Hermanos: hasta el presente me he comportado siempre ante Dios con conciencia enteramente limpia. (Hechos 23:1)

Pablo, entre otros escritores de la Biblia, nos enseña que hay diferentes tipos de conciencias, vamos a verlo.

LA CONCIENCIA LIMPIA. Cuando se hace esta afirmación no se está indicando que el apóstol nunca hubiera pecado. Una conciencia limpia se posee cuando la persona responde de forma adecuada a los juicios que esta emite. Es decir, somos sensibles al uso que el Espíritu Santo hace de nuestra conciencia y respondemos de la forma correcta, aunque eso no los libre de la tensión que comporta obedecer o no hacerlo.

LA CONCIENCIA MALA O SUCIA. En Hebreos 10:22 se nos habla de la misma. Podemos afirmar que se trata de una conciencia que carga con el conocimiento de pecados que no han sido confesados ante el Señor. En definitiva, sé que algo está mal pero me niego a reconocerlo ante el Padre.

LA CONCIENCIA CAUTERIZADA. Pablo la menciona en 1 Timoteo 4:2 y Tito 1:15. Si mi conciencia recibe un mensaje y lo ignoro, tal vez no pasa nada, salvo que la próxima vez me será más fácil volver a ignorar otro mensaje, y así, sucesivamente. Una conciencia cauterizada sería aquella que ya ha perdido la sensibilidad para distinguir entre el bien y el mal a fuerza de haber desentendido una y otra vez los juicios emitidos. La lectura de Efesios 4:17 al 19 ayuda a entenderlo.

LA CONCIENCIA DÉBIL. Pablo la desarrolla ampliamente en su carta a los Romanos y también la primera a los Corintios. Se da entre personas nuevas en la fe, o bajo una fuerte cultura religiosa, que confunden como pecaminosas y sienten mala conciencia por cosas que no lo son. Sus conciencias son hipersensibles y reaccionan exageradamente, en ocasiones, como consecuencia de un fuerte legalismo.


¿Cuáles o cuáles estás experimentando?







 



Hermanos: hasta el presente me he comportado siempre ante Dios con conciencia enteramente limpia. (Hechos 23:1)

Pablo, entre otros escritores de la Biblia, nos enseña que hay diferentes tipos de conciencias, vamos a verlo.

LA CONCIENCIA LIMPIA. Cuando se hace esta afirmación no se está indicando que el apóstol nunca hubiera pecado. Una conciencia limpia se posee cuando la persona responde de forma adecuada a los juicios que esta emite. Es decir, somos sensibles al uso que el Espíritu Santo hace de nuestra conciencia y respondemos de la forma correcta, aunque eso no los libre de la tensión que comporta obedecer o no hacerlo.

LA CONCIENCIA MALA O SUCIA. En Hebreos 10:22 se nos habla de la misma. Podemos afirmar que se trata de una conciencia que carga con el conocimiento de pecados que no han sido confesados ante el Señor. En definitiva, sé que algo está mal pero me niego a reconocerlo ante el Padre.

LA CONCIENCIA CAUTERIZADA. Pablo la menciona en 1 Timoteo 4:2 y Tito 1:15. Si mi conciencia recibe un mensaje y lo ignoro, tal vez no pasa nada, salvo que la próxima vez me será más fácil volver a ignorar otro mensaje, y así, sucesivamente. Una conciencia cauterizada sería aquella que ya ha perdido la sensibilidad para distinguir entre el bien y el mal a fuerza de haber desentendido una y otra vez los juicios emitidos. La lectura de Efesios 4:17 al 19 ayuda a entenderlo.

LA CONCIENCIA DÉBIL. Pablo la desarrolla ampliamente en su carta a los Romanos y también la primera a los Corintios. Se da entre personas nuevas en la fe, o bajo una fuerte cultura religiosa, que confunden como pecaminosas y sienten mala conciencia por cosas que no lo son. Sus conciencias son hipersensibles y reaccionan exageradamente, en ocasiones, como consecuencia de un fuerte legalismo.


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Hermanos: hasta el presente me he comportado siempre ante Dios con conciencia enteramente limpia. (Hechos 23:1)

Pablo, entre otros escritores de la Biblia, nos enseña que hay diferentes tipos de conciencias, vamos a verlo.

LA CONCIENCIA LIMPIA. Cuando se hace esta afirmación no se está indicando que el apóstol nunca hubiera pecado. Una conciencia limpia se posee cuando la persona responde de forma adecuada a los juicios que esta emite. Es decir, somos sensibles al uso que el Espíritu Santo hace de nuestra conciencia y respondemos de la forma correcta, aunque eso no los libre de la tensión que comporta obedecer o no hacerlo.

LA CONCIENCIA MALA O SUCIA. En Hebreos 10:22 se nos habla de la misma. Podemos afirmar que se trata de una conciencia que carga con el conocimiento de pecados que no han sido confesados ante el Señor. En definitiva, sé que algo está mal pero me niego a reconocerlo ante el Padre.

LA CONCIENCIA CAUTERIZADA. Pablo la menciona en 1 Timoteo 4:2 y Tito 1:15. Si mi conciencia recibe un mensaje y lo ignoro, tal vez no pasa nada, salvo que la próxima vez me será más fácil volver a ignorar otro mensaje, y así, sucesivamente. Una conciencia cauterizada sería aquella que ya ha perdido la sensibilidad para distinguir entre el bien y el mal a fuerza de haber desentendido una y otra vez los juicios emitidos. La lectura de Efesios 4:17 al 19 ayuda a entenderlo.

LA CONCIENCIA DÉBIL. Pablo la desarrolla ampliamente en su carta a los Romanos y también la primera a los Corintios. Se da entre personas nuevas en la fe, o bajo una fuerte cultura religiosa, que confunden como pecaminosas y sienten mala conciencia por cosas que no lo son. Sus conciencias son hipersensibles y reaccionan exageradamente, en ocasiones, como consecuencia de un fuerte legalismo.


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