Es el mismo Cristo, que durante su vida mortal oró y suplicó con fuerte clamor, acompañado de lágrimas, a quien podía liberarlo de la muerte; y ciertamente Dios lo escuchó en atención a su actitud de acatamiento. Y aunque era Hijo, aprendió en la escuela del dolor lo que cuesta obedecer. Alcanzada así la perfección, se ha convertido en fuente de salvación eterna para cuantos lo obedecen. (Hebreos 5:7-9)


Los súper héroes tiene poderes que utilizan en beneficio de la humanidad -los que son buenos, naturalmente- y para librarse de aquellas situaciones en las que ellos mismos se ven comprometidos. Son, precisamente, esos súper poderes los que los hacen destacar por encima de los humanos normales y corrientes; sin ellos no serían más que vulgares mortales incapaces de contribuir a la salvación de la humanidad. Todos los que estamos mínimamente interesados en este fascinante mundo sabemos de qué estamos hablando.

Jesús es un súper héroe de lo más raro. Según nos explica el apóstol Pablo en su carta a los filipenses, se despojó de todos sus súper poderes. Pablo dice que no tuvo el ser igual a Dios como cosa a la que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando la condición de hombre vulgar y corriente. Si convirtió en una persona vulnerable que no podía utilizar su poder divino en beneficio propio puesto que Él mismo se había limitado con su encarnación. Su forma de salvar a la humanidad no iba a ser por medio de un gran despliegue de poder que llevará a las personas de vuelta a Dios y a una relación personal con Él. Iba a serlo por medio de una muerte cruel a la cual debía de optar de forma voluntaria, a la cual podía, si lo deseaba renunciar. Pero, como nos dice el desconocido autor de Hebreos, aprendió a obedecer en la escuela del dolor. Su poder nace de su ausencia de poder, de su humanidad vulnerable, de su obediencia al Padre que le pedía morir para salvar a la humanidad. La obediencia se aprende, hasta el Maestro tuvo que hacerlo, no no es natural.


Jesús te invita a ser un súper héroe, no de la categoría de los desplegados en la foto; sino al estilo de Jesús, de los que aprender en la escuela del dolor a ser obedientes.








Es el mismo Cristo, que durante su vida mortal oró y suplicó con fuerte clamor, acompañado de lágrimas, a quien podía liberarlo de la muerte; y ciertamente Dios lo escuchó en atención a su actitud de acatamiento. Y aunque era Hijo, aprendió en la escuela del dolor lo que cuesta obedecer. Alcanzada así la perfección, se ha convertido en fuente de salvación eterna para cuantos lo obedecen. (Hebreos 5:7-9)


Los súper héroes tiene poderes que utilizan en beneficio de la humanidad -los que son buenos, naturalmente- y para librarse de aquellas situaciones en las que ellos mismos se ven comprometidos. Son, precisamente, esos súper poderes los que los hacen destacar por encima de los humanos normales y corrientes; sin ellos no serían más que vulgares mortales incapaces de contribuir a la salvación de la humanidad. Todos los que estamos mínimamente interesados en este fascinante mundo sabemos de qué estamos hablando.

Jesús es un súper héroe de lo más raro. Según nos explica el apóstol Pablo en su carta a los filipenses, se despojó de todos sus súper poderes. Pablo dice que no tuvo el ser igual a Dios como cosa a la que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando la condición de hombre vulgar y corriente. Si convirtió en una persona vulnerable que no podía utilizar su poder divino en beneficio propio puesto que Él mismo se había limitado con su encarnación. Su forma de salvar a la humanidad no iba a ser por medio de un gran despliegue de poder que llevará a las personas de vuelta a Dios y a una relación personal con Él. Iba a serlo por medio de una muerte cruel a la cual debía de optar de forma voluntaria, a la cual podía, si lo deseaba renunciar. Pero, como nos dice el desconocido autor de Hebreos, aprendió a obedecer en la escuela del dolor. Su poder nace de su ausencia de poder, de su humanidad vulnerable, de su obediencia al Padre que le pedía morir para salvar a la humanidad. La obediencia se aprende, hasta el Maestro tuvo que hacerlo, no no es natural.


Jesús te invita a ser un súper héroe, no de la categoría de los desplegados en la foto; sino al estilo de Jesús, de los que aprender en la escuela del dolor a ser obedientes.








Es el mismo Cristo, que durante su vida mortal oró y suplicó con fuerte clamor, acompañado de lágrimas, a quien podía liberarlo de la muerte; y ciertamente Dios lo escuchó en atención a su actitud de acatamiento. Y aunque era Hijo, aprendió en la escuela del dolor lo que cuesta obedecer. Alcanzada así la perfección, se ha convertido en fuente de salvación eterna para cuantos lo obedecen. (Hebreos 5:7-9)


Los súper héroes tiene poderes que utilizan en beneficio de la humanidad -los que son buenos, naturalmente- y para librarse de aquellas situaciones en las que ellos mismos se ven comprometidos. Son, precisamente, esos súper poderes los que los hacen destacar por encima de los humanos normales y corrientes; sin ellos no serían más que vulgares mortales incapaces de contribuir a la salvación de la humanidad. Todos los que estamos mínimamente interesados en este fascinante mundo sabemos de qué estamos hablando.

Jesús es un súper héroe de lo más raro. Según nos explica el apóstol Pablo en su carta a los filipenses, se despojó de todos sus súper poderes. Pablo dice que no tuvo el ser igual a Dios como cosa a la que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando la condición de hombre vulgar y corriente. Si convirtió en una persona vulnerable que no podía utilizar su poder divino en beneficio propio puesto que Él mismo se había limitado con su encarnación. Su forma de salvar a la humanidad no iba a ser por medio de un gran despliegue de poder que llevará a las personas de vuelta a Dios y a una relación personal con Él. Iba a serlo por medio de una muerte cruel a la cual debía de optar de forma voluntaria, a la cual podía, si lo deseaba renunciar. Pero, como nos dice el desconocido autor de Hebreos, aprendió a obedecer en la escuela del dolor. Su poder nace de su ausencia de poder, de su humanidad vulnerable, de su obediencia al Padre que le pedía morir para salvar a la humanidad. La obediencia se aprende, hasta el Maestro tuvo que hacerlo, no no es natural.


Jesús te invita a ser un súper héroe, no de la categoría de los desplegados en la foto; sino al estilo de Jesús, de los que aprender en la escuela del dolor a ser obedientes.