Eran pescadores y estaban echando la red en el lago. (Marcos 1:16)

¿Por qué damos hoy en día tanta importancia a la preparación teológica, a los años de seminario, a los títulos ministeriales? ¡Qué alejado está de la forma en que Jesús actuó! Antes de continuar con este comentario me parece necesario indicar que tengo mis estudios universitarios, una maestría en educación, otra en teología conseguida en el mayor seminario del mundo, en los Estados Unidos, soy pastor y doy clases en tres universidades diferentes, dos en España y una en América Latina. Sin embargo, y como diría el apóstol Pablo, nada de eso me produce orgullo ni considero que me haga más digno para el ministerio. Jesús nunca escoge a las personas por lo que son, más bien lo hace a pesar de lo que son.

Jesús no escogió, como discípulos primero y apóstoles después, a gente de la élite religiosa de la época; no tenemos noticia de que hubiera sacerdotes, maestros de la ley o escribas entre sus seguidores. Sin duda, debió de haber en sus días, entre esos grupos que he mencionado, personas que realmente amaban a Dios y tenían un corazón sensible hacia Él; sin embargo, todo parece indicar que el Maestro fue intencional en dejar de lado a aquellos y centrarse en, como serían posteriormente descritos por los religiosos, "gente del vulgo y sin letras". Gente que, no obstante, tenía las dos características que el Señor siempre está buscando en las personas: un corazón para Dios y una actitud enseñable.

Dios no busca -necesariamente- estudiantes o licenciados en teología, pastores dedicados y consagrados; Él continúa buscando pescadores, carpinteros, artistas, funcionarios, médicos, ingenieros, amas de casa, estudiantes, operarios, conductores, empleados de banca, financieros, basureros, mujeres de la limpieza, peluqueros, dentistas y una lista tan larga como quieras hacerla. Porque será a través vuestro que el Reino se construirá. Será por medio vuestro que el Reino se hará viral y podrá llegar a todos los rincones de la sociedad y del planeta. 

Si eres un ministro del evangelio y estás leyendo este comentario, por favor, no despojes a los creyentes mal llamado "de a pie" de su privilegio y responsabilidad de ser constructores del Reino. Si eres un creyente "normal" no renuncies a tu llamado sacerdotal y de constructor del Reino, por favor, no nos permitas que te lo robemos y usurpemos. 



Eran pescadores y estaban echando la red en el lago. (Marcos 1:16)

¿Por qué damos hoy en día tanta importancia a la preparación teológica, a los años de seminario, a los títulos ministeriales? ¡Qué alejado está de la forma en que Jesús actuó! Antes de continuar con este comentario me parece necesario indicar que tengo mis estudios universitarios, una maestría en educación, otra en teología conseguida en el mayor seminario del mundo, en los Estados Unidos, soy pastor y doy clases en tres universidades diferentes, dos en España y una en América Latina. Sin embargo, y como diría el apóstol Pablo, nada de eso me produce orgullo ni considero que me haga más digno para el ministerio. Jesús nunca escoge a las personas por lo que son, más bien lo hace a pesar de lo que son.

Jesús no escogió, como discípulos primero y apóstoles después, a gente de la élite religiosa de la época; no tenemos noticia de que hubiera sacerdotes, maestros de la ley o escribas entre sus seguidores. Sin duda, debió de haber en sus días, entre esos grupos que he mencionado, personas que realmente amaban a Dios y tenían un corazón sensible hacia Él; sin embargo, todo parece indicar que el Maestro fue intencional en dejar de lado a aquellos y centrarse en, como serían posteriormente descritos por los religiosos, "gente del vulgo y sin letras". Gente que, no obstante, tenía las dos características que el Señor siempre está buscando en las personas: un corazón para Dios y una actitud enseñable.

Dios no busca -necesariamente- estudiantes o licenciados en teología, pastores dedicados y consagrados; Él continúa buscando pescadores, carpinteros, artistas, funcionarios, médicos, ingenieros, amas de casa, estudiantes, operarios, conductores, empleados de banca, financieros, basureros, mujeres de la limpieza, peluqueros, dentistas y una lista tan larga como quieras hacerla. Porque será a través vuestro que el Reino se construirá. Será por medio vuestro que el Reino se hará viral y podrá llegar a todos los rincones de la sociedad y del planeta. 

Si eres un ministro del evangelio y estás leyendo este comentario, por favor, no despojes a los creyentes mal llamado "de a pie" de su privilegio y responsabilidad de ser constructores del Reino. Si eres un creyente "normal" no renuncies a tu llamado sacerdotal y de constructor del Reino, por favor, no nos permitas que te lo robemos y usurpemos. 



Eran pescadores y estaban echando la red en el lago. (Marcos 1:16)

¿Por qué damos hoy en día tanta importancia a la preparación teológica, a los años de seminario, a los títulos ministeriales? ¡Qué alejado está de la forma en que Jesús actuó! Antes de continuar con este comentario me parece necesario indicar que tengo mis estudios universitarios, una maestría en educación, otra en teología conseguida en el mayor seminario del mundo, en los Estados Unidos, soy pastor y doy clases en tres universidades diferentes, dos en España y una en América Latina. Sin embargo, y como diría el apóstol Pablo, nada de eso me produce orgullo ni considero que me haga más digno para el ministerio. Jesús nunca escoge a las personas por lo que son, más bien lo hace a pesar de lo que son.

Jesús no escogió, como discípulos primero y apóstoles después, a gente de la élite religiosa de la época; no tenemos noticia de que hubiera sacerdotes, maestros de la ley o escribas entre sus seguidores. Sin duda, debió de haber en sus días, entre esos grupos que he mencionado, personas que realmente amaban a Dios y tenían un corazón sensible hacia Él; sin embargo, todo parece indicar que el Maestro fue intencional en dejar de lado a aquellos y centrarse en, como serían posteriormente descritos por los religiosos, "gente del vulgo y sin letras". Gente que, no obstante, tenía las dos características que el Señor siempre está buscando en las personas: un corazón para Dios y una actitud enseñable.

Dios no busca -necesariamente- estudiantes o licenciados en teología, pastores dedicados y consagrados; Él continúa buscando pescadores, carpinteros, artistas, funcionarios, médicos, ingenieros, amas de casa, estudiantes, operarios, conductores, empleados de banca, financieros, basureros, mujeres de la limpieza, peluqueros, dentistas y una lista tan larga como quieras hacerla. Porque será a través vuestro que el Reino se construirá. Será por medio vuestro que el Reino se hará viral y podrá llegar a todos los rincones de la sociedad y del planeta. 

Si eres un ministro del evangelio y estás leyendo este comentario, por favor, no despojes a los creyentes mal llamado "de a pie" de su privilegio y responsabilidad de ser constructores del Reino. Si eres un creyente "normal" no renuncies a tu llamado sacerdotal y de constructor del Reino, por favor, no nos permitas que te lo robemos y usurpemos.