Este es el mensaje que escuchamos a Jesucristo y que ahora os anunciamos: Dios es luz sin mezcla de tinieblas. (1 Juan 1:5)


Jesús se describió a sí mismo como la luz del mundo, por tanto, tiene todo el sentido lo afirmado por Juan en este versículo. Muchas religiones han identificado a la deidad con el sol por su capacidad de dar vida y luz. La vida física sería totalmente imposible sin la luz, del mismo modo la vida, en su dimensión holística, es imposible sin Jesús. Él afirmó que había venido para darnos vida y ésta en abundancia. 

Sin embargo, la luz también tiene una característica que podríamos afirmar es peligrosa: todo lo pone de manifiesto, tanto lo bueno como lo malo. Paradójicamente cuanto más nos acercamos al Señor más conciencia vamos adquiriendo de nuestro pecado y de nuestras carencias morales, éticas y espirituales. En línea con la paradoja, cuanto más lejos estás de la luz menos conciencia tienes de tu situación. No es de extrañar lo que afirma Juan en su evangelio, cuando la luz vino al mundo las personas amaron más las tinieblas que la luz porque sus estilos de vida no eran los adecuados. 

Necesitamos acercarnos a la luz con un doble propósito: tener vida y tener conciencia de nuestra realidad para poder permitir que el Señor vaya trabajando en la misma, la vaya puliendo, la vaya transformando hasta que seamos más y más semejantes a Él.


¿Cómo es tu relación con la luz?



Este es el mensaje que escuchamos a Jesucristo y que ahora os anunciamos: Dios es luz sin mezcla de tinieblas. (1 Juan 1:5)


Jesús se describió a sí mismo como la luz del mundo, por tanto, tiene todo el sentido lo afirmado por Juan en este versículo. Muchas religiones han identificado a la deidad con el sol por su capacidad de dar vida y luz. La vida física sería totalmente imposible sin la luz, del mismo modo la vida, en su dimensión holística, es imposible sin Jesús. Él afirmó que había venido para darnos vida y ésta en abundancia. 

Sin embargo, la luz también tiene una característica que podríamos afirmar es peligrosa: todo lo pone de manifiesto, tanto lo bueno como lo malo. Paradójicamente cuanto más nos acercamos al Señor más conciencia vamos adquiriendo de nuestro pecado y de nuestras carencias morales, éticas y espirituales. En línea con la paradoja, cuanto más lejos estás de la luz menos conciencia tienes de tu situación. No es de extrañar lo que afirma Juan en su evangelio, cuando la luz vino al mundo las personas amaron más las tinieblas que la luz porque sus estilos de vida no eran los adecuados. 

Necesitamos acercarnos a la luz con un doble propósito: tener vida y tener conciencia de nuestra realidad para poder permitir que el Señor vaya trabajando en la misma, la vaya puliendo, la vaya transformando hasta que seamos más y más semejantes a Él.


¿Cómo es tu relación con la luz?



Este es el mensaje que escuchamos a Jesucristo y que ahora os anunciamos: Dios es luz sin mezcla de tinieblas. (1 Juan 1:5)


Jesús se describió a sí mismo como la luz del mundo, por tanto, tiene todo el sentido lo afirmado por Juan en este versículo. Muchas religiones han identificado a la deidad con el sol por su capacidad de dar vida y luz. La vida física sería totalmente imposible sin la luz, del mismo modo la vida, en su dimensión holística, es imposible sin Jesús. Él afirmó que había venido para darnos vida y ésta en abundancia. 

Sin embargo, la luz también tiene una característica que podríamos afirmar es peligrosa: todo lo pone de manifiesto, tanto lo bueno como lo malo. Paradójicamente cuanto más nos acercamos al Señor más conciencia vamos adquiriendo de nuestro pecado y de nuestras carencias morales, éticas y espirituales. En línea con la paradoja, cuanto más lejos estás de la luz menos conciencia tienes de tu situación. No es de extrañar lo que afirma Juan en su evangelio, cuando la luz vino al mundo las personas amaron más las tinieblas que la luz porque sus estilos de vida no eran los adecuados. 

Necesitamos acercarnos a la luz con un doble propósito: tener vida y tener conciencia de nuestra realidad para poder permitir que el Señor vaya trabajando en la misma, la vaya puliendo, la vaya transformando hasta que seamos más y más semejantes a Él.


¿Cómo es tu relación con la luz?



Este es el mensaje que escuchamos a Jesucristo y que ahora os anunciamos: Dios es luz sin mezcla de tinieblas. (1 Juan 1:5)


Jesús se describió a sí mismo como la luz del mundo, por tanto, tiene todo el sentido lo afirmado por Juan en este versículo. Muchas religiones han identificado a la deidad con el sol por su capacidad de dar vida y luz. La vida física sería totalmente imposible sin la luz, del mismo modo la vida, en su dimensión holística, es imposible sin Jesús. Él afirmó que había venido para darnos vida y ésta en abundancia. 

Sin embargo, la luz también tiene una característica que podríamos afirmar es peligrosa: todo lo pone de manifiesto, tanto lo bueno como lo malo. Paradójicamente cuanto más nos acercamos al Señor más conciencia vamos adquiriendo de nuestro pecado y de nuestras carencias morales, éticas y espirituales. En línea con la paradoja, cuanto más lejos estás de la luz menos conciencia tienes de tu situación. No es de extrañar lo que afirma Juan en su evangelio, cuando la luz vino al mundo las personas amaron más las tinieblas que la luz porque sus estilos de vida no eran los adecuados. 

Necesitamos acercarnos a la luz con un doble propósito: tener vida y tener conciencia de nuestra realidad para poder permitir que el Señor vaya trabajando en la misma, la vaya puliendo, la vaya transformando hasta que seamos más y más semejantes a Él.


¿Cómo es tu relación con la luz?