A todos traté de adaptarme totalmente para conseguir, cueste lo que cueste, salvar a algunos. Todo sea por amor al evangelio. (1 Corintios 9:22-23)

Un principio misionero por excelencia es hacer el mensaje relevante, es decir, significativo, con sentido, para la persona que lo está escuchando. En esto la carga siempre recae sobre el que habla, no en el que escucha. Aquel que anuncia el mensaje tiene que hacer el esfuerzo para comunicarse de forma que tenga sentido en el universo cultural de aquel que escucha.

Pablo, no únicamente, en este pasaje, nos haba que esa fue siempre su estrategia misionera y podemos verla reflejada en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Conocía tan bien el mensaje que podía adaptarlo a las necesidades de su auditorio sin ser infiel a la esencia de la Buena Noticia. Dios mismo, por medio de la encarnación a través de su Hijo Jesús, es el máximo ejemplo de bajar al nivel de aquel a quien se desea alcanzar.

Es, por tanto, una urgencia, una prioridad y una responsabilidad de la iglesia cristiana hacer el mensaje relevante para esta generación que no considera el mensaje ni bueno ni nuevo. Y si es así como es percibido es nuestro reto, no el suyo, comunicarlo de forma que haga sentido para ellos. No podemos hacer que lo crean -esa es responsabilidad del Espíritu Santo- pero sí que lo entiendan -esa es nuestra responsabilidad-

¿Cuán capaz eres de contextualizar el mensaje?





 



A todos traté de adaptarme totalmente para conseguir, cueste lo que cueste, salvar a algunos. Todo sea por amor al evangelio. (1 Corintios 9:22-23)

Un principio misionero por excelencia es hacer el mensaje relevante, es decir, significativo, con sentido, para la persona que lo está escuchando. En esto la carga siempre recae sobre el que habla, no en el que escucha. Aquel que anuncia el mensaje tiene que hacer el esfuerzo para comunicarse de forma que tenga sentido en el universo cultural de aquel que escucha.

Pablo, no únicamente, en este pasaje, nos haba que esa fue siempre su estrategia misionera y podemos verla reflejada en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Conocía tan bien el mensaje que podía adaptarlo a las necesidades de su auditorio sin ser infiel a la esencia de la Buena Noticia. Dios mismo, por medio de la encarnación a través de su Hijo Jesús, es el máximo ejemplo de bajar al nivel de aquel a quien se desea alcanzar.

Es, por tanto, una urgencia, una prioridad y una responsabilidad de la iglesia cristiana hacer el mensaje relevante para esta generación que no considera el mensaje ni bueno ni nuevo. Y si es así como es percibido es nuestro reto, no el suyo, comunicarlo de forma que haga sentido para ellos. No podemos hacer que lo crean -esa es responsabilidad del Espíritu Santo- pero sí que lo entiendan -esa es nuestra responsabilidad-

¿Cuán capaz eres de contextualizar el mensaje?





 



A todos traté de adaptarme totalmente para conseguir, cueste lo que cueste, salvar a algunos. Todo sea por amor al evangelio. (1 Corintios 9:22-23)

Un principio misionero por excelencia es hacer el mensaje relevante, es decir, significativo, con sentido, para la persona que lo está escuchando. En esto la carga siempre recae sobre el que habla, no en el que escucha. Aquel que anuncia el mensaje tiene que hacer el esfuerzo para comunicarse de forma que tenga sentido en el universo cultural de aquel que escucha.

Pablo, no únicamente, en este pasaje, nos haba que esa fue siempre su estrategia misionera y podemos verla reflejada en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Conocía tan bien el mensaje que podía adaptarlo a las necesidades de su auditorio sin ser infiel a la esencia de la Buena Noticia. Dios mismo, por medio de la encarnación a través de su Hijo Jesús, es el máximo ejemplo de bajar al nivel de aquel a quien se desea alcanzar.

Es, por tanto, una urgencia, una prioridad y una responsabilidad de la iglesia cristiana hacer el mensaje relevante para esta generación que no considera el mensaje ni bueno ni nuevo. Y si es así como es percibido es nuestro reto, no el suyo, comunicarlo de forma que haga sentido para ellos. No podemos hacer que lo crean -esa es responsabilidad del Espíritu Santo- pero sí que lo entiendan -esa es nuestra responsabilidad-

¿Cuán capaz eres de contextualizar el mensaje?