Tened siempre presentes a los encarcelados como si vosotros mismos os encontraseis presos junto con ellos; y también a los que sufren malos tratos, como si vosotros estuvieseis en su lugar. (Hebreos 13:3)


Se estima que el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta a su compañero sentimental (estas cifras no incluyen el acoso sexual) en algún momento de sus vidas. Sin embargo, algunos estudios nacionales demuestran que hasta el 70 por ciento de las mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante su vida. Los hechos demuestran que las mujeres que han sufrido violencia física o sexual por parte de un compañero sentimental presentan tasas más altas de depresión y más posibilidades de tener un aborto o de contraer el VIH que las que no han experimentado este tipo de violencia.

¿Cómo nos sentiríamos nosotros si cada día o de forma más o menos tuviéramos que sufrir malos tratos a manos de las personas de nuestro entorno? ¿Cómo lo viviríamos si, además, esto sucediera a menudo en presencia de nuestros hijos que, con frecuencia, también son víctimas de lo mismo? ¿Cómo afrontaríamos la vida si supiéramos que mañana será igual que hoy, y que a lo máximo que podemos aspirar es a que no sea peor?

Hoy he sentido que ante esta realidad tal vez sería bueno que las iglesia fuéramos más consistentes en orar de forma tenaz y levantar una voz por ese 40% en el mejor de los casos y 70% en el peor de ellos que sufren malos tratos. No nos podemos desentender de casi la mitad de la población y sus necesidades. Al menos Dios no lo hace.

¿Qué debes hacer tú al respecto?



Tened siempre presentes a los encarcelados como si vosotros mismos os encontraseis presos junto con ellos; y también a los que sufren malos tratos, como si vosotros estuvieseis en su lugar. (Hebreos 13:3)


Se estima que el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta a su compañero sentimental (estas cifras no incluyen el acoso sexual) en algún momento de sus vidas. Sin embargo, algunos estudios nacionales demuestran que hasta el 70 por ciento de las mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante su vida. Los hechos demuestran que las mujeres que han sufrido violencia física o sexual por parte de un compañero sentimental presentan tasas más altas de depresión y más posibilidades de tener un aborto o de contraer el VIH que las que no han experimentado este tipo de violencia.

¿Cómo nos sentiríamos nosotros si cada día o de forma más o menos tuviéramos que sufrir malos tratos a manos de las personas de nuestro entorno? ¿Cómo lo viviríamos si, además, esto sucediera a menudo en presencia de nuestros hijos que, con frecuencia, también son víctimas de lo mismo? ¿Cómo afrontaríamos la vida si supiéramos que mañana será igual que hoy, y que a lo máximo que podemos aspirar es a que no sea peor?

Hoy he sentido que ante esta realidad tal vez sería bueno que las iglesia fuéramos más consistentes en orar de forma tenaz y levantar una voz por ese 40% en el mejor de los casos y 70% en el peor de ellos que sufren malos tratos. No nos podemos desentender de casi la mitad de la población y sus necesidades. Al menos Dios no lo hace.

¿Qué debes hacer tú al respecto?



Tened siempre presentes a los encarcelados como si vosotros mismos os encontraseis presos junto con ellos; y también a los que sufren malos tratos, como si vosotros estuvieseis en su lugar. (Hebreos 13:3)


Se estima que el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta a su compañero sentimental (estas cifras no incluyen el acoso sexual) en algún momento de sus vidas. Sin embargo, algunos estudios nacionales demuestran que hasta el 70 por ciento de las mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante su vida. Los hechos demuestran que las mujeres que han sufrido violencia física o sexual por parte de un compañero sentimental presentan tasas más altas de depresión y más posibilidades de tener un aborto o de contraer el VIH que las que no han experimentado este tipo de violencia.

¿Cómo nos sentiríamos nosotros si cada día o de forma más o menos tuviéramos que sufrir malos tratos a manos de las personas de nuestro entorno? ¿Cómo lo viviríamos si, además, esto sucediera a menudo en presencia de nuestros hijos que, con frecuencia, también son víctimas de lo mismo? ¿Cómo afrontaríamos la vida si supiéramos que mañana será igual que hoy, y que a lo máximo que podemos aspirar es a que no sea peor?

Hoy he sentido que ante esta realidad tal vez sería bueno que las iglesia fuéramos más consistentes en orar de forma tenaz y levantar una voz por ese 40% en el mejor de los casos y 70% en el peor de ellos que sufren malos tratos. No nos podemos desentender de casi la mitad de la población y sus necesidades. Al menos Dios no lo hace.

¿Qué debes hacer tú al respecto?