Por aquel tiempo enfermó gravemente Ezequías. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a visitarlo y le dijo: — Así dice el Señor: Pon en orden tus asuntos, pues vas a morir; no te curarás. (Isaías 38:1)


No es mi intención ser catastrófico ni meterle el miedo en el cuerpo a nadie. Pero tampoco podemos obviar que somos mortales y, al menos los seguidores de Jesús, no debemos vivir haciendo de la muerte un tabú, algo de lo que no se puede ni se debe hablar. El rey Ezequías tuvo el privilegio de que por medio del profeta Isaías, Dios le anunciara que iba a morir y que, por lo tanto, era importante que pusiera en orden todos sus asuntos importantes.

Creo que el coronavirus nos está brindando la misma oportunidad. Es una llamada de atención sobre nuestra fragilidad y vulnerabilidad. Puede que a causa de esta pandemia nos vayamos con el Señor, o puede que no, ninguno está a salvo y ninguno lo sabe. Sin embargo, todos hemos de reflexionar acerca de nuestra vida y qué asuntos deben ser puestos en orden. Es una llamada de atención del Señor al respecto. ¿Hay conflictos que debemos resolver? ¿Relaciones rotas que debemos reparar? ¿Hay cosas que debemos de dejar de decir si hemos de marcharnos? ¿Existen realidades que debemos presentar ante Dios? En fin, cada vida es única y singular y cada lector sabrá qué cosas debe arreglar consigo con Dios, consigo mismo y con otros. Ora pidiéndole al Espíritu de Dios discernimiento en este sentido.

¿Qué asuntos hay en tu vida en los que debes poner orden?


Por aquel tiempo enfermó gravemente Ezequías. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a visitarlo y le dijo: — Así dice el Señor: Pon en orden tus asuntos, pues vas a morir; no te curarás. (Isaías 38:1)


No es mi intención ser catastrófico ni meterle el miedo en el cuerpo a nadie. Pero tampoco podemos obviar que somos mortales y, al menos los seguidores de Jesús, no debemos vivir haciendo de la muerte un tabú, algo de lo que no se puede ni se debe hablar. El rey Ezequías tuvo el privilegio de que por medio del profeta Isaías, Dios le anunciara que iba a morir y que, por lo tanto, era importante que pusiera en orden todos sus asuntos importantes.

Creo que el coronavirus nos está brindando la misma oportunidad. Es una llamada de atención sobre nuestra fragilidad y vulnerabilidad. Puede que a causa de esta pandemia nos vayamos con el Señor, o puede que no, ninguno está a salvo y ninguno lo sabe. Sin embargo, todos hemos de reflexionar acerca de nuestra vida y qué asuntos deben ser puestos en orden. Es una llamada de atención del Señor al respecto. ¿Hay conflictos que debemos resolver? ¿Relaciones rotas que debemos reparar? ¿Hay cosas que debemos de dejar de decir si hemos de marcharnos? ¿Existen realidades que debemos presentar ante Dios? En fin, cada vida es única y singular y cada lector sabrá qué cosas debe arreglar consigo con Dios, consigo mismo y con otros. Ora pidiéndole al Espíritu de Dios discernimiento en este sentido.

¿Qué asuntos hay en tu vida en los que debes poner orden?


Por aquel tiempo enfermó gravemente Ezequías. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a visitarlo y le dijo: — Así dice el Señor: Pon en orden tus asuntos, pues vas a morir; no te curarás. (Isaías 38:1)


No es mi intención ser catastrófico ni meterle el miedo en el cuerpo a nadie. Pero tampoco podemos obviar que somos mortales y, al menos los seguidores de Jesús, no debemos vivir haciendo de la muerte un tabú, algo de lo que no se puede ni se debe hablar. El rey Ezequías tuvo el privilegio de que por medio del profeta Isaías, Dios le anunciara que iba a morir y que, por lo tanto, era importante que pusiera en orden todos sus asuntos importantes.

Creo que el coronavirus nos está brindando la misma oportunidad. Es una llamada de atención sobre nuestra fragilidad y vulnerabilidad. Puede que a causa de esta pandemia nos vayamos con el Señor, o puede que no, ninguno está a salvo y ninguno lo sabe. Sin embargo, todos hemos de reflexionar acerca de nuestra vida y qué asuntos deben ser puestos en orden. Es una llamada de atención del Señor al respecto. ¿Hay conflictos que debemos resolver? ¿Relaciones rotas que debemos reparar? ¿Hay cosas que debemos de dejar de decir si hemos de marcharnos? ¿Existen realidades que debemos presentar ante Dios? En fin, cada vida es única y singular y cada lector sabrá qué cosas debe arreglar consigo con Dios, consigo mismo y con otros. Ora pidiéndole al Espíritu de Dios discernimiento en este sentido.

¿Qué asuntos hay en tu vida en los que debes poner orden?