...quiero, sin embargo, que seáis sagaces para hacer el bien y limpios para el mal. (Romanos 16:19)

Pablo pide a los seguidores de Jesús en Roma dos actitudes, dos cosas que no se dan de forma natural, dos cosas que deben cultivarse con intencionalidad y persistencia.

La primera, es sagacidad para hacer el bien. Es tener esa capacidad para entender las situaciones y saber cómo actuar en búsqueda del bien, del beneficio de otros. Porque el bien siempre va dirigido hacia nuestro prójimo con el propósito de bendecirlo.

La segunda es limpieza. La palabra griega utilizada es akareios y se aplica a las cosas que son totalmente puras, el metal que no tiene aleación, el vino, el aceite o la leche que no están aguadas. Tiene la implicación de examinar nuestras motivaciones, conductas, actitudes, pensamientos, acciones y omisiones para asegurarnos que no están contaminadas por el mal.

Intencionalidad es, nuevamente, la palabra clave. No se dará de forma casual.