La paz esté con vosotros. Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros. (Juan 20:21)
El mundo, ese sistema cultural, político, social y económico organizado al margen del Señor y, a menudo, en contra suyo. Pero un sistema del cual Jesús pidió al Padre que no nos quitará, sino que nos mantuviera protegidos.
En su oración sacerdotal de Juan 17 Jesús le indica al Padre: "Yo los he enviado al mundo, como Tú me enviaste a mí". Déjame destacar que tanto en estas palabras del Maestro como en las que aparecen en el texto que encabeza esta entrada dos cosas se repiten: "como" -que indica la forma, y "enviar" -que indica el propósito-.
Esta es la razón de la oración del Maestro pidiendo al Padre que no nos quite del mundo, porque del mismo modo que Jesús vino a este mundo con una misión, así mismo nosotros somos enviado al mismo con una misión que queda claramente plasmada en el bien conocido pasaje de lo que denominamos la Gran Comisión. Somos enviados a unirnos a la construcción del Reino de Dios, a colaborar con Él en la restauración y reconciliación de todas las cosas con Dios por medio de Cristo.
Por decirlo más claro, no estamos en el mundo para sobrevivir al mismo, lo estamos para influenciarlo comenzando en todos los ámbitos donde tú vives y actúas.