Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed; en cambio, el que beba del agua que yo quiero darle, nunca más volverá a tener sed, sino que esa agua se convertirá en su interior en un manantial capaz de dar vida eterna.  (Juan 4:1'18)

Todo ser humano tiene una necesidad profunda de sentido, propósito y significado. No existe ni un solo ser humano que no aspire a la felicidad; sin embargo, la misma la ubicamos en diferentes objetos y la perseguimos por diferentes caminos. Nuestra sociedad orientada al consumo sabe explotar y manipular con gran inteligencia esa profunda necesidad de todo ser humano. La publicidad, a través de los medios de comunicación social, nos vende espejismos de cómo podemos satisfacer ese anhelo. Nos hace

vincular la felicidad con la tenencia de ciertos bienes o el consumo de ciertas experiencias. Si tan solo pudiéramos obtener esto o aquello seríamos realmente felices. Sin embargo, la realidad nos enseña que esa sed solo se satisface temporalmente y, en no pocas ocasiones, el estado postrero es mucho peor que el primero.

Necesitamos una actitud reflexiva sobre nuestra manera de vivir. Es necesario tomar distancia y pers- pectiva para entender qué estamos persiguiendo en nuestra búsqueda de sentido, propósito y significa- do. Precisamos entender de qué fuentes estamos bebiendo para calmar nuestra sed y cuál es el resulta- do que estamos obteniendo. Pero esa actitud de observador no es fácil de obtener. Es más fácil dejarnos llevar y continuar en esa rueda del hámster que no nos lleva a ningún lado, pero nos da una artificial sensación de progreso y avance. Perseguimos aquello que creemos que satisfará nuestra sed y lo hace- mos poniendo en ello todo nuestro empeño y decisión.

Jesús nos invita a acercarnos a Él para poder saciar ese profundo anhelo y necesidad de sentido, pro- pósito y significado. Nos advierte claramente que las otras fuentes sólo calmarán nuestra sed de forma fugaz y temporal.

¿De qué tienes sed?
¿En qué o en quién estás buscando satisfacer esa sed?
¿Cuáles son los resultados que estás obteniendo?
De una respuesta reflexiva a esas preguntas ¿Qué debes hacer diferente?


 


Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed; en cambio, el que beba del agua que yo quiero darle, nunca más volverá a tener sed, sino que esa agua se convertirá en su interior en un manantial capaz de dar vida eterna.  (Juan 4:1'18)

Todo ser humano tiene una necesidad profunda de sentido, propósito y significado. No existe ni un solo ser humano que no aspire a la felicidad; sin embargo, la misma la ubicamos en diferentes objetos y la perseguimos por diferentes caminos. Nuestra sociedad orientada al consumo sabe explotar y manipular con gran inteligencia esa profunda necesidad de todo ser humano. La publicidad, a través de los medios de comunicación social, nos vende espejismos de cómo podemos satisfacer ese anhelo. Nos hace

vincular la felicidad con la tenencia de ciertos bienes o el consumo de ciertas experiencias. Si tan solo pudiéramos obtener esto o aquello seríamos realmente felices. Sin embargo, la realidad nos enseña que esa sed solo se satisface temporalmente y, en no pocas ocasiones, el estado postrero es mucho peor que el primero.

Necesitamos una actitud reflexiva sobre nuestra manera de vivir. Es necesario tomar distancia y pers- pectiva para entender qué estamos persiguiendo en nuestra búsqueda de sentido, propósito y significa- do. Precisamos entender de qué fuentes estamos bebiendo para calmar nuestra sed y cuál es el resulta- do que estamos obteniendo. Pero esa actitud de observador no es fácil de obtener. Es más fácil dejarnos llevar y continuar en esa rueda del hámster que no nos lleva a ningún lado, pero nos da una artificial sensación de progreso y avance. Perseguimos aquello que creemos que satisfará nuestra sed y lo hace- mos poniendo en ello todo nuestro empeño y decisión.

Jesús nos invita a acercarnos a Él para poder saciar ese profundo anhelo y necesidad de sentido, pro- pósito y significado. Nos advierte claramente que las otras fuentes sólo calmarán nuestra sed de forma fugaz y temporal.

¿De qué tienes sed?
¿En qué o en quién estás buscando satisfacer esa sed?
¿Cuáles son los resultados que estás obteniendo?
De una respuesta reflexiva a esas preguntas ¿Qué debes hacer diferente?


 


Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed; en cambio, el que beba del agua que yo quiero darle, nunca más volverá a tener sed, sino que esa agua se convertirá en su interior en un manantial capaz de dar vida eterna.  (Juan 4:1'18)

Todo ser humano tiene una necesidad profunda de sentido, propósito y significado. No existe ni un solo ser humano que no aspire a la felicidad; sin embargo, la misma la ubicamos en diferentes objetos y la perseguimos por diferentes caminos. Nuestra sociedad orientada al consumo sabe explotar y manipular con gran inteligencia esa profunda necesidad de todo ser humano. La publicidad, a través de los medios de comunicación social, nos vende espejismos de cómo podemos satisfacer ese anhelo. Nos hace

vincular la felicidad con la tenencia de ciertos bienes o el consumo de ciertas experiencias. Si tan solo pudiéramos obtener esto o aquello seríamos realmente felices. Sin embargo, la realidad nos enseña que esa sed solo se satisface temporalmente y, en no pocas ocasiones, el estado postrero es mucho peor que el primero.

Necesitamos una actitud reflexiva sobre nuestra manera de vivir. Es necesario tomar distancia y pers- pectiva para entender qué estamos persiguiendo en nuestra búsqueda de sentido, propósito y significa- do. Precisamos entender de qué fuentes estamos bebiendo para calmar nuestra sed y cuál es el resulta- do que estamos obteniendo. Pero esa actitud de observador no es fácil de obtener. Es más fácil dejarnos llevar y continuar en esa rueda del hámster que no nos lleva a ningún lado, pero nos da una artificial sensación de progreso y avance. Perseguimos aquello que creemos que satisfará nuestra sed y lo hace- mos poniendo en ello todo nuestro empeño y decisión.

Jesús nos invita a acercarnos a Él para poder saciar ese profundo anhelo y necesidad de sentido, pro- pósito y significado. Nos advierte claramente que las otras fuentes sólo calmarán nuestra sed de forma fugaz y temporal.

¿De qué tienes sed?
¿En qué o en quién estás buscando satisfacer esa sed?
¿Cuáles son los resultados que estás obteniendo?
De una respuesta reflexiva a esas preguntas ¿Qué debes hacer diferente?