Llegada la etapa final nos ha hablado por medio del Hijo... que siendo reflejo resplandeciente de la gloria del Padre e imagen perfecta de su ser, sostiene todas las cosas mediante su palabra poderosa. (Hebreos 1: 2--3)  

Jesús es la versión última y definitiva de Dios. El único autorizado para explicarnos cómo es el Padre; tiene todo el sentido pues, al fin y al cabo, el mismo Maestro afirmó que el Padre y Él eran la misma cosa y que verlo a Él es lo mismo que ver al Padre. Para mí esto tiene muchas implicaciones. La primera, previas versiones de Dios quedan superadas por la que nos presenta Cristo. Léase bien, no estoy diciendo que sean falsas, estoy afirmando que eran sesgadas y actualizadas por la visión que nos presenta Jesús. Segunda, cuando exista una contradicción aparente entre la presentación que de Dios se hace en el Antiguo y el Nuevo Testamento Jesús es el árbitro para decidir cuál es la más adecuada. Finalmente, si queremos entender cómo es Dios debemos mirar a Jesús, porque aunque parezca un juego de palabras no lo es; Dios es como Jesús y no al contrario. El Maestro es la expresión última y definitiva de Dios. Ya lo indicaba el apóstol Pablo cuando escribió que "Jesús es la imagen visible del Dios invisible"; dicho de otra manera, miras a Jesús y ves a Dios. 

Esto tiene muchas implicaciones porque si queremos conocer a fondo, en profundidad a Dios hay que hacerlo a través de Jesús. Si tenemos dudas acerca de las actitudes, intenciones, pensamientos y planes del Padre hacia nosotros, hemos de resolverlas mirando al Hijo quien refleja con total y absoluta claridad el carácter del Padre.


¿Qué implicaciones prácticas tiene para tu vida esta gran verdad?



Llegada la etapa final nos ha hablado por medio del Hijo... que siendo reflejo resplandeciente de la gloria del Padre e imagen perfecta de su ser, sostiene todas las cosas mediante su palabra poderosa. (Hebreos 1: 2--3)  

Jesús es la versión última y definitiva de Dios. El único autorizado para explicarnos cómo es el Padre; tiene todo el sentido pues, al fin y al cabo, el mismo Maestro afirmó que el Padre y Él eran la misma cosa y que verlo a Él es lo mismo que ver al Padre. Para mí esto tiene muchas implicaciones. La primera, previas versiones de Dios quedan superadas por la que nos presenta Cristo. Léase bien, no estoy diciendo que sean falsas, estoy afirmando que eran sesgadas y actualizadas por la visión que nos presenta Jesús. Segunda, cuando exista una contradicción aparente entre la presentación que de Dios se hace en el Antiguo y el Nuevo Testamento Jesús es el árbitro para decidir cuál es la más adecuada. Finalmente, si queremos entender cómo es Dios debemos mirar a Jesús, porque aunque parezca un juego de palabras no lo es; Dios es como Jesús y no al contrario. El Maestro es la expresión última y definitiva de Dios. Ya lo indicaba el apóstol Pablo cuando escribió que "Jesús es la imagen visible del Dios invisible"; dicho de otra manera, miras a Jesús y ves a Dios. 

Esto tiene muchas implicaciones porque si queremos conocer a fondo, en profundidad a Dios hay que hacerlo a través de Jesús. Si tenemos dudas acerca de las actitudes, intenciones, pensamientos y planes del Padre hacia nosotros, hemos de resolverlas mirando al Hijo quien refleja con total y absoluta claridad el carácter del Padre.


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Llegada la etapa final nos ha hablado por medio del Hijo... que siendo reflejo resplandeciente de la gloria del Padre e imagen perfecta de su ser, sostiene todas las cosas mediante su palabra poderosa. (Hebreos 1: 2--3)  

Jesús es la versión última y definitiva de Dios. El único autorizado para explicarnos cómo es el Padre; tiene todo el sentido pues, al fin y al cabo, el mismo Maestro afirmó que el Padre y Él eran la misma cosa y que verlo a Él es lo mismo que ver al Padre. Para mí esto tiene muchas implicaciones. La primera, previas versiones de Dios quedan superadas por la que nos presenta Cristo. Léase bien, no estoy diciendo que sean falsas, estoy afirmando que eran sesgadas y actualizadas por la visión que nos presenta Jesús. Segunda, cuando exista una contradicción aparente entre la presentación que de Dios se hace en el Antiguo y el Nuevo Testamento Jesús es el árbitro para decidir cuál es la más adecuada. Finalmente, si queremos entender cómo es Dios debemos mirar a Jesús, porque aunque parezca un juego de palabras no lo es; Dios es como Jesús y no al contrario. El Maestro es la expresión última y definitiva de Dios. Ya lo indicaba el apóstol Pablo cuando escribió que "Jesús es la imagen visible del Dios invisible"; dicho de otra manera, miras a Jesús y ves a Dios. 

Esto tiene muchas implicaciones porque si queremos conocer a fondo, en profundidad a Dios hay que hacerlo a través de Jesús. Si tenemos dudas acerca de las actitudes, intenciones, pensamientos y planes del Padre hacia nosotros, hemos de resolverlas mirando al Hijo quien refleja con total y absoluta claridad el carácter del Padre.


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