Según salió del vientre de su madre, así volverá: tan desnudo como vino, sin llevarse en la mano nada de lo que sacó con sus fatigas. También esto es una gran desgracia: que se irá como vino ¿Y que ganancia sacará de haberse fatigado inútilmente? Consumir todos sus días a oscuras, entre grandes disgustos, dolor y rabia. (Eclesiastés 5:14-16)


Comienza el año 2018 y soy plenamente consciente de que me queda ya uno menos para llegar al fin. Mentalmente hay una época en la vida en que uno va hacia arriba y otra, en la que me encuentro, en la que se tiene plena conciencia de ir hacia abajo :-)

En esta etapa uno piensa con más frecuencia en aquello que dejará atrás cuando desaparezca. Eclesiastés nos enseña, y también la experiencia, que nada material nos acompañará; nos iremos como vinimos, con las manos totalmente vacías. Si nada nos podemos llevar ¿En qué vale la pena invertir nuestra vida, nuestro tiempo y esfuerzos? Es mi convicción que la mejor manera de hacerlo es producir un impacto en la vida de otros. Ayer en la noche meditaba acerca de ello y pensaba que al final, lo que verdaderamente cuenta, es si este mundo es un poco, aunque sólo sea un poquito, mejor debido al paso de uno. Si hemos podido ser de bendición en la vida de otros; si hemos podido ser agentes de restauración y reconciliación en la vida de otras personas. Ese impacto, esa huella, es probablemente lo único que quedará y habrá valido la pena. Será paradójicamente lo único que podremos llevarnos y a, la vez, dejar.

Hay personas que cuando desaparezcan el mundo quedará indiferente; otras que el mundo respirará aliviado porque al fin se fueron. Otras que el mundo lamentará su ausencia. Cada uno debe elegir en que categoría encajar.


¿Qué impacto produces? ¿Cuál quieres producir este año?


Según salió del vientre de su madre, así volverá: tan desnudo como vino, sin llevarse en la mano nada de lo que sacó con sus fatigas. También esto es una gran desgracia: que se irá como vino ¿Y que ganancia sacará de haberse fatigado inútilmente? Consumir todos sus días a oscuras, entre grandes disgustos, dolor y rabia. (Eclesiastés 5:14-16)


Comienza el año 2018 y soy plenamente consciente de que me queda ya uno menos para llegar al fin. Mentalmente hay una época en la vida en que uno va hacia arriba y otra, en la que me encuentro, en la que se tiene plena conciencia de ir hacia abajo :-)

En esta etapa uno piensa con más frecuencia en aquello que dejará atrás cuando desaparezca. Eclesiastés nos enseña, y también la experiencia, que nada material nos acompañará; nos iremos como vinimos, con las manos totalmente vacías. Si nada nos podemos llevar ¿En qué vale la pena invertir nuestra vida, nuestro tiempo y esfuerzos? Es mi convicción que la mejor manera de hacerlo es producir un impacto en la vida de otros. Ayer en la noche meditaba acerca de ello y pensaba que al final, lo que verdaderamente cuenta, es si este mundo es un poco, aunque sólo sea un poquito, mejor debido al paso de uno. Si hemos podido ser de bendición en la vida de otros; si hemos podido ser agentes de restauración y reconciliación en la vida de otras personas. Ese impacto, esa huella, es probablemente lo único que quedará y habrá valido la pena. Será paradójicamente lo único que podremos llevarnos y a, la vez, dejar.

Hay personas que cuando desaparezcan el mundo quedará indiferente; otras que el mundo respirará aliviado porque al fin se fueron. Otras que el mundo lamentará su ausencia. Cada uno debe elegir en que categoría encajar.


¿Qué impacto produces? ¿Cuál quieres producir este año?


Según salió del vientre de su madre, así volverá: tan desnudo como vino, sin llevarse en la mano nada de lo que sacó con sus fatigas. También esto es una gran desgracia: que se irá como vino ¿Y que ganancia sacará de haberse fatigado inútilmente? Consumir todos sus días a oscuras, entre grandes disgustos, dolor y rabia. (Eclesiastés 5:14-16)


Comienza el año 2018 y soy plenamente consciente de que me queda ya uno menos para llegar al fin. Mentalmente hay una época en la vida en que uno va hacia arriba y otra, en la que me encuentro, en la que se tiene plena conciencia de ir hacia abajo :-)

En esta etapa uno piensa con más frecuencia en aquello que dejará atrás cuando desaparezca. Eclesiastés nos enseña, y también la experiencia, que nada material nos acompañará; nos iremos como vinimos, con las manos totalmente vacías. Si nada nos podemos llevar ¿En qué vale la pena invertir nuestra vida, nuestro tiempo y esfuerzos? Es mi convicción que la mejor manera de hacerlo es producir un impacto en la vida de otros. Ayer en la noche meditaba acerca de ello y pensaba que al final, lo que verdaderamente cuenta, es si este mundo es un poco, aunque sólo sea un poquito, mejor debido al paso de uno. Si hemos podido ser de bendición en la vida de otros; si hemos podido ser agentes de restauración y reconciliación en la vida de otras personas. Ese impacto, esa huella, es probablemente lo único que quedará y habrá valido la pena. Será paradójicamente lo único que podremos llevarnos y a, la vez, dejar.

Hay personas que cuando desaparezcan el mundo quedará indiferente; otras que el mundo respirará aliviado porque al fin se fueron. Otras que el mundo lamentará su ausencia. Cada uno debe elegir en que categoría encajar.


¿Qué impacto produces? ¿Cuál quieres producir este año?