... Santo, santo, santo. Señor, dueño de todo, el que era, el que es, el que está a punto de llegar. (Apocalipsis 4:8)


Dios no tiene ni pasado, ni presente, ni futuro. Dios, simplemente es. El tiempo no existía hasta que creó los cielos y la tierra. Nosotros vivimos en el tiempo y tenemos, por tanto, un pasado, un presente y un futuro; Él, simplemente es. Existía antes que nosotros y seguirá existiendo cuando nosotros ya no estemos. Él está fuera del tiempo, no tiene principio ni tiene fin. 

Él no, pero nosotros sí. Ahí radica nuestro problema, que nosotros podemos vivir atascados en el pasado, temerosos del futuro e incapaces de manejar el presente. El pasado nos puede perseguir con cargas, culpas, errores y una sensación de insatisfacción por lo que pudo haber sido y no fue. El futuro puede presentarse incierto, inseguro, amenazante y lleno de tormentas. El presente puede ser difícil de gestionar por todo lo anteriormente dicho. 

Creo que es por eso que en este pasaje que he reproducido y en otro similar del libro de Hebreos, se afirma que Dios siempre es el mismo y está por encima del tiempo. Eso tiene serias implicaciones para nosotros. No hemos de vivir atascados en el pasado; éste, no importa cómo fuera, ha sido totalmente perdonado por el Señor. Tampoco hemos de vivir ansiosos por el futuro; éste, con todo lo que pueda traer de bueno y de malo está también en las manos del Dios que creo que universo. Centrémonos, pues, en el presente y sus realidades, sin olvidar que Él afirmó: no te dejaré ni te abandonaré y también, yo estoy contigo todos los días hasta el fin.


¿Qué cosas del pasado y del futuro te impiden experimentar a Dios hoy?



... Santo, santo, santo. Señor, dueño de todo, el que era, el que es, el que está a punto de llegar. (Apocalipsis 4:8)


Dios no tiene ni pasado, ni presente, ni futuro. Dios, simplemente es. El tiempo no existía hasta que creó los cielos y la tierra. Nosotros vivimos en el tiempo y tenemos, por tanto, un pasado, un presente y un futuro; Él, simplemente es. Existía antes que nosotros y seguirá existiendo cuando nosotros ya no estemos. Él está fuera del tiempo, no tiene principio ni tiene fin. 

Él no, pero nosotros sí. Ahí radica nuestro problema, que nosotros podemos vivir atascados en el pasado, temerosos del futuro e incapaces de manejar el presente. El pasado nos puede perseguir con cargas, culpas, errores y una sensación de insatisfacción por lo que pudo haber sido y no fue. El futuro puede presentarse incierto, inseguro, amenazante y lleno de tormentas. El presente puede ser difícil de gestionar por todo lo anteriormente dicho. 

Creo que es por eso que en este pasaje que he reproducido y en otro similar del libro de Hebreos, se afirma que Dios siempre es el mismo y está por encima del tiempo. Eso tiene serias implicaciones para nosotros. No hemos de vivir atascados en el pasado; éste, no importa cómo fuera, ha sido totalmente perdonado por el Señor. Tampoco hemos de vivir ansiosos por el futuro; éste, con todo lo que pueda traer de bueno y de malo está también en las manos del Dios que creo que universo. Centrémonos, pues, en el presente y sus realidades, sin olvidar que Él afirmó: no te dejaré ni te abandonaré y también, yo estoy contigo todos los días hasta el fin.


¿Qué cosas del pasado y del futuro te impiden experimentar a Dios hoy?



... Santo, santo, santo. Señor, dueño de todo, el que era, el que es, el que está a punto de llegar. (Apocalipsis 4:8)


Dios no tiene ni pasado, ni presente, ni futuro. Dios, simplemente es. El tiempo no existía hasta que creó los cielos y la tierra. Nosotros vivimos en el tiempo y tenemos, por tanto, un pasado, un presente y un futuro; Él, simplemente es. Existía antes que nosotros y seguirá existiendo cuando nosotros ya no estemos. Él está fuera del tiempo, no tiene principio ni tiene fin. 

Él no, pero nosotros sí. Ahí radica nuestro problema, que nosotros podemos vivir atascados en el pasado, temerosos del futuro e incapaces de manejar el presente. El pasado nos puede perseguir con cargas, culpas, errores y una sensación de insatisfacción por lo que pudo haber sido y no fue. El futuro puede presentarse incierto, inseguro, amenazante y lleno de tormentas. El presente puede ser difícil de gestionar por todo lo anteriormente dicho. 

Creo que es por eso que en este pasaje que he reproducido y en otro similar del libro de Hebreos, se afirma que Dios siempre es el mismo y está por encima del tiempo. Eso tiene serias implicaciones para nosotros. No hemos de vivir atascados en el pasado; éste, no importa cómo fuera, ha sido totalmente perdonado por el Señor. Tampoco hemos de vivir ansiosos por el futuro; éste, con todo lo que pueda traer de bueno y de malo está también en las manos del Dios que creo que universo. Centrémonos, pues, en el presente y sus realidades, sin olvidar que Él afirmó: no te dejaré ni te abandonaré y también, yo estoy contigo todos los días hasta el fin.


¿Qué cosas del pasado y del futuro te impiden experimentar a Dios hoy?



... Santo, santo, santo. Señor, dueño de todo, el que era, el que es, el que está a punto de llegar. (Apocalipsis 4:8)


Dios no tiene ni pasado, ni presente, ni futuro. Dios, simplemente es. El tiempo no existía hasta que creó los cielos y la tierra. Nosotros vivimos en el tiempo y tenemos, por tanto, un pasado, un presente y un futuro; Él, simplemente es. Existía antes que nosotros y seguirá existiendo cuando nosotros ya no estemos. Él está fuera del tiempo, no tiene principio ni tiene fin. 

Él no, pero nosotros sí. Ahí radica nuestro problema, que nosotros podemos vivir atascados en el pasado, temerosos del futuro e incapaces de manejar el presente. El pasado nos puede perseguir con cargas, culpas, errores y una sensación de insatisfacción por lo que pudo haber sido y no fue. El futuro puede presentarse incierto, inseguro, amenazante y lleno de tormentas. El presente puede ser difícil de gestionar por todo lo anteriormente dicho. 

Creo que es por eso que en este pasaje que he reproducido y en otro similar del libro de Hebreos, se afirma que Dios siempre es el mismo y está por encima del tiempo. Eso tiene serias implicaciones para nosotros. No hemos de vivir atascados en el pasado; éste, no importa cómo fuera, ha sido totalmente perdonado por el Señor. Tampoco hemos de vivir ansiosos por el futuro; éste, con todo lo que pueda traer de bueno y de malo está también en las manos del Dios que creo que universo. Centrémonos, pues, en el presente y sus realidades, sin olvidar que Él afirmó: no te dejaré ni te abandonaré y también, yo estoy contigo todos los días hasta el fin.


¿Qué cosas del pasado y del futuro te impiden experimentar a Dios hoy?