Jesús probó el vinagre y dijo: Todo está cumplido. (Juan 19:30)

Todo está cumplido. Consumado es, tal y como dicen otras versiones. Esta era una expresión común del mundo comercial de la época. Se colocaba encima de una factura (del mismo modo que hoy en día se estampa un sello con la palabra pagado o liquidado) para indicar que la deuda pendiente había sido saldada y, por consiguiente, el deudor estaba libre de la misma.

Hoy, Viernes Santo, celebramos precisamente eso, que con la muerte de Jesús en la cruz nuestra deuda ha sido pagada de una vez y por todas. Ya no somos deudores, ahora somos hijos y herederos del Padre y, tal y como afirmó el apóstol Pablo, ahora nada ni nadie nos puede separar del amor de Dios expresado en Cristo.

 


Jesús probó el vinagre y dijo: Todo está cumplido. (Juan 19:30)

Todo está cumplido. Consumado es, tal y como dicen otras versiones. Esta era una expresión común del mundo comercial de la época. Se colocaba encima de una factura (del mismo modo que hoy en día se estampa un sello con la palabra pagado o liquidado) para indicar que la deuda pendiente había sido saldada y, por consiguiente, el deudor estaba libre de la misma.

Hoy, Viernes Santo, celebramos precisamente eso, que con la muerte de Jesús en la cruz nuestra deuda ha sido pagada de una vez y por todas. Ya no somos deudores, ahora somos hijos y herederos del Padre y, tal y como afirmó el apóstol Pablo, ahora nada ni nadie nos puede separar del amor de Dios expresado en Cristo.

 


Jesús probó el vinagre y dijo: Todo está cumplido. (Juan 19:30)

Todo está cumplido. Consumado es, tal y como dicen otras versiones. Esta era una expresión común del mundo comercial de la época. Se colocaba encima de una factura (del mismo modo que hoy en día se estampa un sello con la palabra pagado o liquidado) para indicar que la deuda pendiente había sido saldada y, por consiguiente, el deudor estaba libre de la misma.

Hoy, Viernes Santo, celebramos precisamente eso, que con la muerte de Jesús en la cruz nuestra deuda ha sido pagada de una vez y por todas. Ya no somos deudores, ahora somos hijos y herederos del Padre y, tal y como afirmó el apóstol Pablo, ahora nada ni nadie nos puede separar del amor de Dios expresado en Cristo.