La circuncisión la recibió más tarde como una señal, como un sello garantizador de que ya se le había concedido la amistad divina mediante la fe, aun antes de estar circuncidado. De esta manera, Abrahán se ha convertido en padre de todos los que creen sin estar circuncidados, por cuanto también a ellos Dios los restablece en su amistad.  Y al mismo tiempo se ha convertido en padre para los que, estando circuncidados, no confían únicamente en la circuncisión, sino que siguen las huellas de la fe que, antes de circuncidarse, tuvo ya nuestro padre Abrahán. (Romanos 4:11-12)


Todo ser humano es salvado por medio de la fe; este es el contexto de esta parte de la epístola. Pablo usa como ejemplo de ello a Abrahán. En el pasaje anterior ya comentó que el patriarca fue declarado justo por medio de la fe, totalmente al margen de las obras de la ley. En este pasaje indica que también lo fue al margen de la circuncisión pues, como explica en estos versículos, ésta fue dada como una prenda, una garantía de la amistad que el Señor le había concedido gracias a su fe. De alguna manera se nos indica que tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento es la fe y únicamente la fe lo que restablece a las personas en la amistad con Dios.

Para nosotros, seguidores de Jesús, el Espíritu Santo viene a ser lo mismo que la circuncisión para el judío, es decir, la garantía, la señal, la prenda de que hemos sido justificados y de todas las promesas futuras que alcanzaremos. 


Hoy tenemos una buena oportunidad de dar gracias al Señor por su justificación y el don del Espíritu Santo que la garantiza.



La circuncisión la recibió más tarde como una señal, como un sello garantizador de que ya se le había concedido la amistad divina mediante la fe, aun antes de estar circuncidado. De esta manera, Abrahán se ha convertido en padre de todos los que creen sin estar circuncidados, por cuanto también a ellos Dios los restablece en su amistad.  Y al mismo tiempo se ha convertido en padre para los que, estando circuncidados, no confían únicamente en la circuncisión, sino que siguen las huellas de la fe que, antes de circuncidarse, tuvo ya nuestro padre Abrahán. (Romanos 4:11-12)


Todo ser humano es salvado por medio de la fe; este es el contexto de esta parte de la epístola. Pablo usa como ejemplo de ello a Abrahán. En el pasaje anterior ya comentó que el patriarca fue declarado justo por medio de la fe, totalmente al margen de las obras de la ley. En este pasaje indica que también lo fue al margen de la circuncisión pues, como explica en estos versículos, ésta fue dada como una prenda, una garantía de la amistad que el Señor le había concedido gracias a su fe. De alguna manera se nos indica que tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento es la fe y únicamente la fe lo que restablece a las personas en la amistad con Dios.

Para nosotros, seguidores de Jesús, el Espíritu Santo viene a ser lo mismo que la circuncisión para el judío, es decir, la garantía, la señal, la prenda de que hemos sido justificados y de todas las promesas futuras que alcanzaremos. 


Hoy tenemos una buena oportunidad de dar gracias al Señor por su justificación y el don del Espíritu Santo que la garantiza.



La circuncisión la recibió más tarde como una señal, como un sello garantizador de que ya se le había concedido la amistad divina mediante la fe, aun antes de estar circuncidado. De esta manera, Abrahán se ha convertido en padre de todos los que creen sin estar circuncidados, por cuanto también a ellos Dios los restablece en su amistad.  Y al mismo tiempo se ha convertido en padre para los que, estando circuncidados, no confían únicamente en la circuncisión, sino que siguen las huellas de la fe que, antes de circuncidarse, tuvo ya nuestro padre Abrahán. (Romanos 4:11-12)


Todo ser humano es salvado por medio de la fe; este es el contexto de esta parte de la epístola. Pablo usa como ejemplo de ello a Abrahán. En el pasaje anterior ya comentó que el patriarca fue declarado justo por medio de la fe, totalmente al margen de las obras de la ley. En este pasaje indica que también lo fue al margen de la circuncisión pues, como explica en estos versículos, ésta fue dada como una prenda, una garantía de la amistad que el Señor le había concedido gracias a su fe. De alguna manera se nos indica que tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento es la fe y únicamente la fe lo que restablece a las personas en la amistad con Dios.

Para nosotros, seguidores de Jesús, el Espíritu Santo viene a ser lo mismo que la circuncisión para el judío, es decir, la garantía, la señal, la prenda de que hemos sido justificados y de todas las promesas futuras que alcanzaremos. 


Hoy tenemos una buena oportunidad de dar gracias al Señor por su justificación y el don del Espíritu Santo que la garantiza.