— ¡Yo no te negaré, aunque tenga que morir contigo! Y lo mismo decían todos los demás. (Marcos 14:31) 


Todos sabemos que poco después Pedro negaría conocer al Maestro, y lo haría hasta en tres ocasiones. El apóstol no pudo mantener su promesa, no pudo estar a la altura de su palabra, no tuvo la fuerza para seguir fiel en su compromiso. Sin embargo, creo que era totalmente honesto cuando manifestó su intención de hacerlo. Pero, como dice la Escritura: el espíritu a la verdad está dispuesto pero nuestra naturaleza es débil. 

Es fácil juzgar a Pedro; sus "meteduras de pata" son varias y memorables y muchas otras que, sin duda, no han sido recogidas en las Escrituras. Pero ese hombre es un espejo en el que todos nosotros nos podemos mirar y ver reflejada nuestra propia realidad. Yo me veo en él. Pienso en tantas veces que he prometido que haría o dejaría de hacer, que no toleraría más en mí determinadas motivaciones y actitudes y... después todo ha quedado en agua de borrajas y he tenido que expresarle a Jesús mi arrepentimiento unido a mi inconsistencia, fragilidad y vulnerabilidad. Afortunadamente Dios lo es de segundas, terceras, cuartas y... oportunidades. Afortunadamente cuando nos aceptó como seguidores suyos sabía de antemano nuestra inconsistencia, era consciente mucho más que nosotros mismos que nunca daríamos la talla. Por eso es por gracia, única y exclusivamente por gracia.


¿Qué puedes aprender de la experiencia de Pedro que sea útil para tu propia vida?


— ¡Yo no te negaré, aunque tenga que morir contigo! Y lo mismo decían todos los demás. (Marcos 14:31) 


Todos sabemos que poco después Pedro negaría conocer al Maestro, y lo haría hasta en tres ocasiones. El apóstol no pudo mantener su promesa, no pudo estar a la altura de su palabra, no tuvo la fuerza para seguir fiel en su compromiso. Sin embargo, creo que era totalmente honesto cuando manifestó su intención de hacerlo. Pero, como dice la Escritura: el espíritu a la verdad está dispuesto pero nuestra naturaleza es débil. 

Es fácil juzgar a Pedro; sus "meteduras de pata" son varias y memorables y muchas otras que, sin duda, no han sido recogidas en las Escrituras. Pero ese hombre es un espejo en el que todos nosotros nos podemos mirar y ver reflejada nuestra propia realidad. Yo me veo en él. Pienso en tantas veces que he prometido que haría o dejaría de hacer, que no toleraría más en mí determinadas motivaciones y actitudes y... después todo ha quedado en agua de borrajas y he tenido que expresarle a Jesús mi arrepentimiento unido a mi inconsistencia, fragilidad y vulnerabilidad. Afortunadamente Dios lo es de segundas, terceras, cuartas y... oportunidades. Afortunadamente cuando nos aceptó como seguidores suyos sabía de antemano nuestra inconsistencia, era consciente mucho más que nosotros mismos que nunca daríamos la talla. Por eso es por gracia, única y exclusivamente por gracia.


¿Qué puedes aprender de la experiencia de Pedro que sea útil para tu propia vida?


— ¡Yo no te negaré, aunque tenga que morir contigo! Y lo mismo decían todos los demás. (Marcos 14:31) 


Todos sabemos que poco después Pedro negaría conocer al Maestro, y lo haría hasta en tres ocasiones. El apóstol no pudo mantener su promesa, no pudo estar a la altura de su palabra, no tuvo la fuerza para seguir fiel en su compromiso. Sin embargo, creo que era totalmente honesto cuando manifestó su intención de hacerlo. Pero, como dice la Escritura: el espíritu a la verdad está dispuesto pero nuestra naturaleza es débil. 

Es fácil juzgar a Pedro; sus "meteduras de pata" son varias y memorables y muchas otras que, sin duda, no han sido recogidas en las Escrituras. Pero ese hombre es un espejo en el que todos nosotros nos podemos mirar y ver reflejada nuestra propia realidad. Yo me veo en él. Pienso en tantas veces que he prometido que haría o dejaría de hacer, que no toleraría más en mí determinadas motivaciones y actitudes y... después todo ha quedado en agua de borrajas y he tenido que expresarle a Jesús mi arrepentimiento unido a mi inconsistencia, fragilidad y vulnerabilidad. Afortunadamente Dios lo es de segundas, terceras, cuartas y... oportunidades. Afortunadamente cuando nos aceptó como seguidores suyos sabía de antemano nuestra inconsistencia, era consciente mucho más que nosotros mismos que nunca daríamos la talla. Por eso es por gracia, única y exclusivamente por gracia.


¿Qué puedes aprender de la experiencia de Pedro que sea útil para tu propia vida?