Sostengo, en efecto, que Dios restablece en su amistad al ser humano mediante la fe y no por la observancia de la ley. (Romanos 3:28)


Contexto. La primera parte de la epístola estaba centrada en explicar que todo ser humano necesita la salvación de Dios. La segunda, que va desde 3:21 a 4:25 enfatiza que, así mismo, toda persona es restaurada en su relación personal con el Señor única y exclusivamente por medio de la fe en Jesús.

"Sola fide" Sólo fe, fue el lema de los reformadores protestantes del siglo XVI, de los cuales, de una u otra manera todos somos deudores y todos estamos conectados. Ante la incapacidad del ser humano de llegar a los niveles de exigencia moral, ética y espiritual dictados por Dios, éste es declarado culpable y merecedor del castigo divino. Ahora bien, Jesús, por medio de su muerte en la cruz, cubre las exigencias morales de Dios y atribuye a cada persona que deposita su confianza en Él, los beneficios de su sacrificio. 

En el fondo de todo veo la lucha universal y eterna del ser humano por tener y retener el control. Queremos, e intentamos duro, controlar el máximo posible de nuestras vidas. Gastamos enormes cantidades de energía física, mental y emocional tratando de prever, gestionar y manejar la mayor cantidad posible de circunstancias. La salvación sería más fácil -en nuestra opinión- si la pudiéramos controlar, ganar, negociar, apostar, en definitiva, si estuviera bajo nuestro control. Frente a todo ello, la vida, las circunstancias, el pasado que nos persigue, el futuro que nos angustia y el presente que intentamos controlar, Jesús sólo pide confiar en Él.


Piénsalo bien, ¿Cuál es tu paradigma, control o confianza?



Sostengo, en efecto, que Dios restablece en su amistad al ser humano mediante la fe y no por la observancia de la ley. (Romanos 3:28)


Contexto. La primera parte de la epístola estaba centrada en explicar que todo ser humano necesita la salvación de Dios. La segunda, que va desde 3:21 a 4:25 enfatiza que, así mismo, toda persona es restaurada en su relación personal con el Señor única y exclusivamente por medio de la fe en Jesús.

"Sola fide" Sólo fe, fue el lema de los reformadores protestantes del siglo XVI, de los cuales, de una u otra manera todos somos deudores y todos estamos conectados. Ante la incapacidad del ser humano de llegar a los niveles de exigencia moral, ética y espiritual dictados por Dios, éste es declarado culpable y merecedor del castigo divino. Ahora bien, Jesús, por medio de su muerte en la cruz, cubre las exigencias morales de Dios y atribuye a cada persona que deposita su confianza en Él, los beneficios de su sacrificio. 

En el fondo de todo veo la lucha universal y eterna del ser humano por tener y retener el control. Queremos, e intentamos duro, controlar el máximo posible de nuestras vidas. Gastamos enormes cantidades de energía física, mental y emocional tratando de prever, gestionar y manejar la mayor cantidad posible de circunstancias. La salvación sería más fácil -en nuestra opinión- si la pudiéramos controlar, ganar, negociar, apostar, en definitiva, si estuviera bajo nuestro control. Frente a todo ello, la vida, las circunstancias, el pasado que nos persigue, el futuro que nos angustia y el presente que intentamos controlar, Jesús sólo pide confiar en Él.


Piénsalo bien, ¿Cuál es tu paradigma, control o confianza?



Sostengo, en efecto, que Dios restablece en su amistad al ser humano mediante la fe y no por la observancia de la ley. (Romanos 3:28)


Contexto. La primera parte de la epístola estaba centrada en explicar que todo ser humano necesita la salvación de Dios. La segunda, que va desde 3:21 a 4:25 enfatiza que, así mismo, toda persona es restaurada en su relación personal con el Señor única y exclusivamente por medio de la fe en Jesús.

"Sola fide" Sólo fe, fue el lema de los reformadores protestantes del siglo XVI, de los cuales, de una u otra manera todos somos deudores y todos estamos conectados. Ante la incapacidad del ser humano de llegar a los niveles de exigencia moral, ética y espiritual dictados por Dios, éste es declarado culpable y merecedor del castigo divino. Ahora bien, Jesús, por medio de su muerte en la cruz, cubre las exigencias morales de Dios y atribuye a cada persona que deposita su confianza en Él, los beneficios de su sacrificio. 

En el fondo de todo veo la lucha universal y eterna del ser humano por tener y retener el control. Queremos, e intentamos duro, controlar el máximo posible de nuestras vidas. Gastamos enormes cantidades de energía física, mental y emocional tratando de prever, gestionar y manejar la mayor cantidad posible de circunstancias. La salvación sería más fácil -en nuestra opinión- si la pudiéramos controlar, ganar, negociar, apostar, en definitiva, si estuviera bajo nuestro control. Frente a todo ello, la vida, las circunstancias, el pasado que nos persigue, el futuro que nos angustia y el presente que intentamos controlar, Jesús sólo pide confiar en Él.


Piénsalo bien, ¿Cuál es tu paradigma, control o confianza?