Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. Así que, desembaracémonos de todo impedimento, liberémonos del pecado que nos cerca y participemos con perseverancia en la carrera que se nos brinda. Hagámoslo con los ojos puestos en Jesús. (Hebreos 12:1y2)


El autor de Hebreos nos presenta aquí una imagen muy potente, la del estadio y los atletas que han de correr la carrera. El público son los héroes de la fe; no solamente los mencionados en el capítulo once, sino también todos aquellos que nos han precedido en la vida cristiana y gracias a los cuales nosotros podemos estar hoy participando. La inspiración -puestos lo ojos- es Jesús, quien corrió la misma carrera que nosotros llevamos a cabo hoy y lo hizo exitosamente. 

Los atletas griegos competían totalmente desnudos a fin de que nada pudiera obstaculizar su rendimiento durante las pruebas. El autor de este libro parece tener en mente esa imagen y nos recomienda que eliminemos todo aquello que nos pueda representar una desventaja en la carrera de llegar a ser como Jesús y colaborar con Él en la construcción del Reino de Dios. Interesantemente, el escritor nos habla de dos tipos de cosas a considerar; la primera, es obvia, el pecado nos puede impedir conectar con la fuerza del Señor para la carrera. La segunda, son compromisos, prioridades, valores, actitudes, motivaciones, etc., que, sin ser pecado, pueden suponer un lastre para nuestro seguimiento de Jesús.


¿De qué impedimentos y pecados debes despojarte?



Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. Así que, desembaracémonos de todo impedimento, liberémonos del pecado que nos cerca y participemos con perseverancia en la carrera que se nos brinda. Hagámoslo con los ojos puestos en Jesús. (Hebreos 12:1y2)


El autor de Hebreos nos presenta aquí una imagen muy potente, la del estadio y los atletas que han de correr la carrera. El público son los héroes de la fe; no solamente los mencionados en el capítulo once, sino también todos aquellos que nos han precedido en la vida cristiana y gracias a los cuales nosotros podemos estar hoy participando. La inspiración -puestos lo ojos- es Jesús, quien corrió la misma carrera que nosotros llevamos a cabo hoy y lo hizo exitosamente. 

Los atletas griegos competían totalmente desnudos a fin de que nada pudiera obstaculizar su rendimiento durante las pruebas. El autor de este libro parece tener en mente esa imagen y nos recomienda que eliminemos todo aquello que nos pueda representar una desventaja en la carrera de llegar a ser como Jesús y colaborar con Él en la construcción del Reino de Dios. Interesantemente, el escritor nos habla de dos tipos de cosas a considerar; la primera, es obvia, el pecado nos puede impedir conectar con la fuerza del Señor para la carrera. La segunda, son compromisos, prioridades, valores, actitudes, motivaciones, etc., que, sin ser pecado, pueden suponer un lastre para nuestro seguimiento de Jesús.


¿De qué impedimentos y pecados debes despojarte?



Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. Así que, desembaracémonos de todo impedimento, liberémonos del pecado que nos cerca y participemos con perseverancia en la carrera que se nos brinda. Hagámoslo con los ojos puestos en Jesús. (Hebreos 12:1y2)


El autor de Hebreos nos presenta aquí una imagen muy potente, la del estadio y los atletas que han de correr la carrera. El público son los héroes de la fe; no solamente los mencionados en el capítulo once, sino también todos aquellos que nos han precedido en la vida cristiana y gracias a los cuales nosotros podemos estar hoy participando. La inspiración -puestos lo ojos- es Jesús, quien corrió la misma carrera que nosotros llevamos a cabo hoy y lo hizo exitosamente. 

Los atletas griegos competían totalmente desnudos a fin de que nada pudiera obstaculizar su rendimiento durante las pruebas. El autor de este libro parece tener en mente esa imagen y nos recomienda que eliminemos todo aquello que nos pueda representar una desventaja en la carrera de llegar a ser como Jesús y colaborar con Él en la construcción del Reino de Dios. Interesantemente, el escritor nos habla de dos tipos de cosas a considerar; la primera, es obvia, el pecado nos puede impedir conectar con la fuerza del Señor para la carrera. La segunda, son compromisos, prioridades, valores, actitudes, motivaciones, etc., que, sin ser pecado, pueden suponer un lastre para nuestro seguimiento de Jesús.


¿De qué impedimentos y pecados debes despojarte?