Dando gracias siempre y por todo a Dios Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. (Efesios 5:20)


Tengo la sensación que muchos de nosotros damos por sentado que todo en la vida nos ha de ir bien, de gloria en gloria, de bendición en bendición. Todos estamos un poquito contagiados de la teología de la prosperidad y consecuentemente llevamos muy pero que muy mal la contradicción y la frustración por pequeña que sea. Los evangélicos no hemos sabido, podido o querido desarrollar una teología del dolor -dimensión física- ni del sufrimiento -dimensión emocional y espiritual- y, consecuentemente cuando estos aparecen en nuestras vidas, cosa que más tarde o más temprano ha de suceder, no sabemos muy bien cómo manejarlo, qué hacer con ello.

Si ya lo anteriormente dicho es complicado de por sí, todavía lo hace más complejo lo que nos indica el apóstol, que demos gracias por todo lo que nos sucede. Ahí queda, ahí esta, no podemos borrarlo de la Escritura, lo único a lo que podemos aspirar es a entenderlo y aplicarlo. No me cuesta relacionar este versículo con el de Romanos en el que Pablo indica que aquellos que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. Puestos ambos juntos he oído todo tipo de explicaciones peregrinas: "Al final todo te saldrá bien", "ahora no lo entiendes pero más adelante lo entenderás", "Te falta perspectiva pero verás como Dios trabajará de forma que las cosas serán buenas" y otras similares. La verdad es que estas explicaciones más que ayudar al que sufre, en la mayoría de las ocasiones agravan su situación e incluso le hacen sentir espiritualmente culpables por sentir lo que sienten, incomprensión ante el dolor y/o el sufrimiento que están experimentando. 

Entonces, si no entiendo lo que me pasa, si no veo ningún bien en lo que estoy experimentando ¿Cómo puedo además dar gracias al Señor por ello? Tiene que haber algún sentido en lo que el apóstol nos pide. Creo que lo hay, la solución... mañana.


¿Qué sentido piensas que hay en todo esto?






Dando gracias siempre y por todo a Dios Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. (Efesios 5:20)


Tengo la sensación que muchos de nosotros damos por sentado que todo en la vida nos ha de ir bien, de gloria en gloria, de bendición en bendición. Todos estamos un poquito contagiados de la teología de la prosperidad y consecuentemente llevamos muy pero que muy mal la contradicción y la frustración por pequeña que sea. Los evangélicos no hemos sabido, podido o querido desarrollar una teología del dolor -dimensión física- ni del sufrimiento -dimensión emocional y espiritual- y, consecuentemente cuando estos aparecen en nuestras vidas, cosa que más tarde o más temprano ha de suceder, no sabemos muy bien cómo manejarlo, qué hacer con ello.

Si ya lo anteriormente dicho es complicado de por sí, todavía lo hace más complejo lo que nos indica el apóstol, que demos gracias por todo lo que nos sucede. Ahí queda, ahí esta, no podemos borrarlo de la Escritura, lo único a lo que podemos aspirar es a entenderlo y aplicarlo. No me cuesta relacionar este versículo con el de Romanos en el que Pablo indica que aquellos que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. Puestos ambos juntos he oído todo tipo de explicaciones peregrinas: "Al final todo te saldrá bien", "ahora no lo entiendes pero más adelante lo entenderás", "Te falta perspectiva pero verás como Dios trabajará de forma que las cosas serán buenas" y otras similares. La verdad es que estas explicaciones más que ayudar al que sufre, en la mayoría de las ocasiones agravan su situación e incluso le hacen sentir espiritualmente culpables por sentir lo que sienten, incomprensión ante el dolor y/o el sufrimiento que están experimentando. 

Entonces, si no entiendo lo que me pasa, si no veo ningún bien en lo que estoy experimentando ¿Cómo puedo además dar gracias al Señor por ello? Tiene que haber algún sentido en lo que el apóstol nos pide. Creo que lo hay, la solución... mañana.


¿Qué sentido piensas que hay en todo esto?






Dando gracias siempre y por todo a Dios Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. (Efesios 5:20)


Tengo la sensación que muchos de nosotros damos por sentado que todo en la vida nos ha de ir bien, de gloria en gloria, de bendición en bendición. Todos estamos un poquito contagiados de la teología de la prosperidad y consecuentemente llevamos muy pero que muy mal la contradicción y la frustración por pequeña que sea. Los evangélicos no hemos sabido, podido o querido desarrollar una teología del dolor -dimensión física- ni del sufrimiento -dimensión emocional y espiritual- y, consecuentemente cuando estos aparecen en nuestras vidas, cosa que más tarde o más temprano ha de suceder, no sabemos muy bien cómo manejarlo, qué hacer con ello.

Si ya lo anteriormente dicho es complicado de por sí, todavía lo hace más complejo lo que nos indica el apóstol, que demos gracias por todo lo que nos sucede. Ahí queda, ahí esta, no podemos borrarlo de la Escritura, lo único a lo que podemos aspirar es a entenderlo y aplicarlo. No me cuesta relacionar este versículo con el de Romanos en el que Pablo indica que aquellos que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. Puestos ambos juntos he oído todo tipo de explicaciones peregrinas: "Al final todo te saldrá bien", "ahora no lo entiendes pero más adelante lo entenderás", "Te falta perspectiva pero verás como Dios trabajará de forma que las cosas serán buenas" y otras similares. La verdad es que estas explicaciones más que ayudar al que sufre, en la mayoría de las ocasiones agravan su situación e incluso le hacen sentir espiritualmente culpables por sentir lo que sienten, incomprensión ante el dolor y/o el sufrimiento que están experimentando. 

Entonces, si no entiendo lo que me pasa, si no veo ningún bien en lo que estoy experimentando ¿Cómo puedo además dar gracias al Señor por ello? Tiene que haber algún sentido en lo que el apóstol nos pide. Creo que lo hay, la solución... mañana.


¿Qué sentido piensas que hay en todo esto?