El Hijo, que siendo reflejo resplandeciente de la gloria del Padre e imagen perfecta de su ser... (Hebreos 1: 3)


En Éxodo capítulo 20 Dios prohibe que nos hagamos imágenes y las adoremos. Este siempre ha sido un clásico argumento evangélico en contra de los católicos y su culto o veneración de las imágenes. Para mí, sin embargo, son mucho más peligrosas, dañinas e influyentes las imágenes mentales que nos hacemos de Dios. En muchas ocasiones, no nos relacionamos con el auténtico y genuino Dios, sino más bien con aquel que nos hemos creado. Primero lo creamos y luego lo veneramos. Así tenemos el dios de la teología de la prosperidad, el dios tribal que ama más a unos países que a otros, el dios justiciero que espera con ansia el día del juicio final para darnos el castigo que merecemos, el dios denominacional, el dios fundamentalista, el dios que ama más a los israelitas que a los palestinos, el dios capitalista, el dios...

¿Cuán parecido al auténtico Dios es mi dios? ¿Cómo realmente es Dios? El anónimo autor del libro de los Hebreos nos da la respuesta (que, por otra parte, corrobora el mismo Jesús y Pablo), si queremos saber cómo auténticamente es Dios debemos mirar necesariamente a Jesús ya que Él es el único autorizado a explicar como es el Padre puesto que, como Él mismo afirmó, el Padre y Él son la misma cosa. Jesús es la imagen perfecta de Dios, ni más ni menos. Por tanto, si tu imagen de Dios no concuerda con Jesús, estás adorando un dios falso, estás siguiendo una burda imitación, estás poniendo tu lealtad en una imagen que tú mismo te has creado.

Mi ordenador, un iMac, está funcionando con la versión 10.13.5 de OS High Sierra. Hasta donde yo sé, se trata de la última versión, la más actualizada, la más contemporánea. Del mismo modo hasta donde sabemos Jesús es la última versión autorizada de cómo es Dios y nadie tiene derecho a vender o difundir otras versiones. Juan, en el prólogo de su evangelio afirmó que a Dios nadie lo ha vista jamás, sin embargo, su hijo, que estaba en el seno del Padre nos lo ha dado a conocer. ¿Quieres saber cómo es Dios? ¡Mira a Jesús! ¿Quieres saber si estás siguiendo al verdadero Dios? ¡Mira a Jesús! ¿Hay discrepancias entre tu dios y Jesús? ¡Ya sabes qué hacer!


¿Por qué afirmamos que Dios es como Jesús y no Jesús como Dios? ¿Es tan solo un juego de palabras?


El Hijo, que siendo reflejo resplandeciente de la gloria del Padre e imagen perfecta de su ser... (Hebreos 1: 3)


En Éxodo capítulo 20 Dios prohibe que nos hagamos imágenes y las adoremos. Este siempre ha sido un clásico argumento evangélico en contra de los católicos y su culto o veneración de las imágenes. Para mí, sin embargo, son mucho más peligrosas, dañinas e influyentes las imágenes mentales que nos hacemos de Dios. En muchas ocasiones, no nos relacionamos con el auténtico y genuino Dios, sino más bien con aquel que nos hemos creado. Primero lo creamos y luego lo veneramos. Así tenemos el dios de la teología de la prosperidad, el dios tribal que ama más a unos países que a otros, el dios justiciero que espera con ansia el día del juicio final para darnos el castigo que merecemos, el dios denominacional, el dios fundamentalista, el dios que ama más a los israelitas que a los palestinos, el dios capitalista, el dios...

¿Cuán parecido al auténtico Dios es mi dios? ¿Cómo realmente es Dios? El anónimo autor del libro de los Hebreos nos da la respuesta (que, por otra parte, corrobora el mismo Jesús y Pablo), si queremos saber cómo auténticamente es Dios debemos mirar necesariamente a Jesús ya que Él es el único autorizado a explicar como es el Padre puesto que, como Él mismo afirmó, el Padre y Él son la misma cosa. Jesús es la imagen perfecta de Dios, ni más ni menos. Por tanto, si tu imagen de Dios no concuerda con Jesús, estás adorando un dios falso, estás siguiendo una burda imitación, estás poniendo tu lealtad en una imagen que tú mismo te has creado.

