Ahora, queridos, somos hijos de Dios, aunque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que el día en que se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.Esta esperanza que hemos puesto en él es la que nos va perfeccionando, como él es perfecto. —1 Juan 3:1-3

Este peregrinaje de cuarenta días de reflexión e introspección ha llegado a su fin. Gracias a todos aquellos que me habéis acompañado en el mismo y deseo que haya sido de tanta bendición como lo ha sido para mí.

La reflexión -inclinarse hacia atrás para tomar distancia y ganar perspectiva- me ha en- señado mucho acerca de mí mismo. Verme desde fuera me ha ayudado a tener un mejor conocimiento de cómo soy y cómo vivo. No siempre me ha gustado lo que he percibido, sin embargo, la realidad siempre es mi mejor amiga y, al menos para mí, siempre es un punto de partida para el cambio y la transformación.

Hoy, en la víspera de la Semana Santa, quiero concluir con un mensaje de esperanza. Aún no soy aquello que anhelo ser, aquello para lo que fui rescatado por el Señor, aque- llo para lo que fui diseñado, pero eso sí, un día estoy convencido, es mi esperanza y es la motivación que me da fuerzas para seguir adelante, seré semejante a Él porque le veré cara a cara tal y como Él es.

Piensa, mientras te acercas a la Semana Santa, cuando recordamos la muerte y resurrección de Jesús, en cómo será ese día en que realmente serás seme- jante al Maestro. Dale la gracias por esa esperanza que nos sostiene y anima.


 



Ahora, queridos, somos hijos de Dios, aunque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que el día en que se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.Esta esperanza que hemos puesto en él es la que nos va perfeccionando, como él es perfecto. —1 Juan 3:1-3

Este peregrinaje de cuarenta días de reflexión e introspección ha llegado a su fin. Gracias a todos aquellos que me habéis acompañado en el mismo y deseo que haya sido de tanta bendición como lo ha sido para mí.

La reflexión -inclinarse hacia atrás para tomar distancia y ganar perspectiva- me ha en- señado mucho acerca de mí mismo. Verme desde fuera me ha ayudado a tener un mejor conocimiento de cómo soy y cómo vivo. No siempre me ha gustado lo que he percibido, sin embargo, la realidad siempre es mi mejor amiga y, al menos para mí, siempre es un punto de partida para el cambio y la transformación.

Hoy, en la víspera de la Semana Santa, quiero concluir con un mensaje de esperanza. Aún no soy aquello que anhelo ser, aquello para lo que fui rescatado por el Señor, aque- llo para lo que fui diseñado, pero eso sí, un día estoy convencido, es mi esperanza y es la motivación que me da fuerzas para seguir adelante, seré semejante a Él porque le veré cara a cara tal y como Él es.

Piensa, mientras te acercas a la Semana Santa, cuando recordamos la muerte y resurrección de Jesús, en cómo será ese día en que realmente serás seme- jante al Maestro. Dale la gracias por esa esperanza que nos sostiene y anima.


 



Ahora, queridos, somos hijos de Dios, aunque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que el día en que se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.Esta esperanza que hemos puesto en él es la que nos va perfeccionando, como él es perfecto. —1 Juan 3:1-3

Este peregrinaje de cuarenta días de reflexión e introspección ha llegado a su fin. Gracias a todos aquellos que me habéis acompañado en el mismo y deseo que haya sido de tanta bendición como lo ha sido para mí.

La reflexión -inclinarse hacia atrás para tomar distancia y ganar perspectiva- me ha en- señado mucho acerca de mí mismo. Verme desde fuera me ha ayudado a tener un mejor conocimiento de cómo soy y cómo vivo. No siempre me ha gustado lo que he percibido, sin embargo, la realidad siempre es mi mejor amiga y, al menos para mí, siempre es un punto de partida para el cambio y la transformación.

Hoy, en la víspera de la Semana Santa, quiero concluir con un mensaje de esperanza. Aún no soy aquello que anhelo ser, aquello para lo que fui rescatado por el Señor, aque- llo para lo que fui diseñado, pero eso sí, un día estoy convencido, es mi esperanza y es la motivación que me da fuerzas para seguir adelante, seré semejante a Él porque le veré cara a cara tal y como Él es.

Piensa, mientras te acercas a la Semana Santa, cuando recordamos la muerte y resurrección de Jesús, en cómo será ese día en que realmente serás seme- jante al Maestro. Dale la gracias por esa esperanza que nos sostiene y anima.