De madrugada, antes de amanecer, Jesús se levantó y, saliendo de la ciudad, se dirigió a un lugar apartado a orar. (Marcos 1:35)


Todos los expertos en productividad y felicidad afirman que la forma en que comenzamos el día determinará cómo lo vivimos. Y, la suma de los días, conforma la vida. La rueda del hamster es una buena ilustración del modo en que muchos de nosotros vivimos, sin llegar a ningún lado, sin intencionalidad ni propósito; yendo de actividad en actividad y pensando que el movimiento equivale a la dirección. Sin duda podemos ir más rápido, ser más eficientes en el manejo de la velocidad, engrasar bien la rueda para que circule con la menor fricción posible; sin embargo, todo eso no cambiará la realidad de que no nos lleva ninguna parte, aunque nos canse y nos de una falsa sensación de movimiento. 

Por eso es fundamental, importante y necesario comenzar el día con Dios. Tener un tiempo con Él, antes de comenzar la vorágine del día, nos ayuda a centrarnos a posicionarnos, a tomar conciencia de quiénes somos en relación con Dios, con nosotros mismos y con nuestro prójimo, es decir, con este mundo tan necesitado. Comenzar el día con Jesús nos ayuda a tomar conciencia de que somos gente en misión, de que cuando vamos a nuestros trabajos, estudios o cualquier otra obligación o responsabilidad, vamos en el nombre de Jesús para bendecir, añadir valor y vencer el mal con la práctica apasionada del bien.

De no comenzar el día con esta intencionalidad y propósito, nos vemos abocados a la rueda del hamster a saltar de actividad en actividad pensando, a menudo engañándonos a nosotros mismos, que vamos a algún sitio, simplemente porque estamos ocupados, vamos rápido y, a menudo, estresados.


¿Cómo comienzas tu día?



De madrugada, antes de amanecer, Jesús se levantó y, saliendo de la ciudad, se dirigió a un lugar apartado a orar. (Marcos 1:35)


Todos los expertos en productividad y felicidad afirman que la forma en que comenzamos el día determinará cómo lo vivimos. Y, la suma de los días, conforma la vida. La rueda del hamster es una buena ilustración del modo en que muchos de nosotros vivimos, sin llegar a ningún lado, sin intencionalidad ni propósito; yendo de actividad en actividad y pensando que el movimiento equivale a la dirección. Sin duda podemos ir más rápido, ser más eficientes en el manejo de la velocidad, engrasar bien la rueda para que circule con la menor fricción posible; sin embargo, todo eso no cambiará la realidad de que no nos lleva ninguna parte, aunque nos canse y nos de una falsa sensación de movimiento. 

Por eso es fundamental, importante y necesario comenzar el día con Dios. Tener un tiempo con Él, antes de comenzar la vorágine del día, nos ayuda a centrarnos a posicionarnos, a tomar conciencia de quiénes somos en relación con Dios, con nosotros mismos y con nuestro prójimo, es decir, con este mundo tan necesitado. Comenzar el día con Jesús nos ayuda a tomar conciencia de que somos gente en misión, de que cuando vamos a nuestros trabajos, estudios o cualquier otra obligación o responsabilidad, vamos en el nombre de Jesús para bendecir, añadir valor y vencer el mal con la práctica apasionada del bien.

De no comenzar el día con esta intencionalidad y propósito, nos vemos abocados a la rueda del hamster a saltar de actividad en actividad pensando, a menudo engañándonos a nosotros mismos, que vamos a algún sitio, simplemente porque estamos ocupados, vamos rápido y, a menudo, estresados.


¿Cómo comienzas tu día?