¿Quién puede decir: "Mi conciencia es pura, estoy limpio de pecado".?

Seamos honestos, no somos objetivos con nosotros mismos. No es extremadamente fácil justificar en nuestras vidas lo que condenamos en otros de forma severa. Siempre existe una razón que hace que en nuestro caso sea diferente. Sin duda, eso se debe al hecho de que nuestro corazón es engañoso, tal y como dice la Escritura y, por tanto, nuestra conciencia no es ciento por ciento fiable. Necesitamos, consecuente, voces externas que nos de luz sobre la situación de nuestro corazón y conciencia, La más potente de todas ellas es la del Espíritu del Señor cuando estamos abiertos y dispuestos a escucharla. Hacer de ello un hábito nos puede bendecir enormemente y hacer nuestra vida más alineada con la voluntad del Señor.

¿Con cuánta frecuencia llevas a cabo este examen de conciencia a la luz del Espíritu?





 


¿Quién puede decir: "Mi conciencia es pura, estoy limpio de pecado".?

Seamos honestos, no somos objetivos con nosotros mismos. No es extremadamente fácil justificar en nuestras vidas lo que condenamos en otros de forma severa. Siempre existe una razón que hace que en nuestro caso sea diferente. Sin duda, eso se debe al hecho de que nuestro corazón es engañoso, tal y como dice la Escritura y, por tanto, nuestra conciencia no es ciento por ciento fiable. Necesitamos, consecuente, voces externas que nos de luz sobre la situación de nuestro corazón y conciencia, La más potente de todas ellas es la del Espíritu del Señor cuando estamos abiertos y dispuestos a escucharla. Hacer de ello un hábito nos puede bendecir enormemente y hacer nuestra vida más alineada con la voluntad del Señor.

¿Con cuánta frecuencia llevas a cabo este examen de conciencia a la luz del Espíritu?





 


¿Quién puede decir: "Mi conciencia es pura, estoy limpio de pecado".?

Seamos honestos, no somos objetivos con nosotros mismos. No es extremadamente fácil justificar en nuestras vidas lo que condenamos en otros de forma severa. Siempre existe una razón que hace que en nuestro caso sea diferente. Sin duda, eso se debe al hecho de que nuestro corazón es engañoso, tal y como dice la Escritura y, por tanto, nuestra conciencia no es ciento por ciento fiable. Necesitamos, consecuente, voces externas que nos de luz sobre la situación de nuestro corazón y conciencia, La más potente de todas ellas es la del Espíritu del Señor cuando estamos abiertos y dispuestos a escucharla. Hacer de ello un hábito nos puede bendecir enormemente y hacer nuestra vida más alineada con la voluntad del Señor.

¿Con cuánta frecuencia llevas a cabo este examen de conciencia a la luz del Espíritu?