Porque esta ayuda es como un servicio sagrado que no sólo remediará las necesidades de los hermanos, sino que también contribuirá abundantemente a que muchos den gracias a Dios. Convencidos por esta ayuda, alabarán a Dios por vuestra respuesta de fe al evangelio de Cristo y por vuestra generosa solidaridad con ellos y con todos. Y orarán también por vosotros mostrándoos su afecto a la vista del extraordinario favor que Dios os ha dispensado. (2 Corintios 9:12-14)


El último principio sobre el dar que nos enseña el apóstol es que: DAR ES UN ACTO DE ALABANZA QUE GENERA CRECIMIENTO ESPIRITUAL EN AQUELLOS QUE LO RECIBEN.

Hoy en día en nuestras congregaciones la alabanza se ha ido empobreciendo más y más cada vez. Nos limitamos únicamente a cantar y, con frecuencia, canciones centradas en nosotros mismos y en un Dios que da la apariencia de estar a nuestro servicio más que nosotros al suyo. Frente a esto el apóstol nos indica que el dar, el ofrendar, es un acto de profunda adoración que tiene el valor añadido de estar centrado en mi prójimo -pues satisfago sus necesidades- en vez de estarlo en nosotros mismos. Me encuentro con el Señor en la forma de mi hermano necesitado.

Pero además, el ofrendar, el dar, genera crecimiento espiritual en aquel que es recipiente de la ofrenda. Le ayuda a visualizar de forma clara, concreta y específica qué es el amor fraternal. Plasma, de forma real, la fidelidad y el cuidado providencial del Señor hacia sus necesidades. Genera gratitud, acción de gracias y adoración a Dios por intervenir en sus vidas y mover a otros a suplir sus necesidades. Además, el dar, produce un profundo gozo en aquel que ofrenda y lo vive como lo que es, un auténtico privilegio.



¿Cómo vives el dar? ¿Qué ves cuando miras tu vida como dador?



Porque esta ayuda es como un servicio sagrado que no sólo remediará las necesidades de los hermanos, sino que también contribuirá abundantemente a que muchos den gracias a Dios. Convencidos por esta ayuda, alabarán a Dios por vuestra respuesta de fe al evangelio de Cristo y por vuestra generosa solidaridad con ellos y con todos. Y orarán también por vosotros mostrándoos su afecto a la vista del extraordinario favor que Dios os ha dispensado. (2 Corintios 9:12-14)


El último principio sobre el dar que nos enseña el apóstol es que: DAR ES UN ACTO DE ALABANZA QUE GENERA CRECIMIENTO ESPIRITUAL EN AQUELLOS QUE LO RECIBEN.

Hoy en día en nuestras congregaciones la alabanza se ha ido empobreciendo más y más cada vez. Nos limitamos únicamente a cantar y, con frecuencia, canciones centradas en nosotros mismos y en un Dios que da la apariencia de estar a nuestro servicio más que nosotros al suyo. Frente a esto el apóstol nos indica que el dar, el ofrendar, es un acto de profunda adoración que tiene el valor añadido de estar centrado en mi prójimo -pues satisfago sus necesidades- en vez de estarlo en nosotros mismos. Me encuentro con el Señor en la forma de mi hermano necesitado.

Pero además, el ofrendar, el dar, genera crecimiento espiritual en aquel que es recipiente de la ofrenda. Le ayuda a visualizar de forma clara, concreta y específica qué es el amor fraternal. Plasma, de forma real, la fidelidad y el cuidado providencial del Señor hacia sus necesidades. Genera gratitud, acción de gracias y adoración a Dios por intervenir en sus vidas y mover a otros a suplir sus necesidades. Además, el dar, produce un profundo gozo en aquel que ofrenda y lo vive como lo que es, un auténtico privilegio.



¿Cómo vives el dar? ¿Qué ves cuando miras tu vida como dador?



Porque esta ayuda es como un servicio sagrado que no sólo remediará las necesidades de los hermanos, sino que también contribuirá abundantemente a que muchos den gracias a Dios. Convencidos por esta ayuda, alabarán a Dios por vuestra respuesta de fe al evangelio de Cristo y por vuestra generosa solidaridad con ellos y con todos. Y orarán también por vosotros mostrándoos su afecto a la vista del extraordinario favor que Dios os ha dispensado. (2 Corintios 9:12-14)


El último principio sobre el dar que nos enseña el apóstol es que: DAR ES UN ACTO DE ALABANZA QUE GENERA CRECIMIENTO ESPIRITUAL EN AQUELLOS QUE LO RECIBEN.

Hoy en día en nuestras congregaciones la alabanza se ha ido empobreciendo más y más cada vez. Nos limitamos únicamente a cantar y, con frecuencia, canciones centradas en nosotros mismos y en un Dios que da la apariencia de estar a nuestro servicio más que nosotros al suyo. Frente a esto el apóstol nos indica que el dar, el ofrendar, es un acto de profunda adoración que tiene el valor añadido de estar centrado en mi prójimo -pues satisfago sus necesidades- en vez de estarlo en nosotros mismos. Me encuentro con el Señor en la forma de mi hermano necesitado.

Pero además, el ofrendar, el dar, genera crecimiento espiritual en aquel que es recipiente de la ofrenda. Le ayuda a visualizar de forma clara, concreta y específica qué es el amor fraternal. Plasma, de forma real, la fidelidad y el cuidado providencial del Señor hacia sus necesidades. Genera gratitud, acción de gracias y adoración a Dios por intervenir en sus vidas y mover a otros a suplir sus necesidades. Además, el dar, produce un profundo gozo en aquel que ofrenda y lo vive como lo que es, un auténtico privilegio.



¿Cómo vives el dar? ¿Qué ves cuando miras tu vida como dador?