¿Qué es lo que se permite en sábado? ¿Hacer el bien o hacer el mal? ¿Salvar una vida o destruirla? Ellos callaron. Al verlos tan duros de corazón, Jesús les echó una mirada, enojado y entristecido al mismo tiempo, y dijo al enfermo: extiende la mano. Él la extendió y la mano recuperó el movimiento. (Marcos 3:4-5)

Dice Marcos que Jesús miró a aquellos hombres con tristeza y enojo. Realmente el original griego dice ira. La ira es una reacción de indignación ante lo que percibimos como injusto o contrario a nuestro código ético y moral. La ira es una reacción sana, indica que todavía somos sensibles moralmente y tenemos la capacidad de reaccionar ante lo que consideramos escandaloso o injusto. En el Maestro se da una doble combinación de ira y tristeza que se refleja en su mirada.

¿Qué provoca esa mirada de Jesús? ¿A qué se debe ese cambio en la forma de mirar de aquel que, habitualmente, observaba a las personas desde el amor y la aceptación? El propio texto lo indica, la causa era la dureza del corazón de aquellas personas; gente religiosa por otra parte, buena conocedora de las Escrituras, celosos guardadores de las tradiciones y una religiosidad centrada en el ritual e insensible al necesitado. 

Creo que este pasaje nos enseña que algo no funciona bien cuando la religión se interpone en nuestro camino de ser agentes de reconciliación y restauración en un mundo roto. Cuando la defensa de la liturgia, el ritual y las tradiciones desplazan al ser humano y nos hacen olvidar que el sábado fue creado a causa del hombre y no al revés.

Ya lo decía claramente Santiago, el hermano de Jesús, la verdadera religión consiste en ayudar a los vulnerables en sus necesidades. Ya lo afirmaban también los profetas del Antiguo Testamento de parte de Dios, misericordia deseo y no sacrificios.


¿Cómo es tu religiosidad?




¿Qué es lo que se permite en sábado? ¿Hacer el bien o hacer el mal? ¿Salvar una vida o destruirla? Ellos callaron. Al verlos tan duros de corazón, Jesús les echó una mirada, enojado y entristecido al mismo tiempo, y dijo al enfermo: extiende la mano. Él la extendió y la mano recuperó el movimiento. (Marcos 3:4-5)

Dice Marcos que Jesús miró a aquellos hombres con tristeza y enojo. Realmente el original griego dice ira. La ira es una reacción de indignación ante lo que percibimos como injusto o contrario a nuestro código ético y moral. La ira es una reacción sana, indica que todavía somos sensibles moralmente y tenemos la capacidad de reaccionar ante lo que consideramos escandaloso o injusto. En el Maestro se da una doble combinación de ira y tristeza que se refleja en su mirada.

¿Qué provoca esa mirada de Jesús? ¿A qué se debe ese cambio en la forma de mirar de aquel que, habitualmente, observaba a las personas desde el amor y la aceptación? El propio texto lo indica, la causa era la dureza del corazón de aquellas personas; gente religiosa por otra parte, buena conocedora de las Escrituras, celosos guardadores de las tradiciones y una religiosidad centrada en el ritual e insensible al necesitado. 

Creo que este pasaje nos enseña que algo no funciona bien cuando la religión se interpone en nuestro camino de ser agentes de reconciliación y restauración en un mundo roto. Cuando la defensa de la liturgia, el ritual y las tradiciones desplazan al ser humano y nos hacen olvidar que el sábado fue creado a causa del hombre y no al revés.

Ya lo decía claramente Santiago, el hermano de Jesús, la verdadera religión consiste en ayudar a los vulnerables en sus necesidades. Ya lo afirmaban también los profetas del Antiguo Testamento de parte de Dios, misericordia deseo y no sacrificios.


¿Cómo es tu religiosidad?