Y si todo fuera oído ¿cómo podría oler? Por algo distribuyó Dios cada uno de los miembros en el cuerpo según le pareció conveniente. Pues ¿dónde estaría el cuerpo si todo él se redujese a un solo miembro? Precisamente por eso, aunque el cuerpo es uno, los miembros son muchos. Y no puede el ojo decirle a la mano: "No te necesito". Como tampoco puede la cabeza decir a los pies: "No os necesito". (1 Corintios 12:17-19)

¿Qué sería del pobre cuerpo de Cristo si todos fuéramos bautistas, carismáticos, ortodoxos, presbiterianos, metodistas, pentecostales, católicos y un etcétera tan largo como quieras hacerlo? Simplemente que perderíamos la diversidad, la variedad, la riqueza de diferentes expresiones que, todo y que nos esforzamos por verlas antagónicas, en su núcleo central estamos de acuerdo en un 95% con el Credo de los Apóstoles o el Credo de Nicea.  

Como no podría ser de otra manera estoy 100% de acuerdo con la petición de Jesús de que seamos uno para que esto sea testimonio ante el mundo. Pero ¿podría ser que estuviéramos confundiendo unidad con uniformidad, que cuando decimos amén a esa oración estemos pensando que eso significa que todos sean como yo soy? Jesús también afirmó que sería de testimonio para el mundo nuestra capacidad para amarnos y, para hacer eso práctico, podemos remitirnos a 1 Corintios 13 y, consecuentemente, volcar todo lo que allí se dice hacia esas otras partes del cuerpo que son diferentes a mí pero tan necesarias como yo y absolutamente complementarias.

¿Cómo se enriquecería tu vida si agradecieras al Señor la diversidad del cuerpo y lo miraras con amor y respeto? ¿Cómo afectaría a la visión que el mundo tiene de nosotros?

 


Y si todo fuera oído ¿cómo podría oler? Por algo distribuyó Dios cada uno de los miembros en el cuerpo según le pareció conveniente. Pues ¿dónde estaría el cuerpo si todo él se redujese a un solo miembro? Precisamente por eso, aunque el cuerpo es uno, los miembros son muchos. Y no puede el ojo decirle a la mano: "No te necesito". Como tampoco puede la cabeza decir a los pies: "No os necesito". (1 Corintios 12:17-19)

¿Qué sería del pobre cuerpo de Cristo si todos fuéramos bautistas, carismáticos, ortodoxos, presbiterianos, metodistas, pentecostales, católicos y un etcétera tan largo como quieras hacerlo? Simplemente que perderíamos la diversidad, la variedad, la riqueza de diferentes expresiones que, todo y que nos esforzamos por verlas antagónicas, en su núcleo central estamos de acuerdo en un 95% con el Credo de los Apóstoles o el Credo de Nicea.  

Como no podría ser de otra manera estoy 100% de acuerdo con la petición de Jesús de que seamos uno para que esto sea testimonio ante el mundo. Pero ¿podría ser que estuviéramos confundiendo unidad con uniformidad, que cuando decimos amén a esa oración estemos pensando que eso significa que todos sean como yo soy? Jesús también afirmó que sería de testimonio para el mundo nuestra capacidad para amarnos y, para hacer eso práctico, podemos remitirnos a 1 Corintios 13 y, consecuentemente, volcar todo lo que allí se dice hacia esas otras partes del cuerpo que son diferentes a mí pero tan necesarias como yo y absolutamente complementarias.

¿Cómo se enriquecería tu vida si agradecieras al Señor la diversidad del cuerpo y lo miraras con amor y respeto? ¿Cómo afectaría a la visión que el mundo tiene de nosotros?

 


Y si todo fuera oído ¿cómo podría oler? Por algo distribuyó Dios cada uno de los miembros en el cuerpo según le pareció conveniente. Pues ¿dónde estaría el cuerpo si todo él se redujese a un solo miembro? Precisamente por eso, aunque el cuerpo es uno, los miembros son muchos. Y no puede el ojo decirle a la mano: "No te necesito". Como tampoco puede la cabeza decir a los pies: "No os necesito". (1 Corintios 12:17-19)

¿Qué sería del pobre cuerpo de Cristo si todos fuéramos bautistas, carismáticos, ortodoxos, presbiterianos, metodistas, pentecostales, católicos y un etcétera tan largo como quieras hacerlo? Simplemente que perderíamos la diversidad, la variedad, la riqueza de diferentes expresiones que, todo y que nos esforzamos por verlas antagónicas, en su núcleo central estamos de acuerdo en un 95% con el Credo de los Apóstoles o el Credo de Nicea.  

Como no podría ser de otra manera estoy 100% de acuerdo con la petición de Jesús de que seamos uno para que esto sea testimonio ante el mundo. Pero ¿podría ser que estuviéramos confundiendo unidad con uniformidad, que cuando decimos amén a esa oración estemos pensando que eso significa que todos sean como yo soy? Jesús también afirmó que sería de testimonio para el mundo nuestra capacidad para amarnos y, para hacer eso práctico, podemos remitirnos a 1 Corintios 13 y, consecuentemente, volcar todo lo que allí se dice hacia esas otras partes del cuerpo que son diferentes a mí pero tan necesarias como yo y absolutamente complementarias.

¿Cómo se enriquecería tu vida si agradecieras al Señor la diversidad del cuerpo y lo miraras con amor y respeto? ¿Cómo afectaría a la visión que el mundo tiene de nosotros?