Cuando oigáis el toque de la trompeta, gritad: "Absalón reina en Hebrón." (2 Samuel 15:10)

Llevo algunos días teniendo mi tiempo devocional en los libros de Samuel. Hoy he estado leyendo la trágica muerte de Absalón. Pensando y reflexionando sobre la situación me he dado cuenta el enorme contraste existente entre David y su hijo. David nunca persiguió el liderazgo, simplemente le llegó; a pesar de que nadie en su entorno lo consideraba como un candidato válido. Sin embargo, Dios le había puesto el ojo encima, contaba con él y lo escogió. David nunca forzó su camino hacia el poder. Tuvo, al menos que sepamos, dos ocasiones de acabar con la vida de Saúl y, consecuentemente, poder reinar tal y como Dios le había prometido. Supo esperar su tiempo, confiar en el Señor y dejar que las cosas siguieran su ritmo.

Absalón es el contraste. Era el heredero natural de David pero, quería el poder y lo quería ya. Era astuto, inteligente, sabía como maniobrar e intrigar para conseguir lo que quería y, sin duda, consideraba que lo merecía. David no osó tocar la vida de Saúl. Absalón no dudaba en quitar la de su padre para alcanzar el poder. ¡Qué actitudes tan diferentes frente al liderazgo y el poder! Liderazgo para servir versus liderazgo para servirse. 

Como líder viejo que soy te rogaría que sigas el modelo de David. Deja que el Señor te guíe al liderazgo, te abra las puertas, te de las oportunidades, ponga en tu vida las personas que empujen tu liderazgo. Lo que Dios te de y tenga en mente para ti nadie te lo podrá quitar, tarde o temprano llegará; siempre en Su tiempo. Aquello que Él no tenga para ti no lo arrebates a la fuerza, no durará, no será sostenible y, probablemente, como he visto tantas y tantas veces, te harás daño y dañarás a otros. Las puertas que el Señor te abra, nadie te las podrá cerrar. Por el contrario, las que Él no te de dé acceso, es inútil que las abras a patadas. De nuevo te lo digo, no será sostenible tu liderazgo, no tendrá huella en la eternidad.

Pero, naturalmente, este el consejo de un viejo y ¿qué saben los viejos sobre la vida? Probablemente nada y mucho menos sobre liderazgo.