Pues la misión de la Ley es hacernos conscientes del pecado. (Romanos 3:20)


Si algo caracterizaba a la Ley era la imposibilidad de cumplirla. Pablo indica que sus contemporáneos habían perdido de vista la finalidad de esta; no era salvar sino ayudarnos a tomar conciencia que tenemos un problema de fondo, nuestro pecado, entendido este como la ruptura de nuestra relación con Dios. No entender la finalidad de la Ley solo produce frustración ante la incapacidad de cumplirla como medio para estar a bien con el Señor. Pero yo no soy judío ni vivo en el siglo I, soy europeo y vivo en el complejo y relativista siglo XXI y, por tanto, necesito un equivalente dinámico a lo que Pablo escribió en su día. Lo encuentro en Jesús. 

Nuestra sociedad no tiene héroes, tiene ídolos. Carece de referentes, pero sobran los "influencers". Por eso, creo que necesitamos desesperadamente volvernos hacia la figura de Jesús como ser humano. La finalidad de su encarnación -entre otras, ya lo sé- es ofrecernos un modelo de lo que significa ser un auténtico ser humano. Cuando miramos al Maestro de Nazaret aprendemos un montón de cosas súper prácticas acerca de cómo debemos vivir. Nos enseña cómo debe ser nuestra relación con Dios -un padre-, nuestra relación con nosotros mismos -gracia y perdón-, nuestra relación con otros -amor y compasión- y nuestra relación con la creación -hasta de las aves cuida Dios-. 

La mirada a Jesús no tiene como finalidad producir en nosotros frustración por no dar la talla. Antes al contrario. pretende animarnos a llegar a ser aquellos para lo cual fuimos salvados, aquello que nunca debimos dejar de ser.

¿Cuán evidente es Jesús en tu vida?

 



Pues la misión de la Ley es hacernos conscientes del pecado. (Romanos 3:20)


Si algo caracterizaba a la Ley era la imposibilidad de cumplirla. Pablo indica que sus contemporáneos habían perdido de vista la finalidad de esta; no era salvar sino ayudarnos a tomar conciencia que tenemos un problema de fondo, nuestro pecado, entendido este como la ruptura de nuestra relación con Dios. No entender la finalidad de la Ley solo produce frustración ante la incapacidad de cumplirla como medio para estar a bien con el Señor. Pero yo no soy judío ni vivo en el siglo I, soy europeo y vivo en el complejo y relativista siglo XXI y, por tanto, necesito un equivalente dinámico a lo que Pablo escribió en su día. Lo encuentro en Jesús. 

Nuestra sociedad no tiene héroes, tiene ídolos. Carece de referentes, pero sobran los "influencers". Por eso, creo que necesitamos desesperadamente volvernos hacia la figura de Jesús como ser humano. La finalidad de su encarnación -entre otras, ya lo sé- es ofrecernos un modelo de lo que significa ser un auténtico ser humano. Cuando miramos al Maestro de Nazaret aprendemos un montón de cosas súper prácticas acerca de cómo debemos vivir. Nos enseña cómo debe ser nuestra relación con Dios -un padre-, nuestra relación con nosotros mismos -gracia y perdón-, nuestra relación con otros -amor y compasión- y nuestra relación con la creación -hasta de las aves cuida Dios-. 

La mirada a Jesús no tiene como finalidad producir en nosotros frustración por no dar la talla. Antes al contrario. pretende animarnos a llegar a ser aquellos para lo cual fuimos salvados, aquello que nunca debimos dejar de ser.

¿Cuán evidente es Jesús en tu vida?

 



Pues la misión de la Ley es hacernos conscientes del pecado. (Romanos 3:20)


Si algo caracterizaba a la Ley era la imposibilidad de cumplirla. Pablo indica que sus contemporáneos habían perdido de vista la finalidad de esta; no era salvar sino ayudarnos a tomar conciencia que tenemos un problema de fondo, nuestro pecado, entendido este como la ruptura de nuestra relación con Dios. No entender la finalidad de la Ley solo produce frustración ante la incapacidad de cumplirla como medio para estar a bien con el Señor. Pero yo no soy judío ni vivo en el siglo I, soy europeo y vivo en el complejo y relativista siglo XXI y, por tanto, necesito un equivalente dinámico a lo que Pablo escribió en su día. Lo encuentro en Jesús. 

Nuestra sociedad no tiene héroes, tiene ídolos. Carece de referentes, pero sobran los "influencers". Por eso, creo que necesitamos desesperadamente volvernos hacia la figura de Jesús como ser humano. La finalidad de su encarnación -entre otras, ya lo sé- es ofrecernos un modelo de lo que significa ser un auténtico ser humano. Cuando miramos al Maestro de Nazaret aprendemos un montón de cosas súper prácticas acerca de cómo debemos vivir. Nos enseña cómo debe ser nuestra relación con Dios -un padre-, nuestra relación con nosotros mismos -gracia y perdón-, nuestra relación con otros -amor y compasión- y nuestra relación con la creación -hasta de las aves cuida Dios-. 

La mirada a Jesús no tiene como finalidad producir en nosotros frustración por no dar la talla. Antes al contrario. pretende animarnos a llegar a ser aquellos para lo cual fuimos salvados, aquello que nunca debimos dejar de ser.

¿Cuán evidente es Jesús en tu vida?