La seducción del pecado no endurezca vuestras conciencias. (Hebreos 3:13)


Una conciencia endurecida es aquella que ha perdido la capacidad de responder a los estímulos de la voz de Dios. Se trata, habitualmente, de un proceso. Nadie se va a dormir un día y se levanta con la conciencia petrificada. Más bien poco a poco, día a día, nos vamos volviendo más receptivos al pecado y su seducción y, en la misma proporción, nuestra conciencia va perdiendo esa sensibilidad vital tan necesaria. Cuando un día nos hacemos los sordos es más fácil el día siguiente y el otro. Al final la voz del Señor en nuestra conciencia ya no es perceptible.

Es curioso que estos procesos de degradación son acumulativos, se dan a lo largo del tiempo. No son súbitos como antes indicaba. Sin embargo, esperamos que los procesos de maduración en nuestras vidas si que sean espontáneos. Que se den automática y súbitamente. Nos cuesta entender que son acumulativos como los de degradación. Consecuente, ante esta falsa expectativa, muchos se desaniman y dejan de persistir en desarrollar una fe madura.


¿Cuál es el nivel de dureza de tu conciencia?



La seducción del pecado no endurezca vuestras conciencias. (Hebreos 3:13)


Una conciencia endurecida es aquella que ha perdido la capacidad de responder a los estímulos de la voz de Dios. Se trata, habitualmente, de un proceso. Nadie se va a dormir un día y se levanta con la conciencia petrificada. Más bien poco a poco, día a día, nos vamos volviendo más receptivos al pecado y su seducción y, en la misma proporción, nuestra conciencia va perdiendo esa sensibilidad vital tan necesaria. Cuando un día nos hacemos los sordos es más fácil el día siguiente y el otro. Al final la voz del Señor en nuestra conciencia ya no es perceptible.

Es curioso que estos procesos de degradación son acumulativos, se dan a lo largo del tiempo. No son súbitos como antes indicaba. Sin embargo, esperamos que los procesos de maduración en nuestras vidas si que sean espontáneos. Que se den automática y súbitamente. Nos cuesta entender que son acumulativos como los de degradación. Consecuente, ante esta falsa expectativa, muchos se desaniman y dejan de persistir en desarrollar una fe madura.


¿Cuál es el nivel de dureza de tu conciencia?



La seducción del pecado no endurezca vuestras conciencias. (Hebreos 3:13)


Una conciencia endurecida es aquella que ha perdido la capacidad de responder a los estímulos de la voz de Dios. Se trata, habitualmente, de un proceso. Nadie se va a dormir un día y se levanta con la conciencia petrificada. Más bien poco a poco, día a día, nos vamos volviendo más receptivos al pecado y su seducción y, en la misma proporción, nuestra conciencia va perdiendo esa sensibilidad vital tan necesaria. Cuando un día nos hacemos los sordos es más fácil el día siguiente y el otro. Al final la voz del Señor en nuestra conciencia ya no es perceptible.

Es curioso que estos procesos de degradación son acumulativos, se dan a lo largo del tiempo. No son súbitos como antes indicaba. Sin embargo, esperamos que los procesos de maduración en nuestras vidas si que sean espontáneos. Que se den automática y súbitamente. Nos cuesta entender que son acumulativos como los de degradación. Consecuente, ante esta falsa expectativa, muchos se desaniman y dejan de persistir en desarrollar una fe madura.


¿Cuál es el nivel de dureza de tu conciencia?