Pero Tú mismo las dicho: "la gente pobre y humilde ya no aguanta tanto maltrato; voy a entrar en acción y los pondré a salvo". Dios mío, Tú siempre cumples tus promesas y lo has demostrado una y otra vez. Tus promesas son más valiosas que plata refinada. Podrá haber malvados en el mundo, y la maldad ir en aumento, pero Tú siempre nos proteges y nos defiendes de esa gente. (Salmo 12: 6-9)

¿Cuántas lecturas posible tiene la Biblia? Los más conservadores dirán que únicamente hay una lectura posible que, casualmente, acostumbra a ser la suya. Yo creo que, dado que la Palabra del Señor es viva y eficaz, hay numerosas lecturas de un mismo pasaje. También tengo la convicción de que hay un diálogo entre el Espíritu, la Palabra y nuestra realidad. 

Estas posibles lecturas dependen de muchos factores, pero para simplificar los reduciré a dos: quién soy y dónde estoy. Mi singularidad personal, es decir la realidad que estoy viviendo a nivel emocional, físico, material, intelectual y espiritual hace que determinados pasajes de las Escrituras adquieran un realce sobre otros. Es normal, todos lo hemos experimentado; en momentos de gran estrés emocional hemos podido encontrar paz en la Biblia. Situaciones de inseguridad nos han llevado a apreciar las promesas del Libro. No es pues de extrañar que en estos momentos, en que estoy especialmente preocupado por las injusticias de todo tipo, no pare de encontrarme con pasajes que subrayan que no soy el único, que Dios tiene la misma preocupación que yo. Mejor dicho que estoy alineado con las preocupación del Señor. ¡Qué puedo hacer! Leo los salmos en orden consecutivo y no dejo de ver una y otra vez el grito del oprimido y la confianza de que Dios no es indiferente, que a su tiempo dará la respuesta, que está comprometido con ese sufrimiento. 

Junto con la singularidad, el segundo aspecto es desde dónde leemos la Palabra. La lectura es diferente si estoy en Europa o África, en un país secularizado o islámico. En un contexto de injusticia y privación de derechos o de plenas libertades, si puedo dar de comer a mi hijos cada día o ni tan solo sé cómo podré proveer para el día de mañana. Es por es que tengo la humilde convicción de que el Espíritu guía a cada ser humano a encontrar en la Biblia la provisión necesaria para su situación. 


¿Qué necesitas hoy de la Palabra para tu situación única y singular?

 



Pero Tú mismo las dicho: "la gente pobre y humilde ya no aguanta tanto maltrato; voy a entrar en acción y los pondré a salvo". Dios mío, Tú siempre cumples tus promesas y lo has demostrado una y otra vez. Tus promesas son más valiosas que plata refinada. Podrá haber malvados en el mundo, y la maldad ir en aumento, pero Tú siempre nos proteges y nos defiendes de esa gente. (Salmo 12: 6-9)

¿Cuántas lecturas posible tiene la Biblia? Los más conservadores dirán que únicamente hay una lectura posible que, casualmente, acostumbra a ser la suya. Yo creo que, dado que la Palabra del Señor es viva y eficaz, hay numerosas lecturas de un mismo pasaje. También tengo la convicción de que hay un diálogo entre el Espíritu, la Palabra y nuestra realidad. 

Estas posibles lecturas dependen de muchos factores, pero para simplificar los reduciré a dos: quién soy y dónde estoy. Mi singularidad personal, es decir la realidad que estoy viviendo a nivel emocional, físico, material, intelectual y espiritual hace que determinados pasajes de las Escrituras adquieran un realce sobre otros. Es normal, todos lo hemos experimentado; en momentos de gran estrés emocional hemos podido encontrar paz en la Biblia. Situaciones de inseguridad nos han llevado a apreciar las promesas del Libro. No es pues de extrañar que en estos momentos, en que estoy especialmente preocupado por las injusticias de todo tipo, no pare de encontrarme con pasajes que subrayan que no soy el único, que Dios tiene la misma preocupación que yo. Mejor dicho que estoy alineado con las preocupación del Señor. ¡Qué puedo hacer! Leo los salmos en orden consecutivo y no dejo de ver una y otra vez el grito del oprimido y la confianza de que Dios no es indiferente, que a su tiempo dará la respuesta, que está comprometido con ese sufrimiento. 

Junto con la singularidad, el segundo aspecto es desde dónde leemos la Palabra. La lectura es diferente si estoy en Europa o África, en un país secularizado o islámico. En un contexto de injusticia y privación de derechos o de plenas libertades, si puedo dar de comer a mi hijos cada día o ni tan solo sé cómo podré proveer para el día de mañana. Es por es que tengo la humilde convicción de que el Espíritu guía a cada ser humano a encontrar en la Biblia la provisión necesaria para su situación. 


¿Qué necesitas hoy de la Palabra para tu situación única y singular?

 



Pero Tú mismo las dicho: "la gente pobre y humilde ya no aguanta tanto maltrato; voy a entrar en acción y los pondré a salvo". Dios mío, Tú siempre cumples tus promesas y lo has demostrado una y otra vez. Tus promesas son más valiosas que plata refinada. Podrá haber malvados en el mundo, y la maldad ir en aumento, pero Tú siempre nos proteges y nos defiendes de esa gente. (Salmo 12: 6-9)

¿Cuántas lecturas posible tiene la Biblia? Los más conservadores dirán que únicamente hay una lectura posible que, casualmente, acostumbra a ser la suya. Yo creo que, dado que la Palabra del Señor es viva y eficaz, hay numerosas lecturas de un mismo pasaje. También tengo la convicción de que hay un diálogo entre el Espíritu, la Palabra y nuestra realidad. 

Estas posibles lecturas dependen de muchos factores, pero para simplificar los reduciré a dos: quién soy y dónde estoy. Mi singularidad personal, es decir la realidad que estoy viviendo a nivel emocional, físico, material, intelectual y espiritual hace que determinados pasajes de las Escrituras adquieran un realce sobre otros. Es normal, todos lo hemos experimentado; en momentos de gran estrés emocional hemos podido encontrar paz en la Biblia. Situaciones de inseguridad nos han llevado a apreciar las promesas del Libro. No es pues de extrañar que en estos momentos, en que estoy especialmente preocupado por las injusticias de todo tipo, no pare de encontrarme con pasajes que subrayan que no soy el único, que Dios tiene la misma preocupación que yo. Mejor dicho que estoy alineado con las preocupación del Señor. ¡Qué puedo hacer! Leo los salmos en orden consecutivo y no dejo de ver una y otra vez el grito del oprimido y la confianza de que Dios no es indiferente, que a su tiempo dará la respuesta, que está comprometido con ese sufrimiento. 

Junto con la singularidad, el segundo aspecto es desde dónde leemos la Palabra. La lectura es diferente si estoy en Europa o África, en un país secularizado o islámico. En un contexto de injusticia y privación de derechos o de plenas libertades, si puedo dar de comer a mi hijos cada día o ni tan solo sé cómo podré proveer para el día de mañana. Es por es que tengo la humilde convicción de que el Espíritu guía a cada ser humano a encontrar en la Biblia la provisión necesaria para su situación. 


¿Qué necesitas hoy de la Palabra para tu situación única y singular?