Dios nuestro, Señor del universo, ¡cambia nuestra triste situación! ¡Muéstranos tu bondad y sálvanos! (Salmo 80:20)


A menudo, bromeo con mis amigos cuando me comentan que me ven bien. Les digo que no puede estar triste el corazón que tiene a Cristo. Bueno, es una frase hecha como tantas otras que usamos entre los cristianos; frases que nos hacen ser percibidos como espirituales pero que, en ocasiones, no reflejan la realidad de muchos corazones que están tristes y que igualmente aman al Señor.

A Jesús, en Getsemaní, le invadió una tristeza de muerte. También cuando se encontró delante de la tumba de su querido amigo Lázaro. Se sintió triste delante de Jerusalén, al ver su realidad espiritual, económica, política. Daniel y Nehemías se sintieron tristes al contemplar la situación de su pueblo. Asaf, mi salmista favorito, se sintió triste en muchas ocasiones y con crudeza y honestidad se lo expresó al Señor.

Asaf nos enseña a no reprimir nuestras emociones, sean estas las que sean. El Señor nos ha creado como seres emocionales, nos ha dado la capacidad de experimentarlas y, por tanto, no debemos avergonzarnos de las mismas. Pero, tampoco debemos dejar que nos controlen de forma paralizante. Asaf, con su realismo espiritual, nos enseña el camino, dar cabida a lo que sentimos y compartirlo con el Señor.


¿Cómo gestionas tus emociones? ¿Cómo puede ayudarte el ejemplo de Asaf?





 



Dios nuestro, Señor del universo, ¡cambia nuestra triste situación! ¡Muéstranos tu bondad y sálvanos! (Salmo 80:20)


A menudo, bromeo con mis amigos cuando me comentan que me ven bien. Les digo que no puede estar triste el corazón que tiene a Cristo. Bueno, es una frase hecha como tantas otras que usamos entre los cristianos; frases que nos hacen ser percibidos como espirituales pero que, en ocasiones, no reflejan la realidad de muchos corazones que están tristes y que igualmente aman al Señor.

A Jesús, en Getsemaní, le invadió una tristeza de muerte. También cuando se encontró delante de la tumba de su querido amigo Lázaro. Se sintió triste delante de Jerusalén, al ver su realidad espiritual, económica, política. Daniel y Nehemías se sintieron tristes al contemplar la situación de su pueblo. Asaf, mi salmista favorito, se sintió triste en muchas ocasiones y con crudeza y honestidad se lo expresó al Señor.

Asaf nos enseña a no reprimir nuestras emociones, sean estas las que sean. El Señor nos ha creado como seres emocionales, nos ha dado la capacidad de experimentarlas y, por tanto, no debemos avergonzarnos de las mismas. Pero, tampoco debemos dejar que nos controlen de forma paralizante. Asaf, con su realismo espiritual, nos enseña el camino, dar cabida a lo que sentimos y compartirlo con el Señor.


¿Cómo gestionas tus emociones? ¿Cómo puede ayudarte el ejemplo de Asaf?





 



Dios nuestro, Señor del universo, ¡cambia nuestra triste situación! ¡Muéstranos tu bondad y sálvanos! (Salmo 80:20)


A menudo, bromeo con mis amigos cuando me comentan que me ven bien. Les digo que no puede estar triste el corazón que tiene a Cristo. Bueno, es una frase hecha como tantas otras que usamos entre los cristianos; frases que nos hacen ser percibidos como espirituales pero que, en ocasiones, no reflejan la realidad de muchos corazones que están tristes y que igualmente aman al Señor.

A Jesús, en Getsemaní, le invadió una tristeza de muerte. También cuando se encontró delante de la tumba de su querido amigo Lázaro. Se sintió triste delante de Jerusalén, al ver su realidad espiritual, económica, política. Daniel y Nehemías se sintieron tristes al contemplar la situación de su pueblo. Asaf, mi salmista favorito, se sintió triste en muchas ocasiones y con crudeza y honestidad se lo expresó al Señor.

Asaf nos enseña a no reprimir nuestras emociones, sean estas las que sean. El Señor nos ha creado como seres emocionales, nos ha dado la capacidad de experimentarlas y, por tanto, no debemos avergonzarnos de las mismas. Pero, tampoco debemos dejar que nos controlen de forma paralizante. Asaf, con su realismo espiritual, nos enseña el camino, dar cabida a lo que sentimos y compartirlo con el Señor.


¿Cómo gestionas tus emociones? ¿Cómo puede ayudarte el ejemplo de Asaf?