Sepas que yo soy el que sondea las conciencias y los corazones y el que dará a cada uno de vosotros según su merecido. (Apocalipsis 2:21)


Las Escrituras hablan con mucha frecuencia del corazón. En el mundo de la Biblia el corazón es el centro de control de la vida, donde se gestiona y se lleva a cabo nuestro proyecto vital. La Biblia nos anima a cuidarlo con esmero y mimo porque, tal y como indicaba hace un momento, de él nace la vida. El profeta Jeremías nos advierte del carácter engañoso del corazón. Engaña y se auto engaña; puede justificarnos lo injustificable y, aunque parezca paradójico, muchas veces trabaja en contra nuestra y nuestra propia destrucción. Cuando se llega a este estado la Biblia lo denomina un corazón endurecido. 

Por eso debemos analizar periódicamente el estado de nuestro corazón. Dado, como he mencionado, su carácter engañoso no es suficiente con un auto examen. Este es necesario pero no suficiente, debemos traerlo ante la presencia del Señor para que lo examine y nos ayude a detectar aquellas cosas que pueden estar dañándonos como personas o bien dañando nuestra relación con el Señor y/u otros. Recordemos, el corazón nos puede justificar de lo que no merecemos justificación; pero el juicio de Dios es imparcial y siempre en beneficio nuestro. Este breve texto de Apocalipsis nos recuerda que el Señor sondea las conciencias y los corazones y traerlo ante Él es la mejor prevención para evitar nuestra ruina.

¿Cuál es el estado de tu corazón?



Sepas que yo soy el que sondea las conciencias y los corazones y el que dará a cada uno de vosotros según su merecido. (Apocalipsis 2:21)


Las Escrituras hablan con mucha frecuencia del corazón. En el mundo de la Biblia el corazón es el centro de control de la vida, donde se gestiona y se lleva a cabo nuestro proyecto vital. La Biblia nos anima a cuidarlo con esmero y mimo porque, tal y como indicaba hace un momento, de él nace la vida. El profeta Jeremías nos advierte del carácter engañoso del corazón. Engaña y se auto engaña; puede justificarnos lo injustificable y, aunque parezca paradójico, muchas veces trabaja en contra nuestra y nuestra propia destrucción. Cuando se llega a este estado la Biblia lo denomina un corazón endurecido. 

Por eso debemos analizar periódicamente el estado de nuestro corazón. Dado, como he mencionado, su carácter engañoso no es suficiente con un auto examen. Este es necesario pero no suficiente, debemos traerlo ante la presencia del Señor para que lo examine y nos ayude a detectar aquellas cosas que pueden estar dañándonos como personas o bien dañando nuestra relación con el Señor y/u otros. Recordemos, el corazón nos puede justificar de lo que no merecemos justificación; pero el juicio de Dios es imparcial y siempre en beneficio nuestro. Este breve texto de Apocalipsis nos recuerda que el Señor sondea las conciencias y los corazones y traerlo ante Él es la mejor prevención para evitar nuestra ruina.

¿Cuál es el estado de tu corazón?



Sepas que yo soy el que sondea las conciencias y los corazones y el que dará a cada uno de vosotros según su merecido. (Apocalipsis 2:21)


Las Escrituras hablan con mucha frecuencia del corazón. En el mundo de la Biblia el corazón es el centro de control de la vida, donde se gestiona y se lleva a cabo nuestro proyecto vital. La Biblia nos anima a cuidarlo con esmero y mimo porque, tal y como indicaba hace un momento, de él nace la vida. El profeta Jeremías nos advierte del carácter engañoso del corazón. Engaña y se auto engaña; puede justificarnos lo injustificable y, aunque parezca paradójico, muchas veces trabaja en contra nuestra y nuestra propia destrucción. Cuando se llega a este estado la Biblia lo denomina un corazón endurecido. 

Por eso debemos analizar periódicamente el estado de nuestro corazón. Dado, como he mencionado, su carácter engañoso no es suficiente con un auto examen. Este es necesario pero no suficiente, debemos traerlo ante la presencia del Señor para que lo examine y nos ayude a detectar aquellas cosas que pueden estar dañándonos como personas o bien dañando nuestra relación con el Señor y/u otros. Recordemos, el corazón nos puede justificar de lo que no merecemos justificación; pero el juicio de Dios es imparcial y siempre en beneficio nuestro. Este breve texto de Apocalipsis nos recuerda que el Señor sondea las conciencias y los corazones y traerlo ante Él es la mejor prevención para evitar nuestra ruina.

¿Cuál es el estado de tu corazón?