Tu manos golpeará a tus enemigos, tu diestra golpeará a tus adversarios. (Salmo 21:8)

Hay algunos pasajes de la Biblia acerca de los cuales es difícil meditar y construir el puente entre la Palabra y la realidad que uno vive. El salmo 21 es, en mi modesta opinión, uno de ellos. Estoy seguro que habrá estudiosos bíblicos que sabrán exprimir este pasaje como si fuera un limón y encontrarán una gran cantidad de contenido. Yo no he sabido hacerlo. 

El salmista habla de los enemigos de Dios y su reacción ante ellos. Me preguntaba quiénes son los enemigos de un Dios que envió a su hijo a morir por nosotros cuando éramos aún pecadores. Cuando aún continuamos siéndolo. ¿Odia el Señor a alguien? No hay duda que hay grados de maldad en el mundo; existen personas muy pero que muy malas. Que causan dolor y sufrimiento a otros seres humanos sin el más mínimo remordimiento, con total falta de vergüenza o culpa. La dimensión de su maldad es superior a la mía. Aunque también es cierto que es posible que en mí haya miedo o falta de oportunidad para ser malvado. La materia prima está presente en mí. En definitiva, lo que quiero enfatizar es que parece normal que el Señor odio a esos y me mire a mí con ciertas condescendencia. 

Yo no creo que Dios odie a nadie, pero estoy seguro que odia el mal allá donde se presente y se manifieste sea de "baja intensidad" como en mi caso, o de "alta intensidad" como en un traficante de drogas o seres humanos. Pienso que, consecuentemente, nosotros debemos también odiar el mal allá donde se presente y combatirlo allá donde sea posible, en nuestras vidas, entorno y en otros. El Padrenuestro, la oración que Jesús nos enseñó, nos habla algo al respecto cuando pedimos que venga su reino y que nos libre del mal.

¿Cuál es tu actitud ante el mal de baja y alta intensidad? ¿Cómo lo combates?

 





Tu manos golpeará a tus enemigos, tu diestra golpeará a tus adversarios. (Salmo 21:8)

Hay algunos pasajes de la Biblia acerca de los cuales es difícil meditar y construir el puente entre la Palabra y la realidad que uno vive. El salmo 21 es, en mi modesta opinión, uno de ellos. Estoy seguro que habrá estudiosos bíblicos que sabrán exprimir este pasaje como si fuera un limón y encontrarán una gran cantidad de contenido. Yo no he sabido hacerlo. 

El salmista habla de los enemigos de Dios y su reacción ante ellos. Me preguntaba quiénes son los enemigos de un Dios que envió a su hijo a morir por nosotros cuando éramos aún pecadores. Cuando aún continuamos siéndolo. ¿Odia el Señor a alguien? No hay duda que hay grados de maldad en el mundo; existen personas muy pero que muy malas. Que causan dolor y sufrimiento a otros seres humanos sin el más mínimo remordimiento, con total falta de vergüenza o culpa. La dimensión de su maldad es superior a la mía. Aunque también es cierto que es posible que en mí haya miedo o falta de oportunidad para ser malvado. La materia prima está presente en mí. En definitiva, lo que quiero enfatizar es que parece normal que el Señor odio a esos y me mire a mí con ciertas condescendencia. 

Yo no creo que Dios odie a nadie, pero estoy seguro que odia el mal allá donde se presente y se manifieste sea de "baja intensidad" como en mi caso, o de "alta intensidad" como en un traficante de drogas o seres humanos. Pienso que, consecuentemente, nosotros debemos también odiar el mal allá donde se presente y combatirlo allá donde sea posible, en nuestras vidas, entorno y en otros. El Padrenuestro, la oración que Jesús nos enseñó, nos habla algo al respecto cuando pedimos que venga su reino y que nos libre del mal.

¿Cuál es tu actitud ante el mal de baja y alta intensidad? ¿Cómo lo combates?

 





Tu manos golpeará a tus enemigos, tu diestra golpeará a tus adversarios. (Salmo 21:8)

Hay algunos pasajes de la Biblia acerca de los cuales es difícil meditar y construir el puente entre la Palabra y la realidad que uno vive. El salmo 21 es, en mi modesta opinión, uno de ellos. Estoy seguro que habrá estudiosos bíblicos que sabrán exprimir este pasaje como si fuera un limón y encontrarán una gran cantidad de contenido. Yo no he sabido hacerlo. 

El salmista habla de los enemigos de Dios y su reacción ante ellos. Me preguntaba quiénes son los enemigos de un Dios que envió a su hijo a morir por nosotros cuando éramos aún pecadores. Cuando aún continuamos siéndolo. ¿Odia el Señor a alguien? No hay duda que hay grados de maldad en el mundo; existen personas muy pero que muy malas. Que causan dolor y sufrimiento a otros seres humanos sin el más mínimo remordimiento, con total falta de vergüenza o culpa. La dimensión de su maldad es superior a la mía. Aunque también es cierto que es posible que en mí haya miedo o falta de oportunidad para ser malvado. La materia prima está presente en mí. En definitiva, lo que quiero enfatizar es que parece normal que el Señor odio a esos y me mire a mí con ciertas condescendencia. 

Yo no creo que Dios odie a nadie, pero estoy seguro que odia el mal allá donde se presente y se manifieste sea de "baja intensidad" como en mi caso, o de "alta intensidad" como en un traficante de drogas o seres humanos. Pienso que, consecuentemente, nosotros debemos también odiar el mal allá donde se presente y combatirlo allá donde sea posible, en nuestras vidas, entorno y en otros. El Padrenuestro, la oración que Jesús nos enseñó, nos habla algo al respecto cuando pedimos que venga su reino y que nos libre del mal.

¿Cuál es tu actitud ante el mal de baja y alta intensidad? ¿Cómo lo combates?