Mi ordenador, un iMac, está funcionando con la versión 10.13.5 de OS High Sierra. Hasta donde yo sé, se trata de la última versión, la más actualizada, la más contemporánea. Del mismo modo hasta donde sabemos Jesús es la última versión autorizada de cómo es Dios y nadie tiene derecho a vender o difundir otras versiones. Juan, en el prólogo de su evangelio afirmó que a Dios nadie lo ha vista jamás, sin embargo, su hijo, que estaba en el seno del Padre nos lo ha dado a conocer. ¿Quieres saber cómo es Dios? ¡Mira a Jesús! ¿Quieres saber si estás siguiendo al verdadero Dios? ¡Mira a Jesús! ¿Hay discrepancias entre tu dios y Jesús? ¡Ya sabes qué hacer!


¿Por qué afirmamos que Dios es como Jesús y no Jesús como Dios? ¿Es tan solo un juego de palabras?


El Hijo, que siendo reflejo resplandeciente de la gloria del Padre e imagen perfecta de su ser... (Hebreos 1: 3)


En Éxodo capítulo 20 Dios prohibe que nos hagamos imágenes y las adoremos. Este siempre ha sido un clásico argumento evangélico en contra de los católicos y su culto o veneración de las imágenes. Para mí, sin embargo, son mucho más peligrosas, dañinas e influyentes las imágenes mentales que nos hacemos de Dios. En muchas ocasiones, no nos relacionamos con el auténtico y genuino Dios, sino más bien con aquel que nos hemos creado. Primero lo creamos y luego lo veneramos. Así tenemos el dios de la teología de la prosperidad, el dios tribal que ama más a unos países que a otros, el dios justiciero que espera con ansia el día del juicio final para darnos el castigo que merecemos, el dios denominacional, el dios fundamentalista, el dios que ama más a los israelitas que a los palestinos, el dios capitalista, el dios...

¿Cuán parecido al auténtico Dios es mi dios? ¿Cómo realmente es Dios? El anónimo autor del libro de los Hebreos nos da la respuesta (que, por otra parte, corrobora el mismo Jesús y Pablo), si queremos saber cómo auténticamente es Dios debemos mirar necesariamente a Jesús ya que Él es el único autorizado a explicar como es el Padre puesto que, como Él mismo afirmó, el Padre y Él son la misma cosa. Jesús es la imagen perfecta de Dios, ni más ni menos. Por tanto, si tu imagen de Dios no concuerda con Jesús, estás adorando un dios falso, estás siguiendo una burda imitación, estás poniendo tu lealtad en una imagen que tú mismo te has creado.

Mi ordenador, un iMac, está funcionando con la versión 10.13.5 de OS High Sierra. Hasta donde yo sé, se trata de la última versión, la más actualizada, la más contemporánea. Del mismo modo hasta donde sabemos Jesús es la última versión autorizada de cómo es Dios y nadie tiene derecho a vender o difundir otras versiones. Juan, en el prólogo de su evangelio afirmó que a Dios nadie lo ha vista jamás, sin embargo, su hijo, que estaba en el seno del Padre nos lo ha dado a conocer. ¿Quieres saber cómo es Dios? ¡Mira a Jesús! ¿Quieres saber si estás siguiendo al verdadero Dios? ¡Mira a Jesús! ¿Hay discrepancias entre tu dios y Jesús? ¡Ya sabes qué hacer!


¿Por qué afirmamos que Dios es como Jesús y no Jesús como Dios? ¿Es tan solo un juego de palabras?


El Hijo, que siendo reflejo resplandeciente de la gloria del Padre e imagen perfecta de su ser... (Hebreos 1: 3)


En Éxodo capítulo 20 Dios prohibe que nos hagamos imágenes y las adoremos. Este siempre ha sido un clásico argumento evangélico en contra de los católicos y su culto o veneración de las imágenes. Para mí, sin embargo, son mucho más peligrosas, dañinas e influyentes las imágenes mentales que nos hacemos de Dios. En muchas ocasiones, no nos relacionamos con el auténtico y genuino Dios, sino más bien con aquel que nos hemos creado. Primero lo creamos y luego lo veneramos. Así tenemos el dios de la teología de la prosperidad, el dios tribal que ama más a unos países que a otros, el dios justiciero que espera con ansia el día del juicio final para darnos el castigo que merecemos, el dios denominacional, el dios fundamentalista, el dios que ama más a los israelitas que a los palestinos, el dios capitalista, el dios...

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