Señor, apiádate de mí que estoy débil; fortaléceme, pues me siento sin fuerzas y estoy profundamente abatido. Señor ¿hasta cuándo? (Salmo 6:3-4)


El lenguaje políticamente correcto, aquel que trata de ser lo más neutro posible para no ofender los sentimientos de nadie, está impregnando también la experiencia religiosa; al menos esa es mi opinión. Se extiende la idea de que hay ciertos pensamientos y sentimientos que un auténtico cristiano nunca debería experimentar o pensar y esta idea, totalmente falsa en mi opinión, se vuelve el discurso dominante y el que sirve para juzgar la espiritualidad o carencia de la misma de las personas. Expresiones del tipo, un buen cristiano nunca está triste, nunca tiene dudas, no experimenta frustración o depresión y un largo etcétera que en realidad lo que hacen es matar nuestra humanidad, negarnos el derecho a ser seres humanos. 

No es lo que veo en los salmos y me alegro de ello. Estos escritos carecen total y absolutamente de todo tipo de corrección política y el salmista se presenta ante Dios con su realidad pura y dura, sin tratar de ser correcto, sin pretender ser una persona diferente de la que es; los autores de los salmos vienen ante la presencia de Dios con expresiones como las que aparecen en los versículos reflejados en la parte superior y aún mucho más duras, crudas y descarnadas. Son personas reales, auténticas porque ¿Con quién puede ser una real y genuino si no es con Dios?

Para mí este y otros salmos son una bocanada de aire fresco, un impulso para ser real conmigo mismo porque lo puedo ser con Dios. Una invitación a ser libre para presentarme ante el Señor, como dice la antigua canción "tal como soy", sin tapujos, sin disimulos, pudiéndole expresar lo que siento y lo que pienso; en resumidas cuentas, mi vulnerabilidad como persona. Soy consciente que los convencionalismos sociales nos impiden ser auténticos en la mayoría, si no todos, los ámbitos en los que nos hemos de desempeñar -incluida la iglesia-; afortunadamente esto no es necesario con Dios.


¿Qué caracteriza tu relación con el Señor la corrección política o la autenticidad y genuincidad? ¿Qué ideas, sentimientos, pensamientos o estados de ánimo necesitas presentar ante Él? Si fuera el caso ¿Qué te impide ser vulnerable con Dios?



Señor, apiádate de mí que estoy débil; fortaléceme, pues me siento sin fuerzas y estoy profundamente abatido. Señor ¿hasta cuándo? (Salmo 6:3-4)


El lenguaje políticamente correcto, aquel que trata de ser lo más neutro posible para no ofender los sentimientos de nadie, está impregnando también la experiencia religiosa; al menos esa es mi opinión. Se extiende la idea de que hay ciertos pensamientos y sentimientos que un auténtico cristiano nunca debería experimentar o pensar y esta idea, totalmente falsa en mi opinión, se vuelve el discurso dominante y el que sirve para juzgar la espiritualidad o carencia de la misma de las personas. Expresiones del tipo, un buen cristiano nunca está triste, nunca tiene dudas, no experimenta frustración o depresión y un largo etcétera que en realidad lo que hacen es matar nuestra humanidad, negarnos el derecho a ser seres humanos. 

No es lo que veo en los salmos y me alegro de ello. Estos escritos carecen total y absolutamente de todo tipo de corrección política y el salmista se presenta ante Dios con su realidad pura y dura, sin tratar de ser correcto, sin pretender ser una persona diferente de la que es; los autores de los salmos vienen ante la presencia de Dios con expresiones como las que aparecen en los versículos reflejados en la parte superior y aún mucho más duras, crudas y descarnadas. Son personas reales, auténticas porque ¿Con quién puede ser una real y genuino si no es con Dios?

Para mí este y otros salmos son una bocanada de aire fresco, un impulso para ser real conmigo mismo porque lo puedo ser con Dios. Una invitación a ser libre para presentarme ante el Señor, como dice la antigua canción "tal como soy", sin tapujos, sin disimulos, pudiéndole expresar lo que siento y lo que pienso; en resumidas cuentas, mi vulnerabilidad como persona. Soy consciente que los convencionalismos sociales nos impiden ser auténticos en la mayoría, si no todos, los ámbitos en los que nos hemos de desempeñar -incluida la iglesia-; afortunadamente esto no es necesario con Dios.


¿Qué caracteriza tu relación con el Señor la corrección política o la autenticidad y genuincidad? ¿Qué ideas, sentimientos, pensamientos o estados de ánimo necesitas presentar ante Él? Si fuera el caso ¿Qué te impide ser vulnerable con Dios?