Me supera este saber admirable, tan elevado que no puedo entenderlo. (Salmo 139:6)


Esta es la conclusión de David al pensar en Dios. Lo intenta, lo intenta, pero no lo logra. Su mente llega un momento que no puede más, que a pesar de todo el esfuerzo, siente como el Señor se escapa y no puede ser contenido. La afirmación del salmista es una declaración doble, acerca de Dios -incontenible, inabarcable, incontrolable, incomprensible- y del ser humano -limitado, totalmente limitado, especialmente limitado en su capacidad de comprensión-.

Pero persistimos, parece ser que necesitamos persistir, que precisamos poder meter al Señor en la pequeña caja de nuestra teología. Versículo por aquí, declaración categórica por allá, apoyo de nuestros autores favoritos por un extremo, retroalimentación constante de los que piensan como nosotros por otro y ¡Ya está! Dios en la caja, lo conseguimos; ahora todo cuadra, ahora todo es seguridad.

Pero ¿Realmente ya está? ¿Es ese el resultado que esperábamos? ¿Es ese el Dios que queremos? Es posible que sea el que necesitamos, pero no es el auténtico y verdadero Dios, no es el de David, no es el que yo quiero. Personalmente opto por un Señor que no puede ser enmarcado en ninguna de mis pequeñas teologías. 

 



Me supera este saber admirable, tan elevado que no puedo entenderlo. (Salmo 139:6)


Esta es la conclusión de David al pensar en Dios. Lo intenta, lo intenta, pero no lo logra. Su mente llega un momento que no puede más, que a pesar de todo el esfuerzo, siente como el Señor se escapa y no puede ser contenido. La afirmación del salmista es una declaración doble, acerca de Dios -incontenible, inabarcable, incontrolable, incomprensible- y del ser humano -limitado, totalmente limitado, especialmente limitado en su capacidad de comprensión-.

Pero persistimos, parece ser que necesitamos persistir, que precisamos poder meter al Señor en la pequeña caja de nuestra teología. Versículo por aquí, declaración categórica por allá, apoyo de nuestros autores favoritos por un extremo, retroalimentación constante de los que piensan como nosotros por otro y ¡Ya está! Dios en la caja, lo conseguimos; ahora todo cuadra, ahora todo es seguridad.

Pero ¿Realmente ya está? ¿Es ese el resultado que esperábamos? ¿Es ese el Dios que queremos? Es posible que sea el que necesitamos, pero no es el auténtico y verdadero Dios, no es el de David, no es el que yo quiero. Personalmente opto por un Señor que no puede ser enmarcado en ninguna de mis pequeñas teologías. 

 



Me supera este saber admirable, tan elevado que no puedo entenderlo. (Salmo 139:6)


Esta es la conclusión de David al pensar en Dios. Lo intenta, lo intenta, pero no lo logra. Su mente llega un momento que no puede más, que a pesar de todo el esfuerzo, siente como el Señor se escapa y no puede ser contenido. La afirmación del salmista es una declaración doble, acerca de Dios -incontenible, inabarcable, incontrolable, incomprensible- y del ser humano -limitado, totalmente limitado, especialmente limitado en su capacidad de comprensión-.

Pero persistimos, parece ser que necesitamos persistir, que precisamos poder meter al Señor en la pequeña caja de nuestra teología. Versículo por aquí, declaración categórica por allá, apoyo de nuestros autores favoritos por un extremo, retroalimentación constante de los que piensan como nosotros por otro y ¡Ya está! Dios en la caja, lo conseguimos; ahora todo cuadra, ahora todo es seguridad.

Pero ¿Realmente ya está? ¿Es ese el resultado que esperábamos? ¿Es ese el Dios que queremos? Es posible que sea el que necesitamos, pero no es el auténtico y verdadero Dios, no es el de David, no es el que yo quiero. Personalmente opto por un Señor que no puede ser enmarcado en ninguna de mis pequeñas teologías.