Así bendeciréis a los israelitas. ¡Que el Señor te bendiga y te proteja! ¡Que el Señor te mire con benevolencia y tenga misericordia de ti! ¡Que el Señor te mire favorablemente y te colme de paz! (Números 6:24-26)

Este es el tercer día de aislamiento en casa. Todavía quedan 11 más ¡Como mínimo! Me pregunto qué podemos y debemos hacer como pueblo de Dios. Se me ocurre que una vez establecida nuestra seguridad -que no invulnerabilidad- en el hecho de que el Señor tiene el control de la macro historia y nuestra micro historia, hay que hacerse el planteamiento que nuestra misión como agentes de restauración y reconciliación continua intacta y seguimos siendo responsables de bendecir a un mundo que hoy, como hacía mucho tiempo, se ve en una increíble necesidad.

Entonces, sabiendo que no tenemos control del entorno, vale la pena preguntarnos cómo podemos ser de bendición para otros. Con quién nos debemos comunicar para saber cómo están y qué necesidades pueden tener. Por quién podemos orar más allá de la normal petición de protección para nuestra familias y allegados. Quién necesita una nota de ánimo, apoyo e interés porque está preocupado por cómo evolucionará su trabajo, su medio de vida. Tomemos el compromiso de orar por el personal sanitario que está combatiendo la pandemia, pidamos por fuerzas emocionales, físicas y mentales para continuar adelante. Evitemos que cunda el desaliento, la desesperanza, el desánimo. Esta es una increíble oportunidad para ser sal y luz en un mundo que necesita calma y serenidad y que ésta, al menos para nosotros los seguidores de Jesús, la podemos encontrar en Él.

¿Cómo puedes hacer que tu vida sea de bendición en este caos?


Así bendeciréis a los israelitas. ¡Que el Señor te bendiga y te proteja! ¡Que el Señor te mire con benevolencia y tenga misericordia de ti! ¡Que el Señor te mire favorablemente y te colme de paz! (Números 6:24-26)

Este es el tercer día de aislamiento en casa. Todavía quedan 11 más ¡Como mínimo! Me pregunto qué podemos y debemos hacer como pueblo de Dios. Se me ocurre que una vez establecida nuestra seguridad -que no invulnerabilidad- en el hecho de que el Señor tiene el control de la macro historia y nuestra micro historia, hay que hacerse el planteamiento que nuestra misión como agentes de restauración y reconciliación continua intacta y seguimos siendo responsables de bendecir a un mundo que hoy, como hacía mucho tiempo, se ve en una increíble necesidad.

Entonces, sabiendo que no tenemos control del entorno, vale la pena preguntarnos cómo podemos ser de bendición para otros. Con quién nos debemos comunicar para saber cómo están y qué necesidades pueden tener. Por quién podemos orar más allá de la normal petición de protección para nuestra familias y allegados. Quién necesita una nota de ánimo, apoyo e interés porque está preocupado por cómo evolucionará su trabajo, su medio de vida. Tomemos el compromiso de orar por el personal sanitario que está combatiendo la pandemia, pidamos por fuerzas emocionales, físicas y mentales para continuar adelante. Evitemos que cunda el desaliento, la desesperanza, el desánimo. Esta es una increíble oportunidad para ser sal y luz en un mundo que necesita calma y serenidad y que ésta, al menos para nosotros los seguidores de Jesús, la podemos encontrar en Él.

¿Cómo puedes hacer que tu vida sea de bendición en este caos?


Así bendeciréis a los israelitas. ¡Que el Señor te bendiga y te proteja! ¡Que el Señor te mire con benevolencia y tenga misericordia de ti! ¡Que el Señor te mire favorablemente y te colme de paz! (Números 6:24-26)

Este es el tercer día de aislamiento en casa. Todavía quedan 11 más ¡Como mínimo! Me pregunto qué podemos y debemos hacer como pueblo de Dios. Se me ocurre que una vez establecida nuestra seguridad -que no invulnerabilidad- en el hecho de que el Señor tiene el control de la macro historia y nuestra micro historia, hay que hacerse el planteamiento que nuestra misión como agentes de restauración y reconciliación continua intacta y seguimos siendo responsables de bendecir a un mundo que hoy, como hacía mucho tiempo, se ve en una increíble necesidad.

Entonces, sabiendo que no tenemos control del entorno, vale la pena preguntarnos cómo podemos ser de bendición para otros. Con quién nos debemos comunicar para saber cómo están y qué necesidades pueden tener. Por quién podemos orar más allá de la normal petición de protección para nuestra familias y allegados. Quién necesita una nota de ánimo, apoyo e interés porque está preocupado por cómo evolucionará su trabajo, su medio de vida. Tomemos el compromiso de orar por el personal sanitario que está combatiendo la pandemia, pidamos por fuerzas emocionales, físicas y mentales para continuar adelante. Evitemos que cunda el desaliento, la desesperanza, el desánimo. Esta es una increíble oportunidad para ser sal y luz en un mundo que necesita calma y serenidad y que ésta, al menos para nosotros los seguidores de Jesús, la podemos encontrar en Él.

¿Cómo puedes hacer que tu vida sea de bendición en este caos?