naciones y las personales que experimentaban sus habitantes, el Señor denuncia que no se volvían hacia Él ni lo buscaban. Antes al contrario, buscaban soluciones al margen de Dios, intentaban encontrar las respuestas nacionales y personales sin tener en cuenta a su Señor. El problema radicaba en el corazón que se había ido endureciendo, haciendo más y más refractario a la voz y la influencia de Dios.

Dice el Nuevo Testamento que todas estas cosas se escribieron como advertencia para nosotros, a fin de que pudiéramos evitar caer en las mismas trampas que el pueblo escogido cayó. Veo pues que este pasaje es una llamada de atención contra dos cosas, primero, la autocomplacencia de pensarnos que nuestra religiosidad hace que todo esté bien con Dios y no miremos el estado de nuestro corazón. Segundo, que cuando vivamos y experimentemos situaciones que pueden ser usadas por Dios para volvernos hacia Él, en vez de arrepentirnos y cambiar la orientación de nuestras vidas busquemos la alternativa y la solución al margen del Señor. 


¿Qué te dice Dios a tu vida por medio de este pasaje?