¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. (Salmo 19:12)

En coaching se usa una frase que afirma que aquello que desconocemos nos controla, sin embargo, lo que conocemos lo podemos gestionar. Me gusta lo que afirma el salmista, poca cosa podemos hacer con aquellos pecados de los cuales no tenemos conciencia. Solo podemos venir ante la presencia del Señor, con una actitud humilde y abierta, y pedirle que nos de conciencia de los mismos para, de esta manera, poder confesar y, consecuentemente cambiar.

Todos tenemos ese tipo de puntos ciegos; esas cosas que están ahí pero no podemos o sabemos verlas. La Cuaresma es un buen momento para tomar un tiempo y pedirle al Espíritu Santo de Dios que eche luz sobre los mismos para poder responder en arrepentimiento y cambio.


 


¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. (Salmo 19:12)

En coaching se usa una frase que afirma que aquello que desconocemos nos controla, sin embargo, lo que conocemos lo podemos gestionar. Me gusta lo que afirma el salmista, poca cosa podemos hacer con aquellos pecados de los cuales no tenemos conciencia. Solo podemos venir ante la presencia del Señor, con una actitud humilde y abierta, y pedirle que nos de conciencia de los mismos para, de esta manera, poder confesar y, consecuentemente cambiar.

Todos tenemos ese tipo de puntos ciegos; esas cosas que están ahí pero no podemos o sabemos verlas. La Cuaresma es un buen momento para tomar un tiempo y pedirle al Espíritu Santo de Dios que eche luz sobre los mismos para poder responder en arrepentimiento y cambio.


 


¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. (Salmo 19:12)

En coaching se usa una frase que afirma que aquello que desconocemos nos controla, sin embargo, lo que conocemos lo podemos gestionar. Me gusta lo que afirma el salmista, poca cosa podemos hacer con aquellos pecados de los cuales no tenemos conciencia. Solo podemos venir ante la presencia del Señor, con una actitud humilde y abierta, y pedirle que nos de conciencia de los mismos para, de esta manera, poder confesar y, consecuentemente cambiar.

Todos tenemos ese tipo de puntos ciegos; esas cosas que están ahí pero no podemos o sabemos verlas. La Cuaresma es un buen momento para tomar un tiempo y pedirle al Espíritu Santo de Dios que eche luz sobre los mismos para poder responder en arrepentimiento y cambio.