Lo despilfarró todo de mala manera (Lucas 15:13)


Despilfarrar es un sinónimo de malgastar. Es hacer un uso inadecuado y superfluo de los recursos disponibles, sean estos propios o ajenos. Al meditar nuevamente sobre la parábola me ha venido a la mente la idea de despilfarrar nuestras vidas. Creo que la idea central que este breve párrafo indica es el uso que le damos a algo que es nuestra responsabilidad utilizar de forma adecuada. Podemos quedarnos en el detalle y perder de vista esa idea central. Enfocarnos única y exclusivamente en el mal uso que aquel joven hizo de la herencia paterna y no pensar en lo más importante que cada uno de nosotros tenemos, nuestra vida, y cómo la estamos gastando.

A mí me da la impresión que hay muchos seguidores de Jesús que están despilfarrando sus vidas. En buena medida porque carecen de un sentido de misión, de propósito, de significado y, consecuentemente, sus vidas simplemente, como una vela, se van consumiendo. Creo firmemente que Jesús nos ha salvado para unirnos a Él en la tarea de restaurar y reconciliar con Dios todo lo creado. Afirmo que sus seguidores somos un ejército que se levanta cada día con la claridad mental y la intencionalidad de la voluntad de unirse a Jesús en la tarea de bendecir y añadir valor a un mundo roto y necesitado del Señor. 

La lección de la parábola es que, al igual que aquel hijo, es posible que estés despilfarrando de mala manera tu vida. Porque sincera y honestamente vivir la vida centrada en nosotros mismos, en nuestras necesidades, en nuestra satisfacción, no es muy diferente del modo en que vivió aquel muchacho. Una vía que no bendice a otros, no añade valor a otros, no restaura a otros, no ayuda en la reconciliación del mundo con Dios es una vida despilfarrado a los ojos de Jesús.


Y tú ¿Cómo vives tu vida?


Lo despilfarró todo de mala manera (Lucas 15:13)


Despilfarrar es un sinónimo de malgastar. Es hacer un uso inadecuado y superfluo de los recursos disponibles, sean estos propios o ajenos. Al meditar nuevamente sobre la parábola me ha venido a la mente la idea de despilfarrar nuestras vidas. Creo que la idea central que este breve párrafo indica es el uso que le damos a algo que es nuestra responsabilidad utilizar de forma adecuada. Podemos quedarnos en el detalle y perder de vista esa idea central. Enfocarnos única y exclusivamente en el mal uso que aquel joven hizo de la herencia paterna y no pensar en lo más importante que cada uno de nosotros tenemos, nuestra vida, y cómo la estamos gastando.

A mí me da la impresión que hay muchos seguidores de Jesús que están despilfarrando sus vidas. En buena medida porque carecen de un sentido de misión, de propósito, de significado y, consecuentemente, sus vidas simplemente, como una vela, se van consumiendo. Creo firmemente que Jesús nos ha salvado para unirnos a Él en la tarea de restaurar y reconciliar con Dios todo lo creado. Afirmo que sus seguidores somos un ejército que se levanta cada día con la claridad mental y la intencionalidad de la voluntad de unirse a Jesús en la tarea de bendecir y añadir valor a un mundo roto y necesitado del Señor. 

La lección de la parábola es que, al igual que aquel hijo, es posible que estés despilfarrando de mala manera tu vida. Porque sincera y honestamente vivir la vida centrada en nosotros mismos, en nuestras necesidades, en nuestra satisfacción, no es muy diferente del modo en que vivió aquel muchacho. Una vía que no bendice a otros, no añade valor a otros, no restaura a otros, no ayuda en la reconciliación del mundo con Dios es una vida despilfarrado a los ojos de Jesús.


Y tú ¿Cómo vives tu vida?


Lo despilfarró todo de mala manera (Lucas 15:13)


Despilfarrar es un sinónimo de malgastar. Es hacer un uso inadecuado y superfluo de los recursos disponibles, sean estos propios o ajenos. Al meditar nuevamente sobre la parábola me ha venido a la mente la idea de despilfarrar nuestras vidas. Creo que la idea central que este breve párrafo indica es el uso que le damos a algo que es nuestra responsabilidad utilizar de forma adecuada. Podemos quedarnos en el detalle y perder de vista esa idea central. Enfocarnos única y exclusivamente en el mal uso que aquel joven hizo de la herencia paterna y no pensar en lo más importante que cada uno de nosotros tenemos, nuestra vida, y cómo la estamos gastando.

A mí me da la impresión que hay muchos seguidores de Jesús que están despilfarrando sus vidas. En buena medida porque carecen de un sentido de misión, de propósito, de significado y, consecuentemente, sus vidas simplemente, como una vela, se van consumiendo. Creo firmemente que Jesús nos ha salvado para unirnos a Él en la tarea de restaurar y reconciliar con Dios todo lo creado. Afirmo que sus seguidores somos un ejército que se levanta cada día con la claridad mental y la intencionalidad de la voluntad de unirse a Jesús en la tarea de bendecir y añadir valor a un mundo roto y necesitado del Señor. 

La lección de la parábola es que, al igual que aquel hijo, es posible que estés despilfarrando de mala manera tu vida. Porque sincera y honestamente vivir la vida centrada en nosotros mismos, en nuestras necesidades, en nuestra satisfacción, no es muy diferente del modo en que vivió aquel muchacho. Una vía que no bendice a otros, no añade valor a otros, no restaura a otros, no ayuda en la reconciliación del mundo con Dios es una vida despilfarrado a los ojos de Jesús.


Y tú ¿Cómo vives tu vida?