El Señor hablaba cara a cara con Moisés, como lo hace uno con un amigo. (Éxodo 33:11)

Al leer esta intimidad que tenían Dios y Moisés ha venido inmediatamente a mi mente las palabras de Jesús: En adelante, ya no os llamaré siervos, porque el siervo no está al tanto de los secretos de su amo. A vosotros os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que oí a mi Padre. (Juan 15:16) Ni más ni menos que la misma intimidad descrita en el libro de Éxodo. 

Pero al mismo tiempo nosotros, quienes creemos en la Trinidad, tenemos más facetas de relación que resaltar. Con Jesús somos amigos, con el Padre establecemos una relación de hijos y con el Espíritu Santo de ayuda, guía y cuidado, no en vano es descrito como el ayudador. La vida es dinámica, da muchas vueltas y nos hace vivir muchas situaciones. Vale la pena, en cada una de ellas, plantearnos qué faceta de la Trinidad precisamos experimentar.



 



El Señor hablaba cara a cara con Moisés, como lo hace uno con un amigo. (Éxodo 33:11)

Al leer esta intimidad que tenían Dios y Moisés ha venido inmediatamente a mi mente las palabras de Jesús: En adelante, ya no os llamaré siervos, porque el siervo no está al tanto de los secretos de su amo. A vosotros os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que oí a mi Padre. (Juan 15:16) Ni más ni menos que la misma intimidad descrita en el libro de Éxodo. 

Pero al mismo tiempo nosotros, quienes creemos en la Trinidad, tenemos más facetas de relación que resaltar. Con Jesús somos amigos, con el Padre establecemos una relación de hijos y con el Espíritu Santo de ayuda, guía y cuidado, no en vano es descrito como el ayudador. La vida es dinámica, da muchas vueltas y nos hace vivir muchas situaciones. Vale la pena, en cada una de ellas, plantearnos qué faceta de la Trinidad precisamos experimentar.



 



El Señor hablaba cara a cara con Moisés, como lo hace uno con un amigo. (Éxodo 33:11)

Al leer esta intimidad que tenían Dios y Moisés ha venido inmediatamente a mi mente las palabras de Jesús: En adelante, ya no os llamaré siervos, porque el siervo no está al tanto de los secretos de su amo. A vosotros os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que oí a mi Padre. (Juan 15:16) Ni más ni menos que la misma intimidad descrita en el libro de Éxodo. 

Pero al mismo tiempo nosotros, quienes creemos en la Trinidad, tenemos más facetas de relación que resaltar. Con Jesús somos amigos, con el Padre establecemos una relación de hijos y con el Espíritu Santo de ayuda, guía y cuidado, no en vano es descrito como el ayudador. La vida es dinámica, da muchas vueltas y nos hace vivir muchas situaciones. Vale la pena, en cada una de ellas, plantearnos qué faceta de la Trinidad precisamos experimentar.