¡Vale más que me acuerde de sus grandes hechos y de sus maravillas pasadas! ¡Vale más que me acuerde sus obras maravillosas!. (Salmo 77:11 y 12)


En la primera parte del salmo Asaf le expresa al Señor tal y como se siente, y como podemos observar, lo hace sin ningún tipo de miramientos ni corrección política. El salmista se siente seguro de poder compartir su estado, no hay miedo de sentirse rechazado por parte de Dios. Aquí, como vimos, ya tenemos una primera lección que aprender e incorporar en nuestras vidas, a saber, que con el Señor podemos ser nosotros mismos.

Pero Asaf no se queda ahí. Nos enseña cómo poder enfrentar una situación en la que el presente es confuso, negro, difícil de poderlo absorber y procesar; el futuro, por su parte, se presenta incierto, inseguro, abrumador y amenazador. El salmista nos indica que cuando esto sucede la mejor estrategia es mirar hacia atrás. Pero no hacerlo para dejarnos atrapar por una nostalgia paralizante. No para caer en la depresión de que el presente no es lo que el pasado fue. ¡Para nada! Miramos hacia atrás para tomar fuerzas a fin de afrontar el presente y el futuro. Lo hacemos para darnos cuenta que el Dios que fue fiel en el pasado continúa siendo el mismo, su poder no ha disminuido y su compromiso hacia nosotros, digan lo que digan las circunstancias presente, no ha disminuido un ápice.

En ocasiones, nos viene a decir Asar, la mejor manera de gestionar el presente y prepararnos para el futuro es mirando hacia atrás.

 



¡Vale más que me acuerde de sus grandes hechos y de sus maravillas pasadas! ¡Vale más que me acuerde sus obras maravillosas!. (Salmo 77:11 y 12)


En la primera parte del salmo Asaf le expresa al Señor tal y como se siente, y como podemos observar, lo hace sin ningún tipo de miramientos ni corrección política. El salmista se siente seguro de poder compartir su estado, no hay miedo de sentirse rechazado por parte de Dios. Aquí, como vimos, ya tenemos una primera lección que aprender e incorporar en nuestras vidas, a saber, que con el Señor podemos ser nosotros mismos.

Pero Asaf no se queda ahí. Nos enseña cómo poder enfrentar una situación en la que el presente es confuso, negro, difícil de poderlo absorber y procesar; el futuro, por su parte, se presenta incierto, inseguro, abrumador y amenazador. El salmista nos indica que cuando esto sucede la mejor estrategia es mirar hacia atrás. Pero no hacerlo para dejarnos atrapar por una nostalgia paralizante. No para caer en la depresión de que el presente no es lo que el pasado fue. ¡Para nada! Miramos hacia atrás para tomar fuerzas a fin de afrontar el presente y el futuro. Lo hacemos para darnos cuenta que el Dios que fue fiel en el pasado continúa siendo el mismo, su poder no ha disminuido y su compromiso hacia nosotros, digan lo que digan las circunstancias presente, no ha disminuido un ápice.

En ocasiones, nos viene a decir Asar, la mejor manera de gestionar el presente y prepararnos para el futuro es mirando hacia atrás.

 



¡Vale más que me acuerde de sus grandes hechos y de sus maravillas pasadas! ¡Vale más que me acuerde sus obras maravillosas!. (Salmo 77:11 y 12)


En la primera parte del salmo Asaf le expresa al Señor tal y como se siente, y como podemos observar, lo hace sin ningún tipo de miramientos ni corrección política. El salmista se siente seguro de poder compartir su estado, no hay miedo de sentirse rechazado por parte de Dios. Aquí, como vimos, ya tenemos una primera lección que aprender e incorporar en nuestras vidas, a saber, que con el Señor podemos ser nosotros mismos.

Pero Asaf no se queda ahí. Nos enseña cómo poder enfrentar una situación en la que el presente es confuso, negro, difícil de poderlo absorber y procesar; el futuro, por su parte, se presenta incierto, inseguro, abrumador y amenazador. El salmista nos indica que cuando esto sucede la mejor estrategia es mirar hacia atrás. Pero no hacerlo para dejarnos atrapar por una nostalgia paralizante. No para caer en la depresión de que el presente no es lo que el pasado fue. ¡Para nada! Miramos hacia atrás para tomar fuerzas a fin de afrontar el presente y el futuro. Lo hacemos para darnos cuenta que el Dios que fue fiel en el pasado continúa siendo el mismo, su poder no ha disminuido y su compromiso hacia nosotros, digan lo que digan las circunstancias presente, no ha disminuido un ápice.

En ocasiones, nos viene a decir Asar, la mejor manera de gestionar el presente y prepararnos para el futuro es mirando hacia atrás.

 



¡Vale más que me acuerde de sus grandes hechos y de sus maravillas pasadas! ¡Vale más que me acuerde sus obras maravillosas!. (Salmo 77:11 y 12)


En la primera parte del salmo Asaf le expresa al Señor tal y como se siente, y como podemos observar, lo hace sin ningún tipo de miramientos ni corrección política. El salmista se siente seguro de poder compartir su estado, no hay miedo de sentirse rechazado por parte de Dios. Aquí, como vimos, ya tenemos una primera lección que aprender e incorporar en nuestras vidas, a saber, que con el Señor podemos ser nosotros mismos.

Pero Asaf no se queda ahí. Nos enseña cómo poder enfrentar una situación en la que el presente es confuso, negro, difícil de poderlo absorber y procesar; el futuro, por su parte, se presenta incierto, inseguro, abrumador y amenazador. El salmista nos indica que cuando esto sucede la mejor estrategia es mirar hacia atrás. Pero no hacerlo para dejarnos atrapar por una nostalgia paralizante. No para caer en la depresión de que el presente no es lo que el pasado fue. ¡Para nada! Miramos hacia atrás para tomar fuerzas a fin de afrontar el presente y el futuro. Lo hacemos para darnos cuenta que el Dios que fue fiel en el pasado continúa siendo el mismo, su poder no ha disminuido y su compromiso hacia nosotros, digan lo que digan las circunstancias presente, no ha disminuido un ápice.

En ocasiones, nos viene a decir Asar, la mejor manera de gestionar el presente y prepararnos para el futuro es mirando hacia atrás.