¡Quítale la vida antes de tiempo, y que otro haga su trabajo! ¡Que se queden huérfanos sus hijos! ¡Que deje viuda a su esposa! Convierte a sus hijos en vagos y limosneros. (Salmo 109:8-10)


El salmo sigue y sigue con frases como estas, expresando los lindos deseos del salmista hacia sus enemigos. Como se dice habitualmente, no tiene pelos en la lengua y, yo mismo, me siento sorprendido y escandalizado por los pensamientos de David. Refleja, verdaderamente, la forma de sentir y pensar del Antiguo Testamento y el salmista simplemente expresa lo que le enseñaron, que a los malos hay que desearles el mal, que deben probar su propia medicina, que deben experimentar en carne propia lo que hacen que otros experimente. 

Pero, cuando leía el salmo no podía dejar de pensar en las palabras de Jesús y el brutal contraste que suponen: "Sabéis que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Así seréis verdaderamente hijos de vuestro Padre que está en los cielos. Pablo, en línea con la enseñanza de Jesús, en el versículo 31 del capítulo 12 de su primera carta a los corintios afirma: "Pero me queda por mostraros un camino que es mucho mejor", el camino del amor, el camino de buscar y hacer el bien a todos sin excepción.

¿Cuál de los dos caminos es tu opción, el de David o el de Jesús y Pablo?

 



¡Quítale la vida antes de tiempo, y que otro haga su trabajo! ¡Que se queden huérfanos sus hijos! ¡Que deje viuda a su esposa! Convierte a sus hijos en vagos y limosneros. (Salmo 109:8-10)


El salmo sigue y sigue con frases como estas, expresando los lindos deseos del salmista hacia sus enemigos. Como se dice habitualmente, no tiene pelos en la lengua y, yo mismo, me siento sorprendido y escandalizado por los pensamientos de David. Refleja, verdaderamente, la forma de sentir y pensar del Antiguo Testamento y el salmista simplemente expresa lo que le enseñaron, que a los malos hay que desearles el mal, que deben probar su propia medicina, que deben experimentar en carne propia lo que hacen que otros experimente. 

Pero, cuando leía el salmo no podía dejar de pensar en las palabras de Jesús y el brutal contraste que suponen: "Sabéis que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Así seréis verdaderamente hijos de vuestro Padre que está en los cielos. Pablo, en línea con la enseñanza de Jesús, en el versículo 31 del capítulo 12 de su primera carta a los corintios afirma: "Pero me queda por mostraros un camino que es mucho mejor", el camino del amor, el camino de buscar y hacer el bien a todos sin excepción.

¿Cuál de los dos caminos es tu opción, el de David o el de Jesús y Pablo?

 



¡Quítale la vida antes de tiempo, y que otro haga su trabajo! ¡Que se queden huérfanos sus hijos! ¡Que deje viuda a su esposa! Convierte a sus hijos en vagos y limosneros. (Salmo 109:8-10)


El salmo sigue y sigue con frases como estas, expresando los lindos deseos del salmista hacia sus enemigos. Como se dice habitualmente, no tiene pelos en la lengua y, yo mismo, me siento sorprendido y escandalizado por los pensamientos de David. Refleja, verdaderamente, la forma de sentir y pensar del Antiguo Testamento y el salmista simplemente expresa lo que le enseñaron, que a los malos hay que desearles el mal, que deben probar su propia medicina, que deben experimentar en carne propia lo que hacen que otros experimente. 

Pero, cuando leía el salmo no podía dejar de pensar en las palabras de Jesús y el brutal contraste que suponen: "Sabéis que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Así seréis verdaderamente hijos de vuestro Padre que está en los cielos. Pablo, en línea con la enseñanza de Jesús, en el versículo 31 del capítulo 12 de su primera carta a los corintios afirma: "Pero me queda por mostraros un camino que es mucho mejor", el camino del amor, el camino de buscar y hacer el bien a todos sin excepción.

¿Cuál de los dos caminos es tu opción, el de David o el de Jesús y Pablo?

 



¡Quítale la vida antes de tiempo, y que otro haga su trabajo! ¡Que se queden huérfanos sus hijos! ¡Que deje viuda a su esposa! Convierte a sus hijos en vagos y limosneros. (Salmo 109:8-10)


El salmo sigue y sigue con frases como estas, expresando los lindos deseos del salmista hacia sus enemigos. Como se dice habitualmente, no tiene pelos en la lengua y, yo mismo, me siento sorprendido y escandalizado por los pensamientos de David. Refleja, verdaderamente, la forma de sentir y pensar del Antiguo Testamento y el salmista simplemente expresa lo que le enseñaron, que a los malos hay que desearles el mal, que deben probar su propia medicina, que deben experimentar en carne propia lo que hacen que otros experimente. 

Pero, cuando leía el salmo no podía dejar de pensar en las palabras de Jesús y el brutal contraste que suponen: "Sabéis que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Así seréis verdaderamente hijos de vuestro Padre que está en los cielos. Pablo, en línea con la enseñanza de Jesús, en el versículo 31 del capítulo 12 de su primera carta a los corintios afirma: "Pero me queda por mostraros un camino que es mucho mejor", el camino del amor, el camino de buscar y hacer el bien a todos sin excepción.

¿Cuál de los dos caminos es tu opción, el de David o el de Jesús y Pablo?