Pero Dios que conforta a los humildes, me reanimó también a mí con la presencia de Tito. (2 Corintios 7:6)


Hay dos cosas simples e importantes que he aprendido por medio de este versículo. La primera, que Dios tiene interés en aquellos que están pasando por momentos de desánimo físico, emocional, espiritual o una combinación de todos ellos. La segunda, que Él nos anima y conforta muchísimas veces por medio de otros creyentes. Así lo enseña el apóstol Pablo; cuando se encontraba en Macedonia no tuvo, según sus mismas palabras, ningún tipo de sosiego debido a presiones tanto internas como externas. Pero, siempre según él mismo lo explica, Dios tuvo misericordia de él y lo confortó, pero lo hizo por medio de Tito, uno de sus discípulos. 

Pensaba en que todos los seguidores de Jesús podríamos hacer del confortar a otros un auténtico estilo de vida. El increíble potencial que se podría movilizar si nos levantáramos en la mañana con el radar sensible a las necesidades de nuestro entorno y buscando ser colaboradores de Dios en la bendita tarea de llevar confort a aquel cercano a nosotros que lo necesita. Por eso, mi reto de hoy es bien fácil y asequible para cualquier de nosotros: ser portadores de confort a alguien en nuestro entorno que lo precisa.

¿Quién hay en tu entorno necesitado de confort?



Pero Dios que conforta a los humildes, me reanimó también a mí con la presencia de Tito. (2 Corintios 7:6)


Hay dos cosas simples e importantes que he aprendido por medio de este versículo. La primera, que Dios tiene interés en aquellos que están pasando por momentos de desánimo físico, emocional, espiritual o una combinación de todos ellos. La segunda, que Él nos anima y conforta muchísimas veces por medio de otros creyentes. Así lo enseña el apóstol Pablo; cuando se encontraba en Macedonia no tuvo, según sus mismas palabras, ningún tipo de sosiego debido a presiones tanto internas como externas. Pero, siempre según él mismo lo explica, Dios tuvo misericordia de él y lo confortó, pero lo hizo por medio de Tito, uno de sus discípulos. 

Pensaba en que todos los seguidores de Jesús podríamos hacer del confortar a otros un auténtico estilo de vida. El increíble potencial que se podría movilizar si nos levantáramos en la mañana con el radar sensible a las necesidades de nuestro entorno y buscando ser colaboradores de Dios en la bendita tarea de llevar confort a aquel cercano a nosotros que lo necesita. Por eso, mi reto de hoy es bien fácil y asequible para cualquier de nosotros: ser portadores de confort a alguien en nuestro entorno que lo precisa.

¿Quién hay en tu entorno necesitado de confort?



Pero Dios que conforta a los humildes, me reanimó también a mí con la presencia de Tito. (2 Corintios 7:6)


Hay dos cosas simples e importantes que he aprendido por medio de este versículo. La primera, que Dios tiene interés en aquellos que están pasando por momentos de desánimo físico, emocional, espiritual o una combinación de todos ellos. La segunda, que Él nos anima y conforta muchísimas veces por medio de otros creyentes. Así lo enseña el apóstol Pablo; cuando se encontraba en Macedonia no tuvo, según sus mismas palabras, ningún tipo de sosiego debido a presiones tanto internas como externas. Pero, siempre según él mismo lo explica, Dios tuvo misericordia de él y lo confortó, pero lo hizo por medio de Tito, uno de sus discípulos. 

Pensaba en que todos los seguidores de Jesús podríamos hacer del confortar a otros un auténtico estilo de vida. El increíble potencial que se podría movilizar si nos levantáramos en la mañana con el radar sensible a las necesidades de nuestro entorno y buscando ser colaboradores de Dios en la bendita tarea de llevar confort a aquel cercano a nosotros que lo necesita. Por eso, mi reto de hoy es bien fácil y asequible para cualquier de nosotros: ser portadores de confort a alguien en nuestro entorno que lo precisa.

¿Quién hay en tu entorno necesitado de confort?