Éste es el día que el Señor ha hecho; y en él nos alegraremos y regocijaremos. (Salmo 118:24)


No puedo recordar desde cuándo comienzo el día repitiendo las palabras del salmo. Hoy, sin embargo, mirando por la ventana, con mi Biblia y mi taza de café han tenido un sentido totalmente diferente. He tenido plena conciencia de lo que significa disfrutar de un día más de vida que proviene del Señor y la gratitud que eso genera. Porque necesitamos realidades como el coronavirus para tomar conciencia de que la vida es un don de Dios y no podemos darla por sentado. Cada día es un regalo y en gratitud tenemos la obligación de vivirlo con gozo, alegría, responsabilidad y tratando de ser de bendición para nuestro entorno. 

Nos gozamos en este día no porque carezcamos de problemas, retos, miedos e incertezas, sino a pesar de los mismos. Nos gozamos por todo lo que somos y tenemos en el Señor, identidad, dignidad, vida eterna. Nos gozamos por la realidad de su presencia en nuestras vidas y su promesa de estar con nosotros siempre hasta el fin. Nos gozamos en el día de hoy porque, seamos honestos y sinceros, no sabemos cuántos días más podremos gozarnos. Pero ciertamente, el día de hoy, que nadie nos impida el gozo de estar y caminar con Jesús.

¿Qué te impide gozarte y alegrarte en el día de hoy?


Éste es el día que el Señor ha hecho; y en él nos alegraremos y regocijaremos. (Salmo 118:24)


No puedo recordar desde cuándo comienzo el día repitiendo las palabras del salmo. Hoy, sin embargo, mirando por la ventana, con mi Biblia y mi taza de café han tenido un sentido totalmente diferente. He tenido plena conciencia de lo que significa disfrutar de un día más de vida que proviene del Señor y la gratitud que eso genera. Porque necesitamos realidades como el coronavirus para tomar conciencia de que la vida es un don de Dios y no podemos darla por sentado. Cada día es un regalo y en gratitud tenemos la obligación de vivirlo con gozo, alegría, responsabilidad y tratando de ser de bendición para nuestro entorno. 

Nos gozamos en este día no porque carezcamos de problemas, retos, miedos e incertezas, sino a pesar de los mismos. Nos gozamos por todo lo que somos y tenemos en el Señor, identidad, dignidad, vida eterna. Nos gozamos por la realidad de su presencia en nuestras vidas y su promesa de estar con nosotros siempre hasta el fin. Nos gozamos en el día de hoy porque, seamos honestos y sinceros, no sabemos cuántos días más podremos gozarnos. Pero ciertamente, el día de hoy, que nadie nos impida el gozo de estar y caminar con Jesús.

¿Qué te impide gozarte y alegrarte en el día de hoy?


Éste es el día que el Señor ha hecho; y en él nos alegraremos y regocijaremos. (Salmo 118:24)


No puedo recordar desde cuándo comienzo el día repitiendo las palabras del salmo. Hoy, sin embargo, mirando por la ventana, con mi Biblia y mi taza de café han tenido un sentido totalmente diferente. He tenido plena conciencia de lo que significa disfrutar de un día más de vida que proviene del Señor y la gratitud que eso genera. Porque necesitamos realidades como el coronavirus para tomar conciencia de que la vida es un don de Dios y no podemos darla por sentado. Cada día es un regalo y en gratitud tenemos la obligación de vivirlo con gozo, alegría, responsabilidad y tratando de ser de bendición para nuestro entorno. 

Nos gozamos en este día no porque carezcamos de problemas, retos, miedos e incertezas, sino a pesar de los mismos. Nos gozamos por todo lo que somos y tenemos en el Señor, identidad, dignidad, vida eterna. Nos gozamos por la realidad de su presencia en nuestras vidas y su promesa de estar con nosotros siempre hasta el fin. Nos gozamos en el día de hoy porque, seamos honestos y sinceros, no sabemos cuántos días más podremos gozarnos. Pero ciertamente, el día de hoy, que nadie nos impida el gozo de estar y caminar con Jesús.

¿Qué te impide gozarte y alegrarte en el día de hoy?