Pero Dios, el Señor, llamó al hombre diciendo: ¿Dónde estás?.
—Génesis 3:9

A menudo enseño cursos de técnicas fundamentales de coaching. Uno de los énfasis es, precisamente, la importancia de las preguntas y en la capacitación hablo acerca de las preguntas potentes, que son definidas como aquellas que tienen como finalidad, no satisfacer la curiosidad del que pregunta, sino más bien favorecer en el preguntado la reflexión y una mayor y mejor perspectiva sobre su situación.

Creo, con todos los respetos, que Dios sería un buen coach por su capacidad de hacer ese tipo de preguntas que nos fuerzan, lo queramos o no, a reflexionar, a inclinarnos hacia atrás, ganar distancia y perspectiva sobre nosotros mismos, nuestras vidas, nuestras cir- cunstancias.

La pregunta que el Señor le hace a Adán, a pesar de su sencillez, tiene una increíble profundidad. No tiene nada que ver con la ubicación geográfica o física del ser humano, tiene como finalidad ayudar a que Adán piense en dónde está con respecto a su relación con Dios. Le ayuda a pensar en lo que acaba de hacer -rebelarse contra el Señor por me- dio de su acto de desobediencia- y cuáles son las consecuencias que ello ha traído a su relación de amistad y compañerismo con Dios.

Esa pregunta nos la hace Dios el día de hoy por medio del tiempo de Cuaresma. Félix ¿Dónde estás? Esto me lleva a evaluar mi vida, mi seguimiento de Jesús, las áreas en las cuales no le permito acceso, las cosas que sé debería cambiar, las decisiones que postergo, los valores ajenos al Reino que todavía mantengo.

Y tú, quienquiera que seas ¿Dónde estás?


 

Pero Dios, el Señor, llamó al hombre diciendo: ¿Dónde estás?.
—Génesis 3:9

A menudo enseño cursos de técnicas fundamentales de coaching. Uno de los énfasis es, precisamente, la importancia de las preguntas y en la capacitación hablo acerca de las preguntas potentes, que son definidas como aquellas que tienen como finalidad, no satisfacer la curiosidad del que pregunta, sino más bien favorecer en el preguntado la reflexión y una mayor y mejor perspectiva sobre su situación.

Creo, con todos los respetos, que Dios sería un buen coach por su capacidad de hacer ese tipo de preguntas que nos fuerzan, lo queramos o no, a reflexionar, a inclinarnos hacia atrás, ganar distancia y perspectiva sobre nosotros mismos, nuestras vidas, nuestras cir- cunstancias.

La pregunta que el Señor le hace a Adán, a pesar de su sencillez, tiene una increíble profundidad. No tiene nada que ver con la ubicación geográfica o física del ser humano, tiene como finalidad ayudar a que Adán piense en dónde está con respecto a su relación con Dios. Le ayuda a pensar en lo que acaba de hacer -rebelarse contra el Señor por me- dio de su acto de desobediencia- y cuáles son las consecuencias que ello ha traído a su relación de amistad y compañerismo con Dios.

Esa pregunta nos la hace Dios el día de hoy por medio del tiempo de Cuaresma. Félix ¿Dónde estás? Esto me lleva a evaluar mi vida, mi seguimiento de Jesús, las áreas en las cuales no le permito acceso, las cosas que sé debería cambiar, las decisiones que postergo, los valores ajenos al Reino que todavía mantengo.

Y tú, quienquiera que seas ¿Dónde estás?


 

Pero Dios, el Señor, llamó al hombre diciendo: ¿Dónde estás?.
—Génesis 3:9

A menudo enseño cursos de técnicas fundamentales de coaching. Uno de los énfasis es, precisamente, la importancia de las preguntas y en la capacitación hablo acerca de las preguntas potentes, que son definidas como aquellas que tienen como finalidad, no satisfacer la curiosidad del que pregunta, sino más bien favorecer en el preguntado la reflexión y una mayor y mejor perspectiva sobre su situación.

Creo, con todos los respetos, que Dios sería un buen coach por su capacidad de hacer ese tipo de preguntas que nos fuerzan, lo queramos o no, a reflexionar, a inclinarnos hacia atrás, ganar distancia y perspectiva sobre nosotros mismos, nuestras vidas, nuestras cir- cunstancias.

La pregunta que el Señor le hace a Adán, a pesar de su sencillez, tiene una increíble profundidad. No tiene nada que ver con la ubicación geográfica o física del ser humano, tiene como finalidad ayudar a que Adán piense en dónde está con respecto a su relación con Dios. Le ayuda a pensar en lo que acaba de hacer -rebelarse contra el Señor por me- dio de su acto de desobediencia- y cuáles son las consecuencias que ello ha traído a su relación de amistad y compañerismo con Dios.

Esa pregunta nos la hace Dios el día de hoy por medio del tiempo de Cuaresma. Félix ¿Dónde estás? Esto me lleva a evaluar mi vida, mi seguimiento de Jesús, las áreas en las cuales no le permito acceso, las cosas que sé debería cambiar, las decisiones que postergo, los valores ajenos al Reino que todavía mantengo.

Y tú, quienquiera que seas ¿Dónde estás?