También puede compararse el reino de los cielos a un comerciante que busca perlas finas. Cuando encuentra una de mucho valor. Va a vender todo lo que tiene y la compra. (Mateo 13:45 y 46)


Las perlas eran muy codiciadas en la época de Jesús, por tanto, la parábola tenían sentido y significado para sus oyentes. Al leerla lo que me ha llamado la atención es la palabra buscar. El comerciante del que se habla en la historia era muy activo e intencional en la búsqueda de perlas. La intencionalidad es un acto de voluntad que va orientado a la consecución de algo que se ha identificado como importante, necesario, significativo. Encontró porque buscó, y eso trae a la mente las palabras dichas por el propio Jesús: "buscad, llamad y pedid". Estas tres acciones responden a una determinación e intencionalidad. Es la invitación de Jesús con respecto al Reino. El comerciante halló aquello que buscaba y, consecuentemente, vendió todo lo que tenía a fin de poder adquirir aquello que era tan valioso y significativo para él. La venta de todo, el precio pagado, son la evidencia de la importancia que aquella perla tenía para él. 

¿Cuál es la aplicación de la parábola para nosotros? Sin duda la necesidad de hacer del Reino una prioridad en nuestras vidas, de ser intencionales en buscarlo. Jesús mismo lo volvió a expresar con otras palabras: "Buscad en primer lugar el Reino de Dios y lo que es justo". El Reino es la esfera en la que la voluntad del Señor se reconoce, acepta y cumple. El Reino no es una entelequia teológica o doctrinal; es una realidad que se vive en la vida cotidiana, en cada una de sus esferas. Somos pues intencionales en vivir buscando y aplicando la voluntad de Dios en todas y cada una de las áreas de nuestras vidas.

Pero aún es posible ver otra aplicación. Es una quimera pensar que podremos obtener el Reino sin pagar un precio. Palabras como dejar, renunciar, seguir, negar, tomar la cruz y otras muchas van vinculadas a la realidad de convertirse en ciudadanos del Reino. El precio puede variar para cada uno de nosotros, pero ese precio existe, es real y la mayoría de nosotros sabemos con total perfección cuál es. En numerosas ocasiones ese precio significa dejar de lado lo bueno para perseguir lo mejor.


Intencionalidad y disponibilidad a pagar precios ¿Cuán desarrolladas están en tu vida ambas cualidades?



También puede compararse el reino de los cielos a un comerciante que busca perlas finas. Cuando encuentra una de mucho valor. Va a vender todo lo que tiene y la compra. (Mateo 13:45 y 46)


Las perlas eran muy codiciadas en la época de Jesús, por tanto, la parábola tenían sentido y significado para sus oyentes. Al leerla lo que me ha llamado la atención es la palabra buscar. El comerciante del que se habla en la historia era muy activo e intencional en la búsqueda de perlas. La intencionalidad es un acto de voluntad que va orientado a la consecución de algo que se ha identificado como importante, necesario, significativo. Encontró porque buscó, y eso trae a la mente las palabras dichas por el propio Jesús: "buscad, llamad y pedid". Estas tres acciones responden a una determinación e intencionalidad. Es la invitación de Jesús con respecto al Reino. El comerciante halló aquello que buscaba y, consecuentemente, vendió todo lo que tenía a fin de poder adquirir aquello que era tan valioso y significativo para él. La venta de todo, el precio pagado, son la evidencia de la importancia que aquella perla tenía para él. 

¿Cuál es la aplicación de la parábola para nosotros? Sin duda la necesidad de hacer del Reino una prioridad en nuestras vidas, de ser intencionales en buscarlo. Jesús mismo lo volvió a expresar con otras palabras: "Buscad en primer lugar el Reino de Dios y lo que es justo". El Reino es la esfera en la que la voluntad del Señor se reconoce, acepta y cumple. El Reino no es una entelequia teológica o doctrinal; es una realidad que se vive en la vida cotidiana, en cada una de sus esferas. Somos pues intencionales en vivir buscando y aplicando la voluntad de Dios en todas y cada una de las áreas de nuestras vidas.

Pero aún es posible ver otra aplicación. Es una quimera pensar que podremos obtener el Reino sin pagar un precio. Palabras como dejar, renunciar, seguir, negar, tomar la cruz y otras muchas van vinculadas a la realidad de convertirse en ciudadanos del Reino. El precio puede variar para cada uno de nosotros, pero ese precio existe, es real y la mayoría de nosotros sabemos con total perfección cuál es. En numerosas ocasiones ese precio significa dejar de lado lo bueno para perseguir lo mejor.


Intencionalidad y disponibilidad a pagar precios ¿Cuán desarrolladas están en tu vida ambas cualidades?



También puede compararse el reino de los cielos a un comerciante que busca perlas finas. Cuando encuentra una de mucho valor. Va a vender todo lo que tiene y la compra. (Mateo 13:45 y 46)


Las perlas eran muy codiciadas en la época de Jesús, por tanto, la parábola tenían sentido y significado para sus oyentes. Al leerla lo que me ha llamado la atención es la palabra buscar. El comerciante del que se habla en la historia era muy activo e intencional en la búsqueda de perlas. La intencionalidad es un acto de voluntad que va orientado a la consecución de algo que se ha identificado como importante, necesario, significativo. Encontró porque buscó, y eso trae a la mente las palabras dichas por el propio Jesús: "buscad, llamad y pedid". Estas tres acciones responden a una determinación e intencionalidad. Es la invitación de Jesús con respecto al Reino. El comerciante halló aquello que buscaba y, consecuentemente, vendió todo lo que tenía a fin de poder adquirir aquello que era tan valioso y significativo para él. La venta de todo, el precio pagado, son la evidencia de la importancia que aquella perla tenía para él. 

¿Cuál es la aplicación de la parábola para nosotros? Sin duda la necesidad de hacer del Reino una prioridad en nuestras vidas, de ser intencionales en buscarlo. Jesús mismo lo volvió a expresar con otras palabras: "Buscad en primer lugar el Reino de Dios y lo que es justo". El Reino es la esfera en la que la voluntad del Señor se reconoce, acepta y cumple. El Reino no es una entelequia teológica o doctrinal; es una realidad que se vive en la vida cotidiana, en cada una de sus esferas. Somos pues intencionales en vivir buscando y aplicando la voluntad de Dios en todas y cada una de las áreas de nuestras vidas.

Pero aún es posible ver otra aplicación. Es una quimera pensar que podremos obtener el Reino sin pagar un precio. Palabras como dejar, renunciar, seguir, negar, tomar la cruz y otras muchas van vinculadas a la realidad de convertirse en ciudadanos del Reino. El precio puede variar para cada uno de nosotros, pero ese precio existe, es real y la mayoría de nosotros sabemos con total perfección cuál es. En numerosas ocasiones ese precio significa dejar de lado lo bueno para perseguir lo mejor.


Intencionalidad y disponibilidad a pagar precios ¿Cuán desarrolladas están en tu vida ambas cualidades